Cinco años habían cambiado mi hogar, con un nuevo jefe de seguridad parecían que las cosas habían cambiado. Mi horario siempre comenzaba muy temprano y a las cuatro ya estaba en el jardín entrenando para empezar mi día.
Correr era algo que me gustaba hacer, ya que me ayudaba pensar, mientras la música sonaba a todo volumen y a pesar de estar en mi casa tenía a dos hombres de seguridad siguiéndome día y noche.
El sol salía por el horizonte alumbrando la copa de la arboleda que cubría gran parte de la propiedad Alessandretti, había variedad de estatuas y fuentes en mi recorrido, mientras que los rosales estaban más por la zona sur. Me gustaba ver el amanecer y los colores que tomaba el cielo, la sensación que causaba era unica y magnífica.
A las cinco iba al gimnasio del palacio a entrenar hasta las cinco media para comenzar con mis clases de defensa, persona que terminaban a las siete. Luego tenía clases de ballet y esgrima, para seguir con mis clases de idiomas antiguos y actuales. Tenía un descanso de dos a tres. Lo cual me permitió salir al jardín y evaluar la nueva seguridad que había funcionado, ya que si me quería escapar debía ver si tenía laguna falla.
Había hombres en el jardín a un metro y medio cada uno, y había más cámaras de seguridad. Los autos de seguridad también habían sido cambiados. Las odiosas limusinas estaban ahí.
Se necesitaba de muchos efectivos de seguridad para cubrir el lugar porque era muy grande la zona a cubrir.
—Paco
—Dígame su alteza real
—Podrías decirle a tu jefe que debemos hablar de los vehículos en los que son transportados la familia real
—Su alteza real, se nos informó que cualquier queja debe ser dirigida a Jeff
—Pues llámalo
Unos minutos después, Jeff llego e inclino la cabeza. Jeff había estado cuidándome desde que tengo memoria, era un buen amigo, y había sido una figura paterna para mí después de la partida de mi tío Eros. Me había ayudado en mis tareas escolares hablando de países en los que había estado, sostenía los materiales pesados de mis experimentos. Siempre estaba al pendiente de mis necesidades y trataba que la seguridad no se me hiciera pesada, y se lo agradecía.
—¿Sucede algo? —Pregunto
—Sí, mira, estos autos son muy carros, debemos pensar en el dinero de los contribuyentes, has que lo cambien por autos seguros y espaciosos. No quiero que en la próxima reunión del presupuesto nos salten encima.
—Entendido
Mi familia usualmente no sabía medirse a la hora de comprar y era algo que me molestaba, estaba bien que gastaran nuestra fortuna, que había sido abarcada por las empresas, pero hacer con el dinero del pueblo era algo que me molestaba y mucho.
—Que el jefe de seguridad evalúe unos nuevos y estos los vendan, rematen yo qué sé, lo que mejor sea y el dinero se lo ponga en el fondo de ayuda que donamos para las diferentes, causas.
—Enseguida
—Gracias Jeff
Entre de nuevo para seguir con mis labores dándome cuenta de que no había encontrado ningún sitio por donde podría escapar. Había asuntos que debía resolver fuera, y que ya no se podían hacer por teléfono y debía salir del palacio.
Afuera podía ser yo misma, sin estar bajo escrutinio de nadie, a nadie le importaba, podía vestir como quería, juntarme con quien quisiera, encontrar gente de verdad en la que podía confiar y que no había podido ver mucho desde que regrese.
Entre a la oficina de mi padre que estaba limpia y sin una partícula de polvo. No había una sola foto familiar, yo había quitado la foto de mi madre que había sido la unica que tenía ahí, guardándola en uno de los cajones. La relación de mis padres fue complicada, tanto que los llevo a separarse y forma nuevas familias lejos de aquí, regresando solo a morir.
Vi la pila de carpetas y asuntos que debían tratarse. Me senté y di la vuelta la pila dejando la carpeta del final al principio y comenzando con el trabajo, que de seguro me mantendrá horas ahí.
—Tienes una junta con los directivos de la empresa —Revisaba mis anotaciones de mi última junta —Ya sabes el de marketing, de ventas, de mecánica ...
—Si lo sé —Dije sin levantar la vista —Me enseñaron eso —La regrese a ver, Camila asintió
—Si bueno, es que me recuerda a cuando eras una pequeñita y debía especificar todo —Asentí —El carro que pediste está listo, tengo que mandar la forma para que el jefe de seguridad lo aprueba o decida cambiarlo o darle una reforma al coche —La mire
—Me gustaría conocer a ese famoso jefe de seguridad —El jodido jefe de seguridad era sin duda un dolor de culo, así sencillamente un dolor de culo, pero he de admitir que sabía hacer su trabajo —¿Y qué carro es?
—Uno de los más seguros, pero ya olvidé la marca —Dijo revisando sus papeles —Espera, ya lo busco
—No importa —Asintió
—Tu primera aparición será maña en la tarde —Mire a Lucia —Visitarás el orfanato en el centro. La prensa estará ubicada a los lados, haz caso omiso a los comentarios.
—Por ahora es todo
Mire los papeles esparcidos por el escritorio y firme el último papel de la tarde noche. No había nada de las olas de crímenes, y era algo que debía hablar con el presidente.
Mi país sé regia por una monarquía constitucional, donde mi poder lo compartía con el presidente electo por el pueblo, no tenía permitido votar, pero tenía la opción de quejarme con el si algo que estuviera haciendo o no haciendo me molestara y este era el caso. El hombre se llevaba las reprimendas para luego pasarle el recado al que estaba haciendo mal su trabajo.
#23804 en Otros
#3661 en Acción
#36724 en Novela romántica
mafia italiana y amor, tradicion monarquia iglesia, amor y acción.
Editado: 27.05.2024