Tempo

QUATTRO

Capítulo 4

Quizás no fue la decisión más madura al dejar que Tayler se quedara en mi habitación, pero ya estaba hecho.

 

A esta hora de la mañana las personas del servicio parecían pequeños ratoncitos yendo de un lado a otro revisando que todo estuviera en orden para la hora del desayuno. En cualquier momento algún miembro de la familia bajaría o pediría que le lleven el desayuno a la habitación.

Con el paso de los años desayunar en familia era casi imposibles debido a que mi padre estaba de viaje o apenas nos encontrábamos en casa. Así que cada uno desayunaba según su propio horario, pero algo que era poco negociable era la hora de la cena en la que todos debíamos estar presente.

 Mi padre había sido claro en ese aspecto ya que era la única comida que compartía con nosotros después de su largo día en la oficina.

Las reglas de la familia Willams.

En cuanto cruce el umbral de la cocina el personal dejo de hacer sus cosas para saludarme, aun cuando habían pasado los años me resultaba extraño escucharlos llamarme “señorita Alexia”. Algunos rostros eran nuevos y había cierta sorpresa en sus rostros, por lo general ninguno de mis hermanastros suele poner un pie aquí a menos que sea un bocadillo de medianoche. Corinna, la chef, les dio una señal y todos volvieron a sus tareas. Ella me dedico una pequeña sonrisa y al verla no me sentía tan sola al desayunar.

Me sentía lo bastante independiente como para preparar mi propio desayuno ya que mis abuelos me habían enseñado a preparar desde lo más simple como cereal con leche hasta freír un huevo o preparar pasta.

 

Mi intención no era pasar el resto de la mañana en la cocina observando a Corinna mientras cortaba algunas verduras lo cual me recordó al abuelo cuando se concentra en la preparación de la carta del restaurante.

“— Te enseñare un par de recetas fáciles – el abuelo puso un poco de pasta en un cuenco – cortamos el cilantro y un poco de jamón; mezclamos los ingredientes y listo para comer. ”

Aquel recuerdo me hizo sonreír ya que ese día había tenido mi primera lección de cocina en el restaurante del abuelo y como sus empleados lo miraban con atención. Solo espero que les este yendo bien en casa y en el restaurante.

Mas de una vez pille al nuevo personal mirarme ya que les sorprendía que estuviera ahí y también el hecho de que guardaba cada cosa en su lugar. Si podía hacerlo por mí misma no tenía que molestar a alguien más ¿cierto?

 

Pocas personas sabían que estaba aquí. Así que si podía evitar a Tayler no me importaba quedarme hasta la hora de la cena.

 

Después de lo sucedido en la boda imagino que todos queremos un poco de paz antes de enfrentarnos a la primera cena como “familia” con la nueva esposa de papá. Un lugar que permaneció vacío por menos de un año y que ahora tenía nueva dueña. La pregunta era ¿Por cuánto tiempo duraría ese lugar ocupado?

No quería condenar algo que apenas empezaba, pero si Lilian planeaba modificar el testamento de mi padre sabía que si eso sucedía mi madre obraría su magia para detener a Lilian.

Una frase icónica de mi Isabella, mi madre, “— No desperdicie un tiempo valioso para irme sin las manos vacías. Asegure un patrimonio y no permitiré que nadie le quite lo que es suyo.”

Pronto veríamos los verdaderos colores de mi madrastra.

 

Había retrasado tanto el momento de marcharme a mi habitación, muy en el fondo esperaba que Tayler no estuviera ahí y tener mi habitación para mi sola ya que quería tomar una siesta.

La puerta estaba abierta y esa no era buena señal; mi sorpresa fue ver a Lilian de espaldas junto a la ventana mientras las ventanas del balcón permanecían abiertas. Recuerdo que las puertas no están abiertas e imagino que ella las abrió. Puede ser la esposa de mi padre, pero no tiene ningún derecho a invadir mi privacidad.

— Disculpa, Lilian – llame su atención – ¿Qué haces en mi habitación?

Ella no lucia sorprendida es como si estuviera esperando que llegara, me miraba como si analizara mi aspecto e incluso mis palabras. Por un segundo me sentí una intrusa en mi propia habitación.

—Vine a verte y la puerta se encontraba abierta – ella señalo la puerta como si fuera obvio– Lo tomé como una invitación y decidí esperar hasta que volvieras. Por cierto, las vistas desde aquí son hermosas…

Su postura prepotente y su tono dulce no encajaban con su discurso así que esta visita no era para nada amistosa.

— Creo que mi padre olvidó mencionarte las reglas de esta casa – no iba permitir que ella me intimidara – No deberías entrar a una habitación que no es la tuya y menos sin una invitación. 

Con o sin invitación no dejaría que sucediera una próxima vez. No la conocía, pero tampoco es que ella ayudara con la buena impresión.

— Lo siento – su disculpa era fingida, ella rio – Querida Alexia, por supuesto que tu padre me hablo de las reglas, pero ahora esta también es mi casa así que puedo caminar libremente.

— Claro, pero si quieres apreciar mejor las vistas de la casa puedes ir al jardín– ella no esperaba esta respuesta, mantenía un tono amable.

Esta era nuestra primera conversación oficial después de la reunión de ayer, Lilian había dejado claro que tenía a mi padre de su lado. Ahora estaba mostrando sus verdaderos colores al estar aquí y tomarse muy enserio su nuevo rol de “señora de la casa”

Desconfiaba de ella como si una bandera roja me advirtiera que debía cuidarme en el futuro.

— Recuerda que los mayores merecemos respeto – su tono era serio y miraba su anillo de bodas.

Esto se sintió como una declaración de guerra. No me acobardaría así de fácil.

— Si eso es todo, por favor, retírate – ella quería que cayera en su provocación, pero no lo conseguiría.

Por unos segundos pensé que se marcharía, pero se detuvo en el umbral de la puerta.




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