Tempo

CINQUE

Capítulo 5

A los pocos minutos de entrar en la habitación de Elena, alguien del personal nos trajo un plato de galletas y dos vasos de leche fría. Se marchó sin decir nada.

Sabía que había sido idea de Zotti, ya que la leche contenía esencia de vainilla, la bebida favorita de mi hermana pequeña. Zotti, además de ser la ama de llaves, también es su niñera y conoce muy bien los gustos de cada uno de mis hermanos.

Había pasado una hora desde que llegamos aquí y nadie había venido a vernos, lo cual era algo bueno. Miré el reloj y me di cuenta de que se acercaba la hora de dormir de la pequeña. Le conté un cuento y hasta me pidió que le trenzara el cabello; sus bostezos resonaban en la habitación. A pesar de sus intentos por mantenerse despierta, poco a poco se fue quedando dormida. En el fondo, ella guardaba la esperanza de que papá viniera a arroparla. Eso no sucedió, al menos no hasta que me marché de la habitación.

Actué de la mejor manera al alejar a Elena, y tampoco tenía idea de cómo había terminado el enfrentamiento por el "pequeño error" de Lilian al querer intoxicar a mis hermanas. Una velada perfecta en la mansión Williams.

La hora del toque de queda se estaba acercando, así que me quedaría con la intriga de saber lo sucedido. Tendría que esperar hasta mañana para preguntárselo a Emma.

Mi habitación se encontraba tal como la dejé cuando Emma vació la mitad de mi armario sobre mi cama. Quería tirarme sobre la cama, pero eso no sería posible mientras la gran pila de ropa estuviera allí. Tirarla al piso estaba fuera de cuestión porque mañana tendría que hacerlo.

Pasaron varios días desde esa cena mientras tanto era como si todos hubieran decidido evitarse los unos a los otros. Los autos salían uno tras otro muy temprano en la mañana una vez le escuche decir a Zotti que se marchaban al club de campo a las afueras de la ciudad en el caso de mi padre y su esposa y por los demas salen con sus amigos o visitaban a sus respectivos abuelos. En mi caso no podía poner un pie fuera la propiedad ya que en la custodia compartida decia que debia quedarme ahí hasta la fecha establecida

Habían pasado varios días desde la última visita de Emma, Rachel, Tayler y Lilian. Durante esos días, mi rutina se convirtió en la de un fantasma; descubrí que tenía habilidades para ser invisible e ignorada por mi propio padre, todo gracias a mi madrastra. En mi última excursión a la cocina, me enteré de que mi padre y ella se irían de viaje al extranjero por un par de meses dentro de un par de días, cosa que me entristeció por la actitud de mi padre hacia mí.

Si se marchaba ya no tendría que quedarme más en la mansión Williams y podría regresar a casa de mis abuelos, además Tayler nunca volvería a mencionar que lo ayudara a salir de la mansión.

Un libro es el mejor amigo de un lector apasionado.

Allí estaba, sumergida en mi lectura cuando alguien entró a mi cuarto sin avisar, como si nada. Levanté la vista y me encontré con la mirada furiosa de mi padre. Nunca había visto esa expresión en su rostro. Mentalmente me preparé para lo que sería mi primera charla con un padre realmente molesto.

—Alexia, esta actitud no me gusta. He tratado de ser paciente y darte tu espacio, pero esto es demasiado —gritó—. Tienes cinco minutos para bajar a cenar, y luego tú y yo hablaremos.

Una novedad que nos pidiera cenar. También noticia de última hora : en ningún momento comentaron que me darían espacio. Solo se encargó de ignorarme.

—Gracias por recordar que aún existo, padre —respondí—. Me gustaba más cuando el mundo no giraba alrededor de Lilian.

Su expresión cambio, parecía incapaz de créer lo que acababa de escuchar. Se aclaró la garganta, tratando de recuperar la compostura. Sabía que ese comentario le había dolido; lo había escuchado tantas veces cuando él y mamá discutían. Ahora, lo estaba usando contra él. No solía comportarme así, pero desde que la bruja,Lilian, llegó, los años de tranquilidad se fueron al traste y con ello la paciencia.

—¿Acaso esto es un acto de rebeldía solo porque me volví a casar? —dijo, claramente irritado—. Tengo derecho a rehacer mi vida.

—¿Cuántas veces más? ¿Cinco, seis...? —repliqué—. Lo siento, papá, por ser la razón número uno de uno de tus matrimonios fallidos y ser una carga para ti y para mamá.

Tantos matrimonios y él no encontraba eso, en cambio mi madre con su segundo matrimonio encontró aquello la hacía feliz. En esa ecuación no entraba mi hermano Brandon y yo.

—No vayas por ahí, Alexia —advirtió—. Sabes muy bien que tú y Brandon no tuvieron nada que ver con la razón de nuestro divorcio.

—Eso es lo que siempre dices —respondí.

Me levanté,decidida. Fui hasta el armario y comencé a sacar mi ropa del armario para meterla en la maleta. Lo que tenía entraba en una maleta mediana. Nunca pensé que este momento llegaría, en el que tendría el valor suficiente para irme sin esperar una fecha límite.

—¿Qué estás haciendo, Alexia? ¿Dónde crees que vas? —preguntó, como si no fuera obvio lo que sucedía.

—Guardando mis cosas. Regreso a la casa de la abuela —respondí mientras empacaba—. Ya que no me necesitas para seguir representando el papel de hija perfecta, prefiero marcharme.

La situación parecía digna de una película. Papá intentó detenerme.Cada prenda que metía en la maleta él la sacaba y la tiraba al suelo, como si eso fuera a desistir de mi idea. Finalmente, se rindió y se sentó en el sillón, con la mirada fija en el suelo.

—¿Por qué nunca me dijiste cómo te sentías? – murmuró – Pensé que todo esto estaba superado y en el pasado.

—Porque nunca preguntas y asumiste que tus matrimonios y divorcios no me iban a afectar — respondí, luchando por mantener la voz firme—. Solo supe que si sonreía y no daba problemas, no me dejaras de lado como hizo mamá.

Era demasiado tarde. Las lágrimas empezaron a caer , llevando consigo todos los sentimientos que había guardado durante tanto tiempo.




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