Tempo

SEI

Capítulo 6

Si se trataba de una nueva costumbre familiar en la que cada cena Lilian salia perdiendo por culpa de algún comentario inocente como el de hoy.

Esta era la segunda vez que ocurría, y en esta ocasión había sido delante de los padres de Lilian, mi madrastra.

Estaba segura de que mi padre no lo dejaría pasar y tomaría medidas al respecto.

La abuela Mackenna no asistió a la cena, asi que imagino que con esta completamente satisfecha con la nueva esposa de papá. Menos mal que mi abuela no presenció la escena, porque de lo contrario nos habría dado un sermón sobre la importancia de los modales.

Lo mas probable es que la próxima vez los padres de Lilian lo piensen mejor en cuanto a compartir una comida familiar con sus nuevos nietos.

Todo era tan diferente; hasta ahora, los ex suegros de mi padre habian sido amigables con todos nosotros. En cambio, los Grant parecían no conocer nada de la familia ¿Acaso su hija nunca les contó sobre lo interesante que es nuestra familia?

Era imposible desconocer tal información, dado que el apellido de mi familia salía en el periódico local por los eventos que organizaba mi abuela en su galería de arte, las bodas y divorcios de papá. Las mujeres del club hablan de ello, lo sé porque Anastasia tuvo un pequeño altercado al pedirles amablemente que dejaran de esparcir rumores sobre ella.

Si Lilian planea quedarse mas tiempo, irá descubriendo poco a poco a nuestra familia. Esto nos lleva al tema del testamento y las acciones de la empresa.

Mis hermanos mayores también deben saberlo, lo que implica decírselo a Emma. Primero esperaré un par de días, porque conociendo a mi madre ella tiene oídos en toda la ciudad. Si el plan de Lilian era cierto, muy pronto mi madre hará su pequeña gran aparición y exigirá respuestas.

Mi madre se pondrá furiosa al saber que abandone la mansión Williams antes del final del verano. Ya veré como lidio con ella cuando llegué el momento. Al menos cumplí con mi parte del trato acordado con mi padre: una última cena.

Mañana me ire de aquí y la única ventaja es que los últimos días antes de volver a clase aún podré disfrutarlos. Ayudaría en el restaurante y saldría con mi mejor amiga.

Al pasar junto a la sala de juegos, vi que Elena estaba riendo; en ese momento no quería despedirme de ella y verla triste. Le habia prometido llevarla al cine, eso no podre cumplirlo.

Cuando entre en mi habitación, note que nadie había entrado después de bajar a cenar, porque todavía habia caos en mi cama con la maleta abierta y algunas prendas por el suelo.
Me llevaría la ropa que había traído y que aun en mis cajones. La ropa de diseñador se quedaría, y en mi próxima visita ya habrá cambiado, como siempre sucede. Incluso en esos detalles, mi madre tiene el control, ya que la ropa que llevas refleja quién eres. Al menos en lo que respecta a los abuelos Fiore puedo usar lo que quiera, ya que es el único lugar donde la abuela Rosalie no le permite ejercer su influencia.

Tenía que arreglar el desastre que había causado si quería dormir temprano. Antes de ponerme manos a la obra, tenía que cambiarme ya que me dolían los pies por los tacones y sentía un poco de frío por el aire acondicionado.
Tome lo necesario para estar mas cómoda unos pantalones de deporte hasta la rodilla, camiseta gris y un par de calcetines finos.

Mientras recogia mi cabello en una coleta vi mi reflejo en el espejo del baño y note que mi mirada lucia algo triste sin su brillo habitual. Estar aquí consumia mi energía y la decisión de regresar con los abuelos era la correcta.

Cuando deje mi ropa en el cesto de la colada, fue como si me sintiera mas libre, sin esa sensación de cuidar cada gesto o palabra. Me sentía cómoda en mi ropa de deporte y podía ser yo misma.

Abri la ventana para que entrara la brisa, busque mi ordenador y después de varios intentos di con mi playlist para cuando limpio mi habitación. Tenía que llenar el vacío con música.

Mientras iba ordenando el armario y preparaba mi maleta, poco a poco el desorden desapareció.

— "I'm ready to leave everything behind... " – justo en el mejor momento de la canción llamaron a la puerta con dos toques ligeros.

Mire el reloj de mi móvil y aún quedaban dos horas para el toque de queda. El pestillo estaba puesto y podía fingir que no había escuchado que tocaban. Pensaba en quién podría ser y no tenía ganas por abrir la puerta.

Otro toque algo fuerte.

—Alexia, soy Daniel - hablo, asi que era él.

Al menos no se trataba de Lilian y tampoco deseaba que estuviera aquí de nuevo.

—Un momento, por favor- subí mi voz sin gritar, me encontraba mirando la puerta.

No le haría esperar y también tenía curiosidad por saber porque tan repentinamente me buscaba. Últimamente mis hermanastros sabían dónde quedaba mi habitación después de ignorarnos por años. Ni siquiera sé dónde està la habitación de Daniel.

—Hola - lo saludé, solo abrí un poco la puerta.

Se veía tan formal en comparación a mi atuendo.

—Hola - respondió él, se notaba que no se nos daba bien ser casuales - Esto... ¿Porque?
— ¿Qué sucede? -pregunté inocentemente.
— No sabía que tus gustos musicales eran tan... exóticos - respondió.

En ese instante se escuchaban las primeras frases de Blade de BIBI.No tenía nada de malo la canción.

—Tú... - Señale en su dirección - ¿Solo viniste aquí para criticar mis gustos musicales?
-No, es de mala educación señalar -parecía divertirle la situación e incluso sonrió. - Vine a hablar contigo.

Mi hermanastro era amable e incluso sonreía. El fin del mundo se acercaba y nadie me lo dijo. El chico que tenia delante de mi era distinto al habitual Daniel que solo era amable con quienes merecían su atención. Lo admitiré, me dejo muy sorprendida por ello.

Me aparte un poco para dejarlo pasar.

—Por supuesto - solo sonreí e intenté ser amable - Adelante, toma asiento donde tu quieras.
—Mi intención no era escucharte cantar, perdón. - se disculpó, tomo asiento en la silla de mi tocador – La música es una buena terapia.




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