Llegar al Partenón no fue fácil, de ahí partimos hasta la casa de reunión.
—Se supone que debíamos entregar el nuevo cargamento a los policías, lo que pasó fue que nos emboscaron, los hombres de Luciano. —Todos tenían la cabeza agachada —El traidor está ahí a dentro, señalo a una de las habitaciones, lo sentimos Achilles
Caminé hacia la otra habitación, el sujeto estaba atado y se habían estado divirtiendo con él, estaba cubierto de sangre cuando me vio, se le puso pálido, sabía lo iba a pasar
—Tienes alguna justificación a tus actos —No respondió —No dirás nada —Se quedó callado —Bien, pues yo tampoco te daré clemencia. —Fabio me extendió él arma y lo apunté
—Espera Achilles espera, hablaré todo lo que quieras —Se removió en el asiento —Espera…—Suplicó, había una cosa que yo no toleraba y eso era la traición dispare
—Debemos ir por Michael —Le entregué el arma a Fabio de nuevo —¿Saben donde están? —Asintió —Bien quiero a todos listo. Activen el rastreador.
Ponerle un rastreador a la mercancía no había sido tan descabellado, lo cual nos había llevado, hasta una panadería, al sur de Roma. Yo había terminado convirtiéndome en la líder de la mafia italiana, muy pronto tomaría posesión de mi cargo. La mafia para el mundo había desaparecido, pero solo se había camuflado en las sombras, me había hecho de un puesto en un mundo de hombres y eso tenía a mucho molesto en este mudo de sombras
Donde nadie sabía de mi identidad, ya que cubría mi rostro dejando a la vista solo mis ojos, muy pocos conocían mi rostro y era los más allegados y en los que más confiaban.
Lidiaba con una división de la ciudad desde hace cinco años, y cada vez se ponía peor.
—Que se supone que hacen ahí pan —dijo uno de los subordinados a mi cargo
—Es una fachada para fabricar droga —respondí —Iremos en parejas, por la parte posterior y otros cubrirán el flanco izquierdo y el derecho, yo les aviso cuando entrar, vamos.
Camine hacia la entrada frontal, me cubrí con el camión cuando unos sujetos comenzaron a salir, cerré los ojos y divisé a los sujetos en la entrada eran seis. Me deslicé debajo del camión y salí por el otro lado, los hombres al verme se me abalanzaron, tiré a tres dejando dos inconscientes, Fabio apareció por detrás y acabó con los otros tres.
—Este es tu plan morir —sonrió —Lista —asentí, entramos a la cafetería, nos sentamos frente a la barra
—Me puedes vender la mejor pasta que tenga
El hombre solo me miró y me lanzó el vaso que tenía en la mano, yo lo esquive, un grupo de hombres salió de la cocina y sacaron sus armas, la gente salió despavorida y comenzaron los golpes. Esquivaba unos, tome un tenedor del suelo, otro me empujo contra la columna, sacó un cuchillo, me lo acerco a mi rostro, yo sujete su mano, lo lleve hasta su cara, lo empuje contra la barra y este cayó, otro apareció y me empujo contra la mesa le lance el tenedor, me encontré con Fabio.
—Esto es complicado, no crees
—Y los otros
—Tienen unos inconvenientes, ¿lista? —asentí salimos de ahí —Derecha o izquierda
—¡Derecha! —grité Fabio, me tomo de la cadera y me ayudó a pegarle a dos sujetos que estaban ahí —Izquierda
El tipo sacó un arma nos escondimos tras la columna
—Yo izquierda y tu derecha —asintió, corrí hacia el tipo, le salté encima, golpe su cabeza con mis codos y este cayó, no me di cuenta del otro sujeto que me tomó del cabello y me alzo, apretó mi cuello y yo intentaba zafarme
—La bella Achilles, por quien todos mueren, podría hacerte mía, ¿qué dices? —Le escupí, él solo sonrió, me lanzo, caí detrás de la barra. Me dolía la cabeza y tenía algunos rasguños, él volvió a parecer y me tomó del cuello otra vez. —Es una pena que si te mato tendré que pagar un precio alto con Santino, pero recibiré una gran cantidad de dinero.
Le clavé el pedazo de vidrio que encontré y lo empuje contra el mostrador, destruyendo todo a su paso, me empujo contra el mostrador también, hasta que cayó, Fabio aprecio, tomó el arma del tipo y nos pusimos al lado de la puerta
—¿Qué ves? —Me dijo cerré los ojos, no había nadie
—Nada vamos —Entramos, la cocina estaba desierta, llegamos a la siguiente puerta y nos volvimos a detener, e hice lo mismo —Son mucho, vienen hacia acá —Sonrió —Te parece repartirnos
Comenzaron a entrar uno por uno, los dejábamos en el piso, habíamos acabado con los cartuchos, nos empezaban a superar en número hasta que los nuestros entraron por atrás y acabaron con los restantes.
—Tenemos a Michael, pero debemos irnos, llamaron refuerzos, se llevaron la carga
—Mierda, llévense a Michael al cuartel y nosotros recuperaremos lo otro, vamos
Nos incorporamos a la carretera, el camión estaba a unos autos de distancia, cuando nos acercamos comenzaron a dispararnos desde los otros autos.
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Editado: 27.05.2024