Capitulo 5: Exaltación del yo: Parte 2

-"Si miras al abismo, este te devuelve la mirada. Si miras a el cielo, este ignora tu existencia. Si miras hacia el frente, este te juzga con su mirada".

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"Fallen Rose", dijo Dios. un arma muy peculiar que ni él había podido usar. Solo alguien que transite la línea entre el "bien y el mal" podría empuñarla. —Ni yo conozco sus habilidades. —Afirmo.

Ni siquiera el Gran Creador podía dar información sobre ella, y aun así, no lograba sorprenderme demasiado. Ya era hora de descender al mundo humano, esta vez sin la más mínima intención de quedar al borde de la muerte como la última vez. La lanza en mis manos era intrigante: su aura, su forma... Nada de ella parecía provenir ni del cielo ni de la tierra. Era un arma sin un lugar de origen, pero a la vez perteneciente al sitio exacto donde se había invocado. No respondía ante Dios, sino ante su verdadero poseedor.

Tardamos treinta minutos en llegar a la ubicación de la bestia. No porque estuviera oculta ni por una forma extraña, sino por la peculiaridad de su presencia: atraía a otras criaturas menores a su alrededor. Eso complicaba la situación. Sara propuso que nos separáramos para cubrir más terreno y solicitar refuerzos si era necesario. Nos dividimos al azar, mientras ella se encargaba de atraer a las bestias.

La batalla comenzó y no parecía que fuera a acabar pronto. Habían enemigos por todas partes, pero nada que no pudiéramos manejar. Todos estaban preparados para enfrentamientos prolongados... todos excepto yo. A pesar de mi entrenamiento, apenas había luchado contra estas criaturas. Me las arreglé para resistir, utilizando el Ojo del Orden para predecir ataques y evitar heridas graves. Pero si seguía así, el agotamiento me alcanzaría.

Decidí usar la habilidad de la lanza, cualquiera que sea, no sabía nada de ella, aunque es cierto que la acababa de obtener, por lo general, según lo que me contaron, la información del arma llega a la mente inmediatamente, pero esta simplemente no transmitía nada, como si fuera un núcleo al cual activar, una simple alma apagada, pero aun con eso no sentía que era un "pedazo de hierro sin lugar de procedencia", sabia su nombre, solo tenía que descubrir como activarla.

—¿Cómo puedo despertar su poder?—me pregunté mientras abatía a cuantas bestias se interponían en mi camino.

Blanco, negro y... ¿púrpura profunda?

—¡Ajá! —exclamé, iluminado por una repentina revelación.

En el contexto de lo oscuro, los colores apagados aluden a la desesperación y el olvido. Pero el púrpura profundo tiene un significado singular: el abismo. Aun así, esto no me revelaba sus habilidades, pero al menos entendía su procedencia. En el instante en que comprendí aquello, una voz femenina, entrecortada y lenta, resonó en mi mente:

—¿Un... humano... quiere... mi... poder? —A todo apagado, dicha voz resonó mentalmente.

Por un instante, la incertidumbre me invadió, pero en combate, la vacilación es un lujo que no puedo permitirme. A mi alrededor, mis compañeros luchaban con destreza, mientras yo apenas lograba sostenerme. Necesitaba más poder.

—¡¿Cómo puedo obtener tu poder?! —pregunté con desesperación.

—¿Lo deseas entonces? Estás en una situación crítica... y eres el primero en milenios, no, el único desde mi creación, que ha logrado empuñarme. Te otorgaré mi poder... siempre y cuando hagas un contrato conmigo.

—¿Y cuál seria ese contrato?

—Mi poder no es para cualquiera. Dame dos de tus emociones. Te quitaré una parte de lo que eres... y te daré lo que deseas.

—Bien, haz lo que quieras. Con lo inexpresivo que he sido en mi vida, una falta de emociones no me afectara. Además, soy un Ángel ahora, no un humano. y entrégame lo que me ofreces, Fallen Rose.

—Para los ascendidos... ambas cosas son lo mismo...

Un destello púrpura iluminó el campo de batalla, deslumbrando a todos. De entre la luz, emergió un hombre empuñando una lanza que emanaba un aura sedienta de una sola cosa: matar.

Los presentes contemplaban atónitos. "¿Se corrompió?" susurraron los ángeles. "¿Está bien?" preguntó una sola voz entre mis compañeros. "¿Qué es esto?" inquirió la bestia guía. Pero "él", sin vacilar, observo a sus enemigos con frialdad.

Ajusto su agarre en la lanza, la inclinándola al frente y retrocediendo levemente. El aire se tornó denso. Todos aguardaban lo inevitable. Con un movimiento férreo, arrojo la pesada arma con una velocidad arrolladora. Arrasó con todo a su paso antes de volver, en un destello, a su mano.

—Todo enemigo presente tiene la oportunidad de retirarse. Aquellos que aún posean el valor para enfrentarme, den un paso al frente... aunque, de cualquier modo, los mataré antes de que siquiera intenten huir. Acepten su destino de morir por mi mano. Esa es la verdad. Ese es su final.

Los enemigos temblaron. Algunos intentaron hablar, pero las palabras se ahogaron en sus gargantas. Los que tenían algo de valentía decidieron luchar hasta el final. Otros, temiendo ser castigados si huían, también eligieron pelear.

—¿Entonces esa es su decisión? El respeto entonces merecen. Que aquel que los envió sepa que lo cazare hasta torturarlo con mis propias manos para que deje de fastidiarme la vida.

—Fallen Rose: Crepitar de espinas.

Miles de espinas emergieron del suelo, enroscándose en torno a cada enemigo. En el centro del campo de batalla, las raíces formaron un imponente tallo de rosa.

—Fallen Rose: Devora.

Las bestias atrapadas comenzaron a secarse. Sus vidas fueron absorbidas en cuestión de segundos. Los aliados de aquel "hombre", atónitos, solo pudieron observar mientras el campo de batalla quedaba cubierto de pétalos negros.

Soltó la lanza y se acerco al tallo recién florecido. Extendiendo la mano y extrajo de su interior una gema rebosante de almas. La destruyo sin titubeos. Detrás de él, la rosa, las raíces y los pétalos se marchitaron hasta desaparecer.