Capítulo 2
Mi abuela Mackenna ya había dejado clara su postura ante esta boda.
Cómo si ella también pudiera notar nuestro descontento nos dio esa mirada tan significativa la cuál nos recordaba que debíamos cuidar nuestro comportamiento.
Una sonrisa y el espectáculo tenía que continuar.
Fue un poco incómodo cuando mi padre nos presentó ante su esposa. Ninguno de nosotros la había visto antes pero ella conocía nuestros nombres, seguramente papá le habló de nosotros quizás en otras circunstancias al menos él nos presentaba a su novia y teníamos una breve noción a lo que nos enfrentamos.
Más tarde los novios abrieron la pista de baile, todos aplaudieron en cuanto terminaron su primer baile. Pará esta ocasión solo había un par de fotógrafos por la recepción ya que se trataba de un pequeño evento.
—¡Deja de mirarlos de... de esa manera! –reprendí a mi hermana.
— Parecen buitres, – Emma señaló a las personas que hablaban con nuestro padre – no quieren quedarse sin los detalles jugosos de esta boda.
—Emma, ten cuidado – Daniel dijo en tono serio– Está noche hay demasiada gente observando.
— Solo estoy diciendo la verdad – Emma rodó los ojos ante la pequeña advertencia de Daniel y luego se marchó.
Todos sabíamos que había que guardar las apariencias cómo los ejemplares hijos de Dave Williams. Quieras o no había pequeños fallos en ese plan.
Un camarero pasó a nuestro lado y Emma tomó dos copas champagne, una para ella y la otra me la entregó.
— Esta es una ocasión especial – en todo momento fingió una sonrisa – y deberías probar un poco.
—No, gracias – rechace la copa dejándola en la mesa.
Aunque estuviera a casi un año de ser mayor de edad eso no quería decir que mi primera gota de alcohol sería en la boda de mi padre. Mi hermana tampoco bebía pero ella solo quería a su manera hacer enojar a nuestro padre.
Cada uno mostraba su descontento como podía.
No me agradaba la idea de permanecer en este lugar ya que hay gente a la cual solo he visto una vez y eso está exagerando. Si Emma no hubiera llegado a tiempo a estas alturas de la velada sentiría que no pertenezco a este lugar.
Emmett y Brandon ni siquiera se habían presentado por mucho que mirara la entrada ellos no vendrían.
No había salido huyendo ya que este día es importante para mi padre y su... su quinta esposa.
Desde mi lugar después de lo que dijo Emma sobre los invitados fue como si una venda hubiera caído. Todos ellos llevaban trajes y vestido de diseñador puesto cada murmullo se resumía en que se trataba del evento más importante de la ciudad. ¿Cómo saberlo?
No pertenecía a este mundo así que no sabía cuán importante podía ser para ellos que mi abuela les concediera unos minutos de su tiempo.
En resumen sabía poco o nada de lo que suponía ser una Williams.
Dejé a Emma en la barra y me dirigí a la mesa que me habían asignado junto a mis hermanastros. Mi padre se encontraba de espaldas hablando con ellos sin la compañía de su esposa...
—¡La princesa está de vuelta! – El tono de Morgan rayaba el sarcasmo.
Mi padre se giró para corroborar las palabras de Morgan.
—Precisamente a ti es a quién buscaba – me dio una sonrisa cálida – ¿dónde estabas? Tus hermanos no sabían de ti.
La palabra hermanos me daba urticaria y ni siquiera los consideraba como tal.
Morgan y Rachel estaban atentos a la reacción de mi padre en cuanto escuchara mi respuesta.
—Lo siento, padre. Me encontraba con Emma – tenía esa costumbre de disculparme hasta por el mínimo error.
— Lo importante es que ya estás aquí – su tono se mantenía normal pero con su mirada busco a Emma – Vamos a mi oficina.
— Adiós papá – esa era la voz algo chillona de Rachel.
Detestaba que Rachel actuara de esa manera cuando ni siquiera le había dado motivos. Y como siempre me había acostumbrado solo por aparentar que habían una relación cordial con ella y mis hermanastros.
Mi padre lideró en todo momento el camino hacia su oficina permaneciendo en silencio. Una vez pasamos el umbral es como si algo hubiera cambiado en el ambiente.
—Toma asiento, por favor – señaló uno de los sillones y él se sentó enfrente.
—¿De qué deseas hablar? – la pregunta del millón salió de mis labios.
Hubo un breve silencio y asintió en mi dirección antes de empezar.
—Quería darte las gracias por acompañarme en esta noche –sonrió él – además por aceptar que Lilian sea parte de esta familia.
Se trataba del mismo discurso salvo que en esta ocasión había cambiado el nombre de la nueva esposa. El patrón se repetía : una boda y luego un divorcio,aunque espero que esta vez sea diferente.
—Es tu noche especial así que disfruta. – intente que mi voz sonara amable.
Una parte de mi muy en el fondo quería decirle a mi padre que estaba lejos de aceptar a Lilian y todo ello pero me mantuve callada porque tenía miedo a que él me alejara como lo hizo mamá.
— Tienes un corazón tan noble y estoy orgulloso de ti – sus palabras eran cálidas. Pocas veces había pronunciado esas palabras, si era tan distinto a mamá.
Había algo más....
—Iré directo al grano, Lilian y yo... – una corta pausa antes de continuar – Hemos hablado y nos gustaría que te quedes a vivir con nosotros. Eso ayudaría a la convivencia –sus palabras eran cautelosas – Alexia, ¿te gusta la idea?
Ahí vamos de nuevo. Esta no era la primera vez que el tema hacía su aparición estelar en las conversaciones que tenía con mi padre.
—Papá, conoces mi respuesta y seguiré visitando la mansión pero quiero continuar viviendo con los abuelos.
Durante todo este tiempo ellos han cuidando de mi y no quisiera dejarlos porque con ellos siento complicidad, todo lo opuesto a como me siento aquí. Además tengo mis razones para no aceptar su invitación.
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Editado: 13.12.2024