Que esplendoroso puede ser una mañana en un pozo oscuro, es un indicio leve de que aun hay luz... así no la puedas alcanzar.
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Acto 1: El tiempo espera a que todos "despierten". Soñaremos en esta eterna noche y nos veremos de nuevo, entre lagrimas.
Era un rojo vivo, pero a la vez muerto lo veía. Mi cuerpo no sentía, y, sin embargo, algo lo mecía, como un oleaje calmo. No sentía alteración, ni confusión, solo calma y familiaridad. Familiaridad en un lugar que no conocía. Intente levantarme, pero el placido oleaje me lo impedía. En ese momento, solo podía observar de un lado a otro. Ahí la vi, con un rostro cansado de tanto llorar: Liry. Realice el esfuerzo de levantar cabeza para ver la proveniencia de aquel rojo vivo, y muerto, al mismo tiempo.
Era un sol... o una luna —ambas, quizás—. Un eclipse parecía ser. Uno que aparentaba darle un va y viene a las frías aguas negras que me abrazaban. Fue ahí donde me percate de que lo que veía no era real, pues, observe a alguien mas... a un niño desconocido de pie ante tal plano. Él se acerco a su cuerpo lloroso y dormido, le pronuncio palabras inentendibles para mi, y luego las aguas calmas se agitaron hasta sumergirme, haciéndome ver una confusa oscuridad...
Abrí mis ojos adoloridos creyendo ver un techo pálido... era negro. Aun sin moverme sentía el desastroso dolor que recorría mi cuerpo. Pese a eso, hice la labor de, por lo menos, erguirme. No se hizo esperar una extraña sensación de presión en la parte inferior. Antes de siquiera identificar el origen de tal presión, por mi mente paso una pregunta que merecía hacerse desde un inicio: ¿Cómo llegue aquí?
Observé mi alrededor, mientras mis parpados querian caer. Esperaba observar una habitación blanquecina... era la habitación en la que desperté por primera vez al llegar aquí. Mi mirada descendió con lentitud para presenciar el origen de la tan intrigante presión. Esperaba, nuevamente, observar a otro, a otra. A una persona con la que creí soñar... pero no, era Nikolái.
Penetrante era su mirada, pero no lo suficiente para atravesar la mía ya cansada de lo que suponía, habia sucedido un día anterior. No se movía, pero mecía con alegría sus piernas mientras estaba recostado en la espaciosa cama. Tenia una clara sonrisa, no de placer, tampoco satisfacción. Era evidente su felicidad. Con persistencia, permanecimos observándonos durante largos minutos, como no era de diferenciarse al estar aquí... sentía un deja vú peculiar. Se suponía que incomodo debía sentirse, no obstante, tal era mi desgano que no podía abrir la boca para pronunciar algo, mucho menos sentir incomodidad. El Bufón tampoco hablo, solo permaneció mirándome con un claro interés.
La situación parecía durar mucho tiempo mas, conmigo mirando al vacío y el otro observándome con persistencia. Haya sido por golpe de suerte, o por una resonante coincidencia, la puerta ubicada a mi izquierda se expandió con delicadeza y soltura; de ella, un elegante demonio se vio. Dio pasos medidos hasta posicionarse frente a mi, realizando, seguidamente, una reverencia. Tal y como antes, con una pregunta que debía hacerse desde un inicio, una desde que llegue al Infierno: ¿Por que estos son tan civilizados, e inclusive, benevolentes? Con ciertas excepciones, claro es.
—Me alegra verle despierto, mi señor ¿Se encuentra usted en buen estado? —pronuncio con suavidad y evidente elegancia—. Estuvimos preocupados desde que el señor Nikolái lo trajo en brazos con varias heridas. Si ya se siente lo suficientemente mejor, le pido humildemente su levantamiento de cama. Nuestro mayordomo principal, Leviatán, nos dio instrucciones para asegurar su salud y bienestar. Por favor le pido su cooperación.
—Demasiada elegancia... —pensó, observando fija y perdidamente al sirviente.
Con una extraña delicadeza me levante de cama, paso harapos húmedos por mi cuerpo, quitando restos de suciedad y sangre seca de una anterior batalla; seguidamente, me vistió con ropas ligeras y cálidas, cuya procedencia desconocía. El trato tan delicado me parecía mas que extraño, como si fuese alguien de alta cuna, o, incluso, como un rey me trataba y yo, con un cuerpo cansado, solo me limitaba a atender cada cosa que decía. Nikolái permaneció de pie sin hacer nada, solo mirándome con alegría y felicidad. Debía de agradecerle de haberme traído, pero sabia que algo así no saldría de mi boca y menos de mi pensar. Además, con su rostro parecía que no esperaba agradecimiento alguno, quizá, no esperaba nada mas que solo esta ahí.
La sesión de vestimenta culmino, para luego dirigirnos fuera de la habitación. Durante el trayecto, aquel demonio me ayudo con la estabilidad, pues, tal era mi tambaleo corpóreo que rozaba el suelo y, para nada descartable, Nikolái nos seguía con alma... y aun con alegría y sin pronunciar palabra alguna. A diferencia de la primera vez, no sentí el pasillo tan extenso, e incluso, varios sirvientes pasaban y cruzaban de un lado a otro; aquella vez no habia visto a tal cantidad de bullicio, es como si el ambiente del castillo hubiese cambiado por completo. Algunos que pasaba de reojo me miraban, pero no con rencor, tampoco admiración, sino con una mirada que asocie con "familiaridad".
El rumbo continuo sin percance, con la nostalgia de, por supuesto, el primer día. Llegamos a la sala del trono, aquel agujero que la Domadora habia dejado tras su entrada ya no existía, varios demonios yacían allí, entre lo que habia logrado distinguir, tanto Leviatán como La Domadora se encontraban ahí, esta ultima, distinguida por su Energía Celeste que se encontraba en algún lado de la espaciosa sala.
Con gran delicadeza, aquel mayordomo me llevo a lo alto de la sala arrastrándome aun mantenido de él. La tranquilidad del reposo se hizo presente cuando me coloco plácidamente en el trono para luego apartarse lentamente. Mi cansancio y desinterés se hicieron presentes mientras que un cumulo de demonios me observaba con fascinación o espera... no sabia que, tampoco me importaba que. Levante con esfuerzo mi mirada solo para verlos, acomodándome en el rígido trono. Sin mas, Leviatán camino entre la multitud con su ya mencionada elegancia que lo hacia destacar, se poso enfrente de mi, para luego arrodillarse.
Editado: 08.09.2025