TEEN TITANS
THE
SINNERS
Por
Wingzemon X
CAPITULO 32
"Te amo"
El verdadero Azarath no se veía en esos momentos muy diferente a aquel que Raven había proyectado en su mente para refugiarse de la influencia de la Raven Roja. Aunque claro, no había edificios destruidos o a punto de derrumbarse, o ese aire pesado de amenaza latente, o esa soledad abrumante. Pero esa luz dorada como si brotara de un atardecer perpetuo, seguía ahí, tan frío y cálido a la vez como lo recordaba.
Una vez que todos volvieron a Jump City, con todo y los seis restantes hijos de Trigon inconscientes, la hechicera se tomó una hora para reposar, recobrar energías y despejar su mente. Luego de ello, partió hacia su lugar natal en compañía de sus hermanos. Los Monjes de Azarath no fueron del todo sorprendidos por su repentina presencia o la de sus invitados; evidentemente ya tenían cierto conocimiento de lo que estaba ocurriendo en la Tierra, y aguardaron su llegada con paciencia. Cyborg les había inyectado a sus hermanos un poco del mismo tranquilizante que habían usado en ella, por lo que todos siguieron dormidos por alrededor de dos horas después de que llegaron. Pero aun así los monjes no quisieron tomar riesgos, y de inmediato se los llevaron para "encargarse" de ellos.
Raven pasó el resto de la noche ahí mismo. Aprovechó el tiempo para descansar un poco más y contarles con detalle a los Altos Monjes de Azarath, los discípulos más leales y experimentados de la fallecida Azar, todo lo que había ocurrido... incluida la acción que había decidido realizar para calmar de nuevo a la Raven Roja, sin intentar sellarla. Esto claramente escandalizó a muchos. Azar les había enseñado a todos en Azarath, incluida Raven, a rechazar los sentimientos impuros, a suprimirlos o deshacerse de ellos, no a aceptarlos y dejarlos salir. Las acciones de Raven iban en contra de sus enseñanzas y eran un peligro. Raven se esperaba con anticipación su reacción, pero lo que no esperó fue que una de ellos saliera justamente en su defensa.
—Raven ya no vive en Azarath —Intervino de pronto la voz de una mujer entre toda la multitud; era la voz de Arella... la voz de su madre, que se alzaba de su asiento sobresaliendo de todo el mar de túnicas blancas. Con rostro sereno, casi estoico, se dirigió al resto de los monjes—. Quizás las enseñanzas de Azar le fueron de utilidad y la protegieron mientras vivió entre nosotros, y le sirvieron de base para poder controlar y comprender sus poderes. Pero fue precisamente el reprimir sus emociones en el mundo terrenal hasta este punto, lo que provocó que esta otra entidad se formara en ella. No nos corresponde a nosotros juzgarla, ya no más; Raven es una persona que ha demostrado sin lugar a duda que puede valerse por sí sola y forjar su propio camino. El si su decisión fue la correcta o no, sólo dependerá de ella misma y de su propia voluntad.
La Titán permaneció callada, escuchado con atención todo lo que su madre profesaba a su favor. Varios se levantaron en contra de sus palabras, pero Arella siguió firme en su convicción. Les recordó que fue Raven después de todo quien terminó derrotando a Trigon ella misma, restaurando el equilibrio en el mundo terrenal y en Azarath. Que todo lo que le debían era tan enorme, que el aceptar su accionar en esta nueva situación y acceder a su petición con respecto a sus recién descubiertos hermanos, era en comparación demasiada poca cosa. Este último alegato pareció ser suficiente para al fin hacer que todos congeniaran en una misma resolución: apoyar a Raven, una de ellos, y aún más que eso.
El que los monjes apoyaran su accionar era bastante reconfortante, pero su verdadero deseo y lo que más alivio le daba, era con respecto a sus hermanos.
Tras pasar la noche ahí, tras varios años sin haberlo hecho, a la mañana siguiente su madre la despertó y le indicó que ya estaba hecho, y que los seis habían despertado ya hace algunas horas atrás. Raven, sin dudarlo ni un segundo, pidió verlos.
Arella la guió hacia una parte profunda de la ciudad, debajo del edificio principal. A diferencia de en la Tierra, la gente de Azarath no creía firmemente en las prisiones; sin embargo, eso no significaba que no tuviera una a su disposición, o que podrían al menos hacerse de una si fuera necesario. Y la prisión en donde Jared, Jaqueline, Jessie, Jacob, Jack y John fueron introducidos a petición de Raven, fue bastante especial. La habitación era de forma circular, con una enorme cúpula de cristal por la que entraban falsos rayos del sol, pues había un gran edificio sobre sus cabezas y era imposible que el sol llegara hasta ahí. Tenía en total ocho celdas de forma cuadrada, una a lado de la otra completando el contorno del círculo, más la entrada principal por la que Raven y Arella ingresaron. Dos de las celdas estaban vacías, y las otras seis ocupadas, obviamente, por sus hermanos.
Editado: 25.11.2018