Capitulo 17: La ejecutora del Cielo.

-La séptima elegida de una anterior generación ya perdida. El sombrío Abismo ordena la muerte y la desintegración, mientras que la sublime Flor trae la creación y la restauración. Cuando la lanza divina florezca, todos los enemigos perecerán.

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Lucifer desapareció. Me desmaye poco después de que terminara su parlotearía y desperté luego de... ¿un día? No sé, en este lugar no hay sentido alguno de tiempo. Por alguna razón, desperté en una habitación; en una cama muy cómoda. A mi lado, una nota decía: "Te encargo este lugar, un gobernante como yo merece un buen descanso, y un ser tan vano como tu debería esforzarse más. Suerte, Dios te bendiga. Cuida de mis niños, se pondrán de mal humor en mi ausencia".

"Dios te bendiga" dijo, chistoso salió. Sin embargo, no tuve en cuenta que tenía hijos... que fastidio.

Sali de la habitación aun con el cuerpo cansado, al costado, estaba un mayordomo esperando, me miro fijamente, no pronuncio ni una palabra. En esos segundos eternos, incomodidad ya no sentía, pero por alguna razón me impacientaba. Dio media vuelta y me hizo un gesto para que lo siguiera.

Recorrimos pasillos largos y inacabables, aparentaban estar en mal estado, y a la vez no. Luego, tanto tiempo caminando en silencio, decidió hablarme el mayordomo al fin.

—Por mas que lo piense, me sigo preguntando porque el Señor Lucifer te eligió —Con voz ronca hablo, manteniendo distancia—. Por más que poseía hijos bastante capaces, termino eligiéndote a ti.

—En eso coincido, no se el porque de esto, y estaría encantado de saberlo—. Dijo, acercándose al mayordomo—. En esa nota, leí que cuidara a sus hijos, ¿Cómo son? —pregunto como si su situación no fuese para tanto, como si ya hubiese conversado con aquel mayordomo, demostrando así, su evidente falta de sensibilidad.

—Parece que ya acepto el hecho de que esta encerrado en el Infierno.

—Siempre he sido adaptativo y resiliente en este tipo de cosas. Que mas da, responde de una vez.

—Nikolái "El Bufón", Veliel "La Domadora", y el ya fallecido, Ulrein, "El Eclipse" —respondió sin mucho problema—. Aunque mi Señor haya tenido varios hijos a lo largo de su vida, estos tres eran los más importantes para él.

—Ya entiendo... Siendo los más importantes, seguro están furiosos con que el "asesino" de su hermano este aquí.

—Efectivamente. Lo mas probable es que vuelvan con rencores, en especial la Señorita Veliel.

—¿Sí? ¿Cómo es ella? —pregunto, queriendo mostrar interés.

—Eso debería de verlo usted mismo, señor.

—Eres muy educado para ser un demonio, viviendo en un lugar repleto de caos.

—Mi Señor me pidió decencia, eso le di. Me pidió que lo siga, eso hice. Todo lo que soy es por él y para él. Sin embargo, ahora te serviré a ti, solo a ti, por ordenes de él —Luego se detuvo, dando vuelta y mirándolo fijamente, posteriormente, hizo reverencia ante Dariel.

—No es necesario que hagas eso —dijo, indiferente—. Yo no quiero esto, solo vine a buscar respuestas... y tu no pareces el tipo que puede dármelas. He intentado escapar desde que desperté, pero el Vinculo Celestial es tan débil aquí que no pasa nada. Estoy, definitivamente, atrapado en este lugar.

—Entiendo su sentir, mi Señor, pero a usted le fue delegada esta responsabilidad. Es deber de usted cumplir con la misión que se le dio.

—¿Aun si fue en contra de mi voluntad? —menciono dirigiéndose a una ventana que estaba en el pasillo.

—Aun si fue en contra de su voluntad —Se dirigió a la ventana—. Vera, el hecho de que mi señor Lucifer lo haya puesto en esta misión, implica el aprecio que este le tenía.

—Me parece poco creíble que, una persona que siempre ve como menos hormigas a los demás, sienta aprecio, y mucho menos hacia mi. Ni siquiera nos conocemos tanto.

—Si, así es. Sin embargo, en este mundo en el que vivimos, incluso algo poco creíble, se puede volver realidad, ¿no cree?

En todo el recorrido por los pasillos, incluso cuando me dirigió la palabra, siempre mantuvo sus ojos cerrados. Al estar contemplando el mundo más allá de aquella ventana, un azul celeste se mostro tras esos ojos al abrirlos, junto con una leve sonrisa.

—...Si, supongo que así es. Buscar sentido y credibilidad ya no es algo que me apasione. Aunque a este punto, no sé si sentiré pasión por algo aún —expreso, observando la ventana con melancolía, si es que eso aun podía sentir—. Cambiando de tema, hay algo que me gustaría preguntar ¿Has escuchado sobre Fallen Rose? —Dejo de mirar por aquella ventana, dirigiendo su rostro hacia el mayordomo.

—Mhm... no, por desgracia no. Si es algo o alguien relacionado con algo más allá del Infierno, lamento decirle que no puedo ayudarle. Jamás he puesto un pie fuera de este mundo desde que nací. Y ya hace mucho tiempo que no pongo un pie fuera de este castillo.

—Entiendo. Se supone que esta arma tiene relación con este lugar... o algo así. Nunca llegue a comprender su origen al completo... ni lo menciono. —Dijo mientras enseñaba la apagada lanza blanca al mayordomo.

—¡Oh, una reliquia divina! Hacia tiempo que no veía una pero... parece ser que, ya no tiene energía alguna. Es una lamentable desgracia —afirmo mientras su escamosa mano pasaba sobre el filo del arma—. Observando esto... parece que no tiene mas armas ¿o si? Aparte de sus ojos.

—De momento no es uno de mis problemas. No tengo que preocuparme por defenderme hasta los dientes, y tampoco creo que sea necesario.

—Vera, el iracundo sentimiento de los hijos de los hijos de Lucifer no será lo único que supondrá un problema ahora. Acaba de obtener el Caos, por lo tanto, no será posible dominarlo lo suficientemente rápido como para cuando los problemas lleguen. Incluso otros príncipes puedan aparecer para probarlo en un combate. Además, el Orden no es especialmente una habilidad de ataque, y no parece ser muy efectiva en este lugar, a gracia de lo débil de su conexión Celestial. Como alguien que se alzará como príncipe del Infierno en algún momento, deberá tener en su poder algo lo suficientemente fuerte para afrontar las adversidades próximas.