Tell Me You Love Me.

Capítulo 21.

Skylar.


 

Seco mi cabello mirándome en el espejo de mi baño, me pongo la bata de baño, yo lo único que necesitaba era relajarme y por fin lo hice después de esa ducha, caminó hasta la cocina y saco el jugo, me sirvo en un vaso y me tomo este, necesito ir a hacer compras, mi despensa esa totalmente vacía.


 

Voy hasta mi habitación y saco una lencería azul y me pongo esta, después me pongo una pijama de encajes. Caminó a la sala y enciendo la televisión pero no la veo, el abrazo que me di con William y el beso... hace días no sentía sus labios en los míos y sentirlos hoy me hizo sentir la mujer más débil del mundo. Sentí una ola de electricidad, una ola de emociones que arrasaban con todo en mí.


 

Mi corazón latía con más fuerza, era como si estuviera llamando al suyo. Es que tengo tanto malditos sentimientos, pienso para no ahogarme en ellos, quiero dejar de querer pero no se puede dejar de querer a alguien que empezaste a querer sin querer. Sentir esto que siento por él se está convirtiendo en una adición que no puedo detener, en algo que se ha apoderado de mí.


 

Tengo miedo, miedo por lo que pasó hoy, es que no me pude controlar. Cuando su olor tan masculino me llego fue como si hubiéramos estado solos y todo volviera a cómo éramos en la habitación. El timbre suena, yo no estaba esperando a nadie a menos de que sea mi hermano. Con un fuerte suspiro me levanto y caminó hasta la puerta. Abro esta y el aire se me va de los pulmones.


 

—Yo... yo vine por ti. —Dice mirando el ramo de rosas que tiene en la mano.


 

Me apoyo de la puerta, —¿Por qué me haces esto, William?


 

Él se encoge de hombros, me hago a un lado y le hago un ademán para que entre al departamento. Este frunce los labios intentando no sonreír. La cierro detrás de mí cuando él ya se encuentra dentro. Sus ojos pasean por mi departamento como si lo hubiera extrañado. Se da la vuelta y mira mi cuerpo de arriba abajo, sostiene las rosas con fuerza. Como si estuviera haciendo de todo su autocontrol para poder apartar la vista de mi cuerpo. Culpa de él, no sabía que vendría y aún así me lo hubiera puesto, por pura maldad.


 

Estira las rosas para que la agarre, miro estás por un segundo. No quiero rechazar ese regalo pero tampoco quiero coger nada que venga de Él.


 

—Por favor, lo hago con mucho cariño. —Dice, tiene la voz apagada, no es el mismo hombre seguro que veía todos los días.


 

De repente la lluvia empieza a golpear las ventanas de mi departamento, él carraspea y deja las rosas sobre la meseta, frunzo los labios y me cruzo de brazos esperando a que hable.


 

—Yo quería decirte que... yo no te fui infiel....


 

Enarcó una ceja, —¿Eso es todo?


 

Baja la mirada para después meterse las manos en los bolsillos, —Yo de verdad lo siento, yo jamás te fui infiel, te puedo explicar todo, Por favor.


 

Le apunto al mueble para que se siente, él mira con duda a este pero igual se sienta, le sigo sentándome en el mueble de al lado. Este se queda mirando a la lluvia caer por unos segundos, como si estuviera pensando cada palabra que dirá o cada ficha que moverá.


 

—Ese día yo fui al bar y no fue a buscar mujeres... me encontré con Jane y pues empezamos a discutir ella dijo unas cosas de ti y yo me enojé, me fui al baño para ver si ella se iba y pues no sé lo que pasó pero cuando llegué y me tome un vaso de la bebida que pedí me empecé a marear... —Lo escuchó y le estoy creyendo, lo dice tan convencido, par de lágrimas se le escapan, —Yo te juro que yo jamás te fui infiel, ella me dio algo en la bebida y me trajo aquí al departamento, no tengo ni la más mínima idea de lo que hizo conmigo después de eso.


 

Intento no llorar también, es raro verlo llorar, jamás me imaginé verlo así. Nunca.


 

—¿Y esas que...?


 

Me corta, —Esas mujeres vinieron con mis hermanos, justamente cuando llegaste ellas me habían quitado la camisa presionadas.


 

Me río levantándome del mueble, —Claro, y tú te dejabas.


 

Se levanta él también, —Los estaba echando de mi Departamento, no quería que vieras tal espectáculo, yo no toque o tan siquiera sentí deseo por ninguna otra mujer que no fueras tú. —Camina hasta mí, me agarra de las mejillas, como a la luna, —Jamás me atreví a decir estas palabras, jamás me imaginé que estaría aquí pidiéndole perdón a la mujer que no me caía para nada bien. Pero aquí estoy, porque Te Amo, me enamoré de ti y no me importó el tiempo, no me importa no conocerte bien a mí lo único que me importa es que me enamoré de una mujer maravillosa que me acepta con todo y defectos.


 

Las lágrimas se deslizan hasta que caen a mi boca dejando un sabor salado, él sin perder tiempo me besa haciendo que nuestras lágrimas se junten  y que todos los sentimientos de esta noche brillen en la tremenda oscuridad que hay. Nuestros labios danzan a un paso lento y pausado, como si estuviera disfrutando el momento, sus manos bajan a mi cadera y las mías pasan por su cuello, él pone un mechón de mi pelo detrás de mi oreja, se separa de mí sin dejar de mirarme a los ojos.


 

—Te prometo que te estoy diciendo la verdad, sé que necesitarás tiempo y te lo daré, te lo prometo. —Me da otro pequeño beso, —Me voy pero mañana volveré, siempre volveré.


 

Se aleja de mí y se detiene a mitad como si quisiera quedarse y yo quiero que se quede. Me muerdo el labio inferior.


 

—Quédate... —Él se da la vuelta y medio sonríe, —Digo por la lluvia y está muy tarde y sería muy malo de mi parte dejar que te vayas así después que viniste por mí.


 

Sonríe a boca cerrada, —Gracias, yo me quedo en el mueble, no te preocupes.


 




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