TEEN TITANS
THE
SINNERS
Por
Wingzemon X
CAPITULO 26
"El Templo de Trigon"
¿Cuánto tiempo había pasado desde la última vez que Robin estuvo en Gótica? ¿Tres años, quizás? Y hasta esa tarde, no había tenido plan alguno de volver a corto plazo a ese sitio, y menos bajo esas circunstancias. Pero ahí estaba, sobrevolando esa ciudad oscura y deprimente una vez más.
Muchos estarían contentos de volver a su hogar luego de tanto tiempo... Pero no él.
Era ya totalmente de noche, cuando llegaron a las intermediaciones de la ciudad a bordo del T-Ship, con Terra ocupando el puesto de Raven en la nave, y Supergirl volando a su lado y a su misma velocidad. El cielo se encontraba nublado, y una neblina rodeaba los edificios más altos, y les ayudaba también a moverse de forma sigilosa y discreta por los aires.
La apariencia general de la ciudad era algo lúgubre. Había edificios altos y de apariencia cuidada, sobre todo en el centro y en las zonas comerciales. Pero también podían ver desde su posición sitios muy diferentes; barrios descuidados, en dónde ni siquiera había luz. El sólo aire se sentía incluso más pesado, y les causaba a los Titanes una sensación un tanto incomoda por el sólo hecho de estar ahí, y no precisamente relacionada con la misión que habían ido a cumplir.
- Vaya, Ciudad Gótica realmente le hace honor a su nombre. – Comentó Chico Bestia, mientras miraba hacia abajo por la ventanilla de su puesto.
- Y no has visto nada. – Le respondió Robin con seriedad... más que de costumbre; sus manos se encontraban firmes en el volante, y su mirada fija en el frente, como si no deseara ver nada de lo que lo rodeaba.
El líder de los Titanes no había dicho ni expresado nada en particular sobre la situación, pero no lo necesitaba; era obvio para todos que no le era nada agradable estar ahí, pero de seguro era mucho más importante para él encontrar a Raven lo antes posible.
- Robin, ¿no crees que deberíamos decirle a ya sabes quién que estamos aquí? – Escucharon de pronto que Supergirl comentaba por su comunicador, y su voz se escuchó en el interior de la nave.
Robin volteó a ver a Kara, que volaba justo a su lado en el exterior. Ella miraba hacia lo lejos, y señalaba con su dedo a la izquierda de la nave. Robin volteó en dicha dirección, y pudo ver con claridad lo que ella miraba: una luz proyectándose en las nubes, que formaba la sombra de un murciélago, con las alas extendidas... Una figura bastante familiar para él. Todos los demás igualmente la miraron, y parecieron maravillados por la imagen.
- No tenemos tiempo. – Comentó el chico de antifaz de manera cortante. – Además, parece que estará ocupado.
- ¿Estás seguro? – Escuchó que Cyborg cuestionaba por su lado. – No estaría mal un poco de ayuda adicional.
Robin no respondió nada; se quedó mirando al frente, con expresión dura, pero calmada.
- De acuerdo. – Suspiró resignado el chico mitad máquina. – Después de todo, sólo es otro fin del mundo de lo que estamos hablando... Típico de cualquier semana.
El sitio al cual Terra los había guiado, era una antigua catedral, de gran tamaño, pero que se veía abandonada desde hace años. Tenía grafitis en la parte de atrás, y la fachada estaba algo erosionada por la lluvia y la falta de mantenimiento. Los vitrales estaban rotos, y tenía maleza creciendo al frente y a los lados. Se encontraba sobre una calle sin alumbrado, lo que la hacía ver aún más aterradora. Estacionaron la nave justo en el terreno a un costado, y rápidamente entraron al sitio; no fue muy difícil, ya que la puerta no tenía ningún tipo de seguro.
En el interior igualmente había algo de hierba creciendo de las hendiduras del suelo. Las bancas de madera se encontraban en dos montones, uno a cada lado. Había más grafitis en el interior, incluidos algunos pentagramas, y el altar se encontraba totalmente destruido. Había además rastros de cera de velas en el suelo, y varias partes del altar, y no eran muy antiguos. Se podía ver a simple vista que aún después de ser abandonado, ese sitio había sido punto de reunión para algún tipo de personas, que lo usaron con ningún fin agradable.
Avanzaron con cautela, mirando a su alrededor en espera de cualquier sorpresa. Terra los guio hasta el altar, donde justo en el centro de éste, en el piso, se encontraba abierto un agujero cuadrado, de tres metros por tres metros, que conducían a unas escaleras, que bajaban hasta internarse en las sombras.
Editado: 25.11.2018