Temporada de corazones rotos (fanfic de Luna Nueva)

Karaoke, flores y corazones

El día de San Valentín, doña Chepa dispuso el local con el objetivo de hacer una fiesta para todos los pobres diablos que no teníamos con quien pasar el día de los enamorados.

Con los clásicos románticos en español de fondo, esos con los que mi mamá hacía el aseo, nos dispusimos a decorar el local con globos rojos y rosa en forma de corazón.

— ¡Julieta! —Exclamó doña Chepa, cuando otro de los globos, sucumbió a la presión ejercida por mis manos. — ¡Los globos son para decorar! ¡No para que los revientes!

— ¡Lo siento doña Chepa! —Dije antes de volver a inflar otro con premura. — ¿Por qué tanto globo si la fiesta es para solteros? —Inquirí retorciendo el nudo entre mis dedos. La fiesta estaba destinada a solteros, despechados, abandonados y rechazados.

En lugar de decorar con flores y corazones, debíamos poner globos negros y canciones de death metal y sacrificar a la mitad de los asistentes —es decir, vírgenes— para invocar al príncipe de las tinieblas.

— Porque es San Valentín y el local se ve bonito. —Fruncí los labios. — Ya, acomoda esos por allá...  Arriba. Sobre las guirnaldas. —Caminé con parsimonia y busqué una silla en la que encaramarme. — Y pones la canción esa que me gusta... La de los Saturnos.

— ¿Otra vez? —Repetidas veces había escuchado la canción durante esa tarde. Hasta me daban ganas de vivir en Saturno con los hijos que nunca tuvimos.

— Sí, sí. Ya, ya... Muévete que nos va a pillar la hora. —Se dirigió hasta la barra que separaba el sector de los clientes con la cocina y revisó su celular. — ¿Pusiste el anuncio en el feis?

Arrastré la silla ruidosamente antes de contestar. — Sí, doña Chepa.

Di un resoplido y finalicé la decoración poniendo el último globo, sobre las letras que rezaban: “Happy Valentine's Day”

Cuál feliz, si era una fiesta para fracasados... en el amor.

***

Contrario a mis pronósticos era una temporada alta para los corazones rotos. El local de Doña Chepa estaba lleno de personas que en lugar de ver películas cursis con un pote de helado como única compañía o escuchar post-punk ruso y bailar como don Ramón electrocutado, venían a hacer vida social al local que ofrecía pizza y karaoke a los desafortunados.

Entre mis paseos entre la cocina y las mesas, sirviendo pizza y bebidas frías, me encontré con varias caras conocidas.

Jessica y Mike se sentaban a la mayor distancia que les permitía el local, mientras que varios de los amigos de Jacob, estaban reunidos en una amplia mesa, charlando animadamente.

— ¡Julieta!

Jessica, compartía mesa con Bella y Lauren, que me llamaba afanosamente alzando la mano sobre la cabeza.

— ¡Chicas! ¿Qué les sirvo?

Bella suspiró aletargada mirando de reojo en dirección a la cocina. Jessica la imitó mirando a la mesa de Mike. Lauren puso los ojos en blanco.

— Algo para animar a estas mujeres... ¿Por qué no nos haces compañía cuando acabes? —Ofreció. Alcé las cejas con sorpresa.

— Claro... —Estiré las mejillas en una sonrisa. — ¿Les traigo pizza por mientras?

— Sí por favor... Vegetariana...

— Mike ama la carne... —Murmuró Jessica entre pucheros.

— Stephen es vegetariano. —Musitó Bella hundiendo los hombros, mientras clavaba la vista en sus manos bajo la mesa.

— Ok... —Me mordí el interior de la mejilla, al recordar que él también era “vegetariano”. No de la forma tradicional obviamente... — Pizza vegetariana y coca.

— Gracias Julieta. —La sonrisa de la chica de cabello color arena parecía sincera.

Volví a la cocina y le entregué el papel con la orden al Rojas.

— ¡Eh Julieta! —Llamó doña Chepa desde la puerta.

Me dirigí allí con prisa, guardando la libreta de apuntes en el bolsillo del delantal.

— Hay un muchacho alto y moreno preguntando por ti en la entrada de servicio. —Me dedicó una sonrisa pícara. — Dice que es tu amigo.

— ¿Amigo? ¡Ah!... debe ser el melena.

— Es un muchacho bien guapo oye... dime si te quieres tomar lo que queda de noche libre. ¡Con confianza!

— No hace falta doña. Vuelvo en cinco minutos.

— Bueno... ¡Oye, pero arréglate! —Gritó pasándose la mano por el cabello, en un ademán para que la imitara. Hice caso omiso y me fui hasta el exterior.

Un foco titilante alumbraba la silueta del muchacho corpulento.

— ¡Melena! —Jacob alzó las cejas con gesto resignado. — Digo... Jake. ¿Vienes a la noche de karaoke?

— No, no. Solo pasaba para entregarte... esto. —Con las mejillas arreboladas, me tendió una pequeña caja cuadrada de color rosa.

Bajó la vista, al tiempo que yo abría la cajita con impaciencia.

En su interior había pastillas de color pastel.

— Feliz... San Valentín...

— ¿Éxtasis? ¿LSD? ¿Quieres que las venda dentro del local o...?

— ¡Qué dices Julieta! —Volvió a mirarme, mientras reía despreocupado. — Son caramelos de San Valentín.

— Ahhh... Claro. ¡Sí! ¡Obvio! Estaba bromeando. —Clavé la vista en los caramelos en forma de corazón, ocultando una mueca avergonzada. — ¡Gracias Jake! —Me llevé uno a la boca. Eran durísimos.

— Se supone que debes leer el mensaje antes de comértelos...

— Mierda... ¿en serio? Aguanta, todavía no me lo trago.

Jacob desvió la mirada cuando saqué el caramelo cubierto de saliva. Su vergüenza ajena y ganas de salir huyendo eran casi palpables.

— I... No, no. My... il... My friend? —Entrecerré los ojos para ver con detalle la frase. Mi baba había borrado parte del mensaje. — My friend! Awww, Jacob. ¡Que lindo detalle! Tú también eres mi mejor amigo.

— No... Debería decir... Girlfrien... —Replicó Jacob con un hilo de voz.

— Eres un buen amigo Jake. —Interrumpí para abrazarlo.

Sus brazos cálidos me envolvieron con aprensión, como si quisiera recomponer el rompecabezas que se alojaba en mi pecho. Retrocedí unos pasos con premura, hasta que mi espalda chocó con la puerta del local.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.