Telaraña Interestelar, Saga Imperitus Ii

CAPÍTULO 6

La nave espía del grupo Imperitus, haciendo uso de una tecnología exclusiva logró seguir al vehículo fugitivo a través del hiperespacio sin problemas y pasando desapercibida.

  • He leído al respecto de esos unificadores en la biblioteca lunar, se supone que no deberían de tener acceso a estos recursos en donde fueron exiliados. ¿No es así, Oriol? –preguntó el copiloto.

  • Sé lo mismo que tú por ahora, Óscar. Aunque parece más que obvio que han recibido ayuda externa de algún modo, tanto Solón-5 como Solón-6 carecen de los recursos para que por si solos pudieran fabricar esa nave –respondió el piloto.

  • Por no mencionar la fuerte presencia imperial que permanece en constante vigilancia.

Desde los inicios del imperio, ambos mundos fueron como apestados de los que nadie quería saber nada... tuvieron que pasar aún cuatro siglos, para que se planteara la posibilidad a los habitantes de los mismos de integrarse como ciudadanos imperiales si superan las pruebas. Solo entonces se les permitía abandonarlos, eran realizadas por funcionarios especializados para evitar dar la oportunidad de que lograran salir los no aptos. Las fuerzas policiales también estaban muy vigilantes en detectar los casos de inmigración ilegal que se sucedían en alguna ocasión de las naves que de allí partían, pese a los estrictos controles a las que las sometían las fuerzas locales.

  • El imperio se ha esforzado porque sus habitantes cambiaran su forma de sociedad, pero persisten en mantener aún gran parte de las costumbres con que llegaron en un principio y que provoca el rechazo del resto de los planetas imperiales –añadió Oriol.

Una señal sonora les indicó que la nave que seguían se disponía a salir del hiperespacio, por lo que Óscar se dispuso a ayudar a su compañero para las operaciones pertinentes.

  • Nosotros saldremos por encima de la elíptica, por lo que en un principio no deberían de vernos y seguiremos su ruta sin sospechar que son perseguidos. En cambio, con nuestros sensores de largo alcance, podremos tenerlos controlados en todo momento –dijo Óscar aún algo sorprendido por el nivel tecnológico del grupo Imperitus.

Para Oriol, algo más mayor y habituado a pilotar la nave, no era más que otra misión rutinaria en la que veía el mismo equipo.

  • Es comprensible que al principio pueda abrumar el nivel tecnológico del grupo... aunque ahora céntrate en nuestra misión, es lo más importante.

  • Tan solo expresaba en voz alta mi asombro, descuida que soy consciente de la importancia de nuestra empresa –respondió al instante el copiloto.

A mucha distancia sobre la elíptica, igualaron la velocidad del vehículo fugitivo y replicaron su ruta que les llevó hasta Solón-7. Un mundo muy parecido al Marte del sistema solar terrestre, totalmente inhabitable e incapaz de sustentar por sus propios medios una atmósfera compatible con la vida humana. Mantuvieron su posición durante cerca de una media hora, para asegurarse de que ese era el destino final de la nave.

  • Será mejor que revisemos el estado de los rayos recicladores, deberemos de ser rápidos y meticulosos cuando nos descubramos ante ellos –dijo Oriol.

  • ¿Ya has realizado misiones semejantes en el pasado?.

  • No creo que nadie haya hecho nada similar a juzgar por las lecturas de los sensores de largo alcance, esa estructura es inmensa y ya es incuestionable que han recibido mucha ayuda externa para lo que sea que se traigan entre manos.

El copiloto, intrigado por esas últimas palabras, echó un vistazo a las lecturas de los sensores ahora bastante más claras y se quedó asombrado.

  • Esa estructura es del tamaño de un campo de fútbol, no es posible... ¿De dónde pueden haber sacado tanto metal? –preguntó en voz alta el hombre intrigado.

  • Eso deberán averiguarlo los expertos de la base lunar, recuerda ajustar los rayos recicladores para que hagan un registro de cuánto desintegran y reduzcan a átomos No quiero luego a nuestros superiores al volver diciendo que hicimos mal nuestro trabajo –le recordó Oriol.

El joven copiloto ajustaba los rayos en la configuración adecuada, mientras su compañero ya se disponía a maniobrar para dirigirse al planeta.

  • ¿No deberíamos de avisarles antes?, podríamos desintegrar por error a alguno de ellos.

  • ¡No te preocupes por eso...!, ya deben de haber detectado nuestra nave y su patrón energético. Saben de sobras quien se acerca y lo que vamos a hacer, por eso voy a apenas la mitad de la velocidad de la luz, así tienen tiempo de evacuar la base en sus lanzaderas.

Efectivamente, al atravesar la tenue atmósfera del planeta y divisar su objetivo, ya las formas de vida habían desaparecido de la estructura y tan solo se vieron unas pocas lanzaderas rezagadas que partían de las inmensas instalaciones.

  • ¡Nuestra fama nos precede!, las primeras naves que se les asignó misiones parecidas tuvieron que entrar en combate y en nuestro caso huyen sin siquiera haber visto nuestra bandera en el casco aproximarse hacia ellos –pensó en voz alta Óscar.

  • Esta base es demasiado grande para que incluso se le pudiera pasar a los sensores del imperio, ¿no lo crees así?.

El piloto no le respondió en el acto al tener que mantener la nave estable en una atmósfera que tenía vientos con velocidades muy altas, para que su compañero pudiera enfocar los rayos recicladores adecuadamente para guardar un registro de la estructura original de las instalaciones.

  • Comparto esa misma opinión, pese al escaso nivel tecnológico de la flota imperial... debieron de detectar algo tan grande por sí solos, puede ser que esto sea algo más complicado de lo que un principio pensé.




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