Skylar.
Caminando hacia el departamento nerviosa centro todo en lo que vamos a hacer. Sólo vamos a hablar, no vamos a hacer nada más.... No puedo engañar a nadie, vine por Lo que me prometió en la oficina pero nos debería, yo debería estar con mi novio, en su cama y llegando al éxtasis y no buscando de un hombre al que apenas conozco. Me odio. Me detengo en la puerta de su lujoso departamento, es hermoso por fuera, por dentro debería ser aún mejor.
Miro el timbre y dudo en tocarlo. Frunzo el ceño y cierro mi mano en un puño. No debo, tengo que irme, no puedo dejarme tentar por un demonio como él. Me doy la vuelta para irme pero inmediatamente escuchó como la puerta de abre a mis espaldas.
—¿No te pensarás irte, Cielo? —Su voz gruesa me hace dar la vuelta para verlo a los ojos pero hago de todo menos verlo arriba.
Esta con una toalla alrededor de su cadera, las gotas de agua caen por su pecho desnudo. El cabello le cae casi en la cara pero se lo echa hacia atrás, de este cae unas cuantas gotas de agua. En sus labios se forma una sonrisa creída.
—Mis ojos están aquí arriba, Cielo, pero créeme cuando te digo que no me molesta que mires en otras partes.
Ruedo los ojos, —Eres un idiota, yo mejor me voy. No sé ni para qué vine.
Camina hasta mí e inclina la cabeza hacia un lado, —Para que yo te dé lo que ni siquiera tu querido novio a podido darte.
Me empuja dentro de la casa y yo suelto un grito ahogado. Cierra la puerta detrás de sí. Camina hasta mí con seguridad, me agarra de la cintura y me pega a su pecho. Trato de no tocarlo con mis manos pero es casi imposible, tiene un olor tan masculina, ese jabón que usa te deja tonta, sus músculos están tan bien definidos. Con la palma de mis manos tocó su pecho y siento el latir de su corazón. Sus ojos viajan a donde está mi mano.
—Ya veo que te gusta tocar, Cielo. —Murmura.
Miro sus labios, —Tal vez, Mave.
Sus pupilas se dilatan, sus dedos se enroscan más en mi cintura, él se tensa completo. Pasa la punta de su lengua por mi labio inferior, lento y seductor. Mis piernas en este momento sin gelatina. Cuando me piensa pegar más siento una cosa dura que choca con mi estómago, intento mirar hacia abajo pero él no me deja.
—No, ya sabes que es, eso sólo se me bajará cuando te folle de una manera, espectacular, Cielo. —Trago saliva.
Sonríe y me suelta para agarrarme de la mano, camina conmigo hasta llegar a una gran cama con sábanas grises.
—Siéntate. —Me ordena. Frunzo el ceño pero no me da tiempo a procesar lo que me dijo porque él me sienta.
—No vamos a hacer lo que tú digas. —Le digo.
Se ríe negando con la cabeza, —Eso es lo que tú crees, Cielo.
Se deja caer la toalla dejando al descubierto su parte íntima. Abro los ojos como platos, eso es enorme, no me va a entrar ni en mil años. Me lamo los labios.
—¿Te gusta lo que ves, Amor? —Levanto la cabeza y no tengo que asentir porque él levanta su mano y lleva su pulgar a mi labio inferior. Mueve este y se agacha para atraparlo con sus dientes, —Quítate la ropa y te lo estoy ordenando. —Dice fuerte, no sé pero esta vez mi cuerpo se manda sólo. Hago lo que él dice hasta quedarme en ropa interior.
¿Por qué le hago caso?
Sus ojos se mantienen en mi cuerpo, sube y baja por este, lo barre con la mirada. Su mirada se detiene en mis pechos y la mía en su pene. Los dos nos miramos locos por comernos. Yo tengo hambre de él y no lo puedo negar. De repente me tira con fuerza en la cama y se sube a horcajadas sobre mí. Baja para que sus labios choquen con los míos y después de ver sus labios son detenerme los tengo sobre los míos. Jadeo al sentirlos fríos pero que bien sabe.
Mete su lengua hasta el fondo, dejó que encuentre la mía. Paso mi mano por detrás de su cabeza agarrándome de su cabello. Jalo este con fuerza haciendo que él suelte un jadeo. Sus dientes de cierran en mi labio inferior y pasa su lengua por este cuando lo suelta.
—Sabes tan bien, Cielo. —Cruzó las piernas detrás de su trasero. Él no tiene nada que lo cubra y lo único que tiene que hacer es apartar mis bragas para..., —¿Dime cuanto me deseas y te juro que te doy todos los orgasmos que quieras?
Echo mi cabeza hacia atrás en la cama cuando aparta mis bragas y uno de sus dedos entra en mí. Muerdo mi labio superior para no gritar y llevo mi mano a mi boca para ahogar todos mis gemidos.
—No te cubras, Cielo, quiero escucharte gemir. Que todas las malditas personas se enteren de lo que te hago. De que te voy a follar tan fuerte que jamás vas a querer que otro hombre te toque, no vas a permitir que otro hombre te folle. —Susurra en mi oído mientras mueve su dedo dentro de mí.
—Dios mío... Mave. —Su nombre sale de mi boca como una plegaria. Siento que no falta nada para venirme. Los pies me están sudando y un caliente ese forma en la parte baja de mi estómago.
—Sí, así, di mi nombre... Cielo. —Saca su dedo y yo me quejo pero no falta para que empiece a moverlo sobre mi clítoris.
Me agarro de las sábanas sintiendo como todos mis sentidos se agudizan, —Maldita sea. —Suelto un grito cuando por fin me corro.
Miro a Maverick que me mira con una sonrisa, —Esto no termina aquí, Cielo.
Sin previo aviso me da la vuelta dejando mi trasero en pompa. Jadeo cuando sus dedos se pasan por mis nalgas. Díos mío, a pesar de que me acabo de venir sigo estando a cien, no me canso.
—Tienes un culo prefecto, Amor. —Besa este y jadeo, —Te lo follaria, pero es que presiento muchas cosas.