Tell Me You Love Me.

Capítulo 3.

Skylar.


 

Miro hacia todos lados nerviosa mientras caminó hacia Nathan el cual está en una esquina mirando hacia un lugar fijo. Cuando estoy cerca de el lo agarró del hombro y me mira pero con enojo.


 

—¿Se puede saber por qué estas enojado, Nathan?


 

Este me mira y deja su Copa de champán sobre una de las mesas, —Te parece poco como ese hombre te miraba, te estaba comiendo con la mirada.


 

Ruedo los ojos ante lo absurdo que suena eso, —Él no estaba haciendo tal cosa, deja de imaginar cosas que no son.


 

Se ríe con ironía subiendo los brazos para después dejarlos caer, —¿Ahora te parece absurdo lo que digo?


 

—Yo de verdad lo que menos quiero es pelear, si quieres hacerlo pues hazlo sólo. Yo tengo negocios que hacer. —Me doy la vuelta para irme y él me agarra con fuerza del antebrazo, me quejo haciendo una mueca.


 

—No te irás con ese imbécil. —Murmura entre dientes.


 

Tiro de mi brazo, —Tú no me dirás lo que puedo o no hacer, Nathan. —Las personas a nuestro alrededor empiezan a notar lo que está pasando y no dudan en empezar a murmurar, —Comportate, no te traje para que hicieras una bendita escena de celos.


 

Me alejo de él furiosa. Es la primera vez que me hace eso y no lo soporto, es algo que me pone mal. Paso la mano por mi brazo, si me agarro con fuerza. Miro hacia las escaleras y luego hacia las personas de mi alrededor, muerdo mi labio inferior con timidez. Yo nunca he sentido timidez, ¿Por qué la siento ahora? Me acerco a esta y toco la barandilla. Pongo un pie en el primer escalón, miro hacia atrás y luego hacia delante con duda. Dudo que pase algo si yo no quiero.


 

El problema es que sí quieres.


 

Me sorprendo ante mi propio pensamiento. Subo esta ya un poco más decidida. Llego hasta arriba y veo todas las puertas. El dijo que era la tercera, con duda tocó la perilla, la puerta de abre de golpe. Una sombra fuerte y grande está parado en la puerta. Este me sonríe agarrándome de la mano y entrándome a la biblioteca, cierro las puerta detrás de él y enciende las luces iluminando todo el lugar. Me doy la vuelta para quedar frente a él. Da unos pasos cortos pero precisos.


 

—Viniste, después de todo te encanta el misterio, Bowers. —Dice en un susurro que hace que su voz suene más ronca.


 

Me encojo de hombros, —Tal vez no me gusta el misterio, sólo me gusta lo que hay en él.


 

Este me mira curioso, entrecierra un poco los ojos para después dar unos pasos más hacia mí y estar a sólo centímetros de mi cuerpo, sólo tiene que estirar un poco la mano y podrá tocarme como él quiere... Como yo quiero.


 

Se mete las manos en los bolsillos y suspira tirando la cabeza un poco hacia atrás. Se aleja un paso y vuelve a dar una vuelta a mi alrededor. Se detiene a mis espaldas y cuando pienso darme la vuelta sus dedos hacen contacto con la piel que tengo descubierta en mi espalda. Cierro los ojos ante las emociones que me causa que haga eso.


 

—Tienes una piel tan suave. —Escucho como respira, sube y baja su dedo despacio y sin prisa, —Hueles tan rico.


 

—No creo que esto este bien, Forbes. —Noto como suelta una risa, —Te dije que ya.


 

De repente me sujeta de la cintura y pega mi espalda a su pecho duro, jadeo y él respira en mi oído. Pasa su lengua por este. Un deseo se acumula en la parte más baja y más llena de deseo. Muerdo mi labio inferior por el deseo que me esta haciendo tener este hombre ahora mismo. Su mano me sostiene más cerca de su cuerpo, intento escapar pero él no me suelta.


 

—A mí no me gusta que me digan lo que tengo o no tengo que hacer, Bowers. —Gimo cuando muerde el lóbulo de mi oreja, —Usted no va a ser la excepción.


 

—A mí no me gusta que me controlen a sus anchas, así que Suéltame. Usted tiene esposa y tiene que respetarla.


 

—Y tú novio pero más sin embargo viniste, los dos somos tan pecadores, Señorita Bowers.


 

—No, yo no, Forbes.


 

Se ríe y me da la vuelta para quedar cara a cara. Sus labios se entreabren y su mirada baja a los míos. Sus ojos celestes son como un brillo en la oscuridad, hipnotiza, amarran, son como una fuego que te atrae y promete pasión aunque también peligro.


 

—A mí no me importa mi esposa, estoy con ella por compromiso y puedo hacer con mi vida lo que se me la gana. —Dice alejándose de mí pasa apoyarse de espaldas en el escritorio que hay, —Si quiero... Puedo tener lo que yo quiera. —Musita mirando mi cuerpo con Lujuria, en sus ojos se ve lo que quiere, eso está más que claro.


 

Carraspeo, —No todo se puede tener.


 

Sonríe, —Si yo quiero puedo tenerlo. Por ejemplo..., La quiero a usted.


 

Mis ojos se abren ante lo directo que es, —Eso no se puede, usted está casado y yo tengo novio y aunque usted no respete a su esposa, yo sí la respeto y lo que menos quiero es tener problemas por hombres.


 

Inclina la cabeza hacia un lado mirando con curiosidad, —Usted es una caja de sorpresas, Skylar. —Reprimo un gemido al escucharlo mencionar mi nombre. Los latidos del corazón se me aceleran, —Es un hermoso nombre. —Dice.


 

—Gracias, pero, ahora que ya terminó lo que teníamos que hablar yo me tengo que ir.


 

Avanzó un poco y él se mueve con rapidez y alcanza mi mano haciendo que casi choquemos. Nos miramos y las puerta de abre de golpe. Ambos volteamos hacia esta.


 

—¿Qué demonios significa esto, William? —Me alejo de él y trago saliva mirando hacia otro lado.


 

Maverick se acomoda el traje y mira a su esposa como si quisiera fulminarla con la mirada.


 




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