Tell Me You Love Me.

Capítulo 22.

Maverick.


 

—Deberías dejarme a mí cocinar, Cielo. —Le digo dándole un beso en los labios, ella se ríe y niega picando la cebolla.


 

—No quiero que quemes mi cocina, mejor déjame a mí. —Me dice.


 

—No quiero, por lo menos déjame ayudarte, toda mujer adora a un hombre que sepa cocinar. —Se ríe a carcajadas haciendo que yo también me ría, —Me encanta verte sonreír, Sky.


 

Ella se pone de frente a mí dejando de picar la cebollas, se apoya en una mano de la meseta mientras yo apoyo mi cuerpo de esta. Ella me observa sin decir nada, simplemente me mira con sus increíbles ojos color avellana, esos ojos que a la luz de la luna brillan y ahora mismo lo están haciendo.


 

—Me gusta esto. —Digo apuntando a todo el lugar, —Quiero decir; lo de no salir y quedarse aquí viendo como las horas pasan, no tener que salir a trabajar.


 

—¿Entonces no le gusta trabajar, William Forbes? —Dice con burla.


 

Saco mi labio inferior encogiéndome de hombros, —Contigo no quiero hacer más nada que quedarme encerrado aquí viendo cómo pasan los segundos, los minutos y las horas.


 

—Dudo que a tu Padre le agrade que dejes de trabajar por mi culpa. —Dice ella volviendo a picar las cebollas.


 

—Cielo, no me importa lo que piense mi Padre, ya Él y Jane saben lo nuestro...


 

Ella frunce el ceño, —Espera, aclárame un poco más eso, en la oficina lo dijiste pero quiero que me lo termines de contar.


 

—Bueno, fue simple, yo estaba con una vieja amiga y ella entró con el papel de divorcio y después que el abogado salió ella me dijo que lo sabía todo, fue extraño, me dijo que mi Padre se lo había confirmado y que el Nathan ese sé lo había dicho  y pues ya sabes lo demás.


 

—Eso es muy extraño, es que no me puedo creer que Nathan le haya dicho eso, quiero decir; Él dijo que nos iba a perjudicar de cualquier manera.


 

Asiento, —Así es, Jane y él supongo que traman algo, no sé, es raro que de un momento a otro se hablaran, ¿No crees?


 

—Sí, es súper raro, es como si algo muy pronto estuviera por pasar. —Dice mirando a un punto fijo.


 

La traigo hacia mí y le doy un beso en la corona de la cabeza, —Ellos no te harán daño mientras yo esté de por medio, Amor, yo juré y juro que siempre te protegeré.


 

—Gracias por estar ahí para mí, Mave. —Dice en un susurro.


 

Siempre estaré para ella aunque sea mi último día de vida, la única que me puede hacer mantener en pie es ella, las cosas que estoy sintiendo y siento con ella son de otra galaxia, son como estar muerto en vida y si no pudiéramos estar juntos en esta vida, estaríamos en la otra. Porque sé qué hay más vidas aparte de estás, siempre buscaré la manera de regresar a ella, siempre.


 

—Ya te dije, Cielo, siempre volveré. —Se aleja de mí y pone una mano sobre la mía, me río, —Me vas a pegar tu olor a cebolla.


 

Ella sonríe, —Entonces no te toco más. —Dice falsamente ofendida alejándose de mí, me coloco detrás de ella y la abrazo por detrás, le doy un beso en el cuello mientras ella echa todo en un plato hondo para moverlo.


 

—Te amo. —Le susurro, ella se retuerce cuando pasó mi nariz por su oreja y luego por su cuello, —Te amo más que a nadie, Cielo.


 

Ella se vuelve para mirarme, sus ojos se entrecierran mientras mira mis labios, sube su mano ya lavada y la pasa por mis labios, beso esta, ella pasa su mano por mi brazo y luego entra su mano fría por debajo de mi camisa, me encojo bajo su tacto.


 

—¿Me amas de verdad, William? —Me pregunta sin dejar de mirar mis labios, yo me quedo observándola


 

—¿A que viene esa pregunta?


 

Ella sonríe triste, —No sé, puede que el día de mañana ya no esté a tu lado.


 

—Mira la hora que Es. —Ella mira hacia el reloj colgando de la pared, —No me da ni un poco de miedo levantarme y que no estés pero prométeme que no irás.


 

Ella lo parece pensar, como si se estuviera cuestionando toda su vida, —Te lo prometo, Amor.


 

—Bueno, ahora a terminar de cocinar que me estoy muriendo de hambre. —Le digo.


 

Ella se ríe y termina de cocinar mientras yo la veo hacerlo. Dios mío, no sé qué hice para tenerla en mi vida pero si me quieres quitar algo que no sea a ella, Por favor.


 

Jugamos y hacemos bromas después que terminamos de comer, Por fin encontré a alguien que me da la felicidad que yo siempre quise, la felicidad que ambos compartimos aunque haya momentos de tristeza todo vuelve a la normalidad porque el amor puede mil veces más que cualquier cosa, porque si te Odio es un Te amo, siempre lo será.


 

Skylar.


 

—Necesito ir con urgencia al baño así que siéntate en el mueble, Cielo. —Niego dándole besos por todo el cuello, —Los amigos no se dan besos. —Dice y yo le pongo el dedo índice en sus labios.


 

—Cállate antes de que me arrepienta...


 

—Déjame ir al baño. —Me pide otra vez, ruedo los ojos y me siento en el mueble nuevamente, —No era tan difícil, Sky.


 

—Ya, vete y ven aquí.


 

—Que mandona.


 

Se va riendo hasta el baño, ser amigos fue una opción pero pasó que estoy perdidamente enamorada de ese hombre y no importa si estoy haciendo bien o mal; ahora mismo simplemente quiero disfrutar del momento y de lo bonito que se siente tenerlo aquí.


 

Cambio la televisión buscando un buen canal que ver y en eso me suena el celular, frunzo el ceño y miro la pantalla, me quedo paralizada, dudo si cogerla o no pero al final lo hago.


 

—Hola, Nathan. —Lo saludo de una forma distante, después de las amenazas que hizo me quedan muy pocas ganas de hablarle.




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