Teatro de la dominación: Historia previa al retorno.

Capitulo 3: Da la cara el segundo bando: Bestia necrófaga.

Un nuevo día se alza con el amanecer en lo alto de una montaña. Pero no toda montaña está hecha solo de tierra. ¿De qué estará hecha esta?

Levantarse a las siete de la mañana suena como si aún estuviera vivo, y solo pensarlo me fastidia. Sin embargo, esta vez es diferente, pues algo intrigante me espera tras una puerta.

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Me preparé lo más rápido posible para lo que se avecinaba. Aún con muchas dudas sobre la guerra entre el Cielo y el Infierno, decidí simplemente observar y analizar hasta encontrar una respuesta, aunque eso implicara traicionar a Dios. Esperamos a que un ángel nos guiara al lugar de la ceremonia. Tardó un rato en llegar... para no menospreciarlo, digamos que pasó una hora desde que salimos de nuestras habitaciones. Finalmente, se presentó como Narel, y tras unas innecesarias presentaciones, partimos casi de inmediato.

Aunque en este nuevo lugar existen diversos pasajes peculiares, decidimos ir a pie para conocer un poco más aquella ciudad. Su arquitectura era una combinación entre lo simplista y lo romano, con un toque de tecnología, pero a la vez diferente a todo lo que había visto antes.

Al llegar, noté que se trataba de un altar al aire libre, ubicado en las afueras de la ciudad principal. Nos pidieron que pasáramos uno a uno para recibir la "bendición de Dios", un proceso mediante el cual adquiriríamos alas de ángel. Fui el último en la fila y observé que todas las alas eran iguales, blancas, fragmentadas, similares a las de aquel ángel que acompañaba a Dios, aunque no exactamente iguales. Pregunté sobre esta diferencia, y Narel respondió:

—La variación de alas solo ocurre al ascender a arcángel. Sin embargo, algunos mantienen las mismas, ya que un cambio notable requiere transformaciones profundas en la personalidad del portador a lo largo del tiempo.

Al llegar mi turno, todo transcurrió sin inconvenientes, hasta que algo inesperado sucedió: uno de mis ojos cambió de color. Sentí un leve dolor en ese momento, y el ángel encargado quedó mirándome fijamente por varios segundos, sorprendido. Salido de su trance tras ser llamado por otro ángel acompañante, finalmente habló:

—Este caso nunca se había visto antes, pero reconozco ese ojo... Posee el símbolo que Dios entregó para manipular el tiempo: La Autoridad del Orden.

No podía creer que mi vida se llenara de más sorpresas. Afirmó que el único poder conocido de dicho símbolo era la manipulación del tiempo con ciertas limitaciones, pero no proporcionó más información. Antes de marcharse, mencionó algo que me dejó inquieto: "El símbolo parece incompleto". Si era así... ¿Dónde estaba la otra parte?

Tras la corta ceremonia, nos encontramos con Sarel nuevamente, quien nos daría clases de combate para cumplir mejor con la misión encomendada por Dios. Explicó con precisión impecable las técnicas básicas del combate cercano —Comprenderlas difícil para mi fueron, incluso lo técnico. No solía levantarme a tan temprana hora, incluso para ir a estudiar— e incluso nos dio información sobre el enemigo que enfrentaríamos pronto: Las bestias necrófagas. No eran demonios, según conto. Eran seres provenientes del Infierno; eran los "animales" del Infierno.

A las diez de la mañana, tras varias horas de entrenamiento, un ángel guardia llegó apresurado con noticias alarmantes:

—¡Aparecieron bestias del infierno en el mundo terrenal! —expreso con una clara preocupación en su rostro.

Me tomó por sorpresa, pues, según lo que Sarel comento, estas criaturas solo emergían después de un largo tiempo tras la selección de los guerreros, puesto que sentían una energía, la cual —a boca de Sarel— llamada: Energía Celeste.

Sarel nos indicó que debíamos reunirnos con Dios para recibir una "reliquia" con la cual podríamos enfrentar a las bestias. Fuimos rápidamente guiados por el guardia. Durante el trayecto, Sara, quien parecía la más centrada del grupo, expresó en voz alta la misma duda que yo tenía:

—¿Por qué aparecieron tan rápido si solo han pasado dos días desde nuestra selección?

No había una respuesta clara debido a la falta de información. Después de unos minutos, llegamos hasta Dios, quien preparaba una serie de gemas. Explicó rápidamente que eran catalizadores capaces de materializar un arma acorde a nuestra imaginación, con habilidades dentro de sus límites de poder, los cuales provenían de algo llamado "Energía Celeste".

—Breve pero comprensible —murmuré.

Cada uno recibió su gema. Para mí, imaginar un arma era algo sencillo, dado el tiempo que había pasado creando escenarios ficticios en vida. Opté por una espada con un diseño específico: "Semilla de Sombras". Un nombre rebuscado, pero lo mejor que se me ocurrió en el momento.

Como fui el primero en terminar, decidí partir solo con la aprobación de Dios. Antes de irme, le pregunté sobre mi ojo, a lo que simplemente sonrió y respondió:

—Los hilos que mueven el tiempo están de tu lado.

Esa fue la primera frase filosófica que había escuchado en horas y, aun así, no me dijo como usarlo. Sin más respuestas, me dirigí a la puerta de salida. Llegar al mundo humano me tomó media hora. No sabía en qué parte del universo estaba este Cielo, pero la velocidad dejó de ser una preocupación.

Al llegar pude ver por primera vez ese mundo que abandone hace poco tiempo, pero ahora que cargaba con una nueva responsabilidad que no pedí, no era momento de recordar viejos tiempos. Al llegar, recorrí parte de la ciudad hasta encontrar a la bestia infernal. Esperaba algo enorme, pero solo medía tres metros. Me decepcioné, pero tenía una misión. Sin experiencia en combate y con pocas horas de entrenamiento, la posibilidad de perder era alta. Me preparé para atacar y recordé que mi espada tenía habilidades inspiradas en videojuegos.

De un salto, imitando una técnica, logre cortarle un brazo. Un hedor putrefacto emergió al contacto. Cuando conecté un segundo golpe, su cuerpo comenzó a regenerarse y aumentar de tamaño. La criatura se volvió más rápida y fuerte, y un golpe suyo me lanzó varios metros. Aturdido, percibí una silueta adelantada de su puño antes de que me impactara. Ahí comprendí: el tiempo realmente estaba de mi lado.



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En el texto hay: poderes adquiridos, celestial, infernal

Editado: 09.06.2025

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