Lo que debería haber sido un momento de relajación se volvió tenso desde las cuatro de la mañana con la presencia inesperada de Alessio. Estuvo en mis clases de esgrima, de ballet, hasta que tuve que ir a mi cuarto, alistarme para irme al dichoso club.
Me observé en el espejo, pero no quedé satisfecha con lo que vi. Parecía una más entre las chicas adineradas, un tanto insípida.
—¿Estás lista? —Pregunto Lucia
—Si creo que sí —Dije mientras me intentaba peinar, pero no, me senté
—Déjame ayudarte
Asentí mientras ella peinaba mi cabello y lo recogía en una cola alta, besa mi frente y mi mejilla.
—Listo hermosa, estás tan bella como una princesita, ¿que tiara usaras?
—La de hacer deporte —sonrió, haciendo que sus ojos color azul se hicieran pequeños.
Lucia no era fea, era una mujer muy hermosa, hoy llevaba uno de sus usuales atuendos para vestir, pantalones y blusa verde, que la hacían ver muy elegante, pero le facilitaban sus movimientos; aún tenía pretendientes entre mujeres y hombres. Aunque ella le gustaban más las mujeres. Camila no se quedaba atrás, amaba sus ojos verdes que eran como canicas y entendía bien por qué Jeff se había enamorado de ella.
Salí de mi alcoba encontrándome con Camila y Alessio, quienes me quedaron mirando.
Camila llevaba pantalones y una blusa de mangas largas, llevaba unos tenis. Alessio, por otro lado, lucia ese traje negro con camisa blanca, al igual que ayer. Aparte la mirada de inmediato. Después del inesperado beso, me sentí incómoda, sin saber muy bien cómo actuar frente a Alessio.
—Me veo fatal, lo sé
—Te ves hermosa —Sonrió Camila —Pareces una muñeca, cariño, déjame te tomo una foto
—Bien, ahora hagamos esto antes de que me arrepentía
—Habrá seis guardaespaldas más no los notarás —Mire a Alessio
—Está bien
Llegamos al club, Camila, y Lucia bajaron primero, Alessio las siguió poniéndose unos lentes de sol y luego baje yo colocándome también los míos.
—Bien, la primera actividad será el golf, luego seguirá el club de lectura, siguiendo del club de arte y al final clases de baile —Mire a Lucia quien revisaba su tableta
—Bien comencemos
Llegamos al campo de gol, la cantidad de personas era normal, no había muchas, y las que estaban, se concentraban en su swing, logré anotar nueve de diez. Parece que tengo un buen swing. Fuimos hasta la sección de lectura, donde no había nadie, el lugar se veía muy acogedor, con varios estantes llenos de libros, con buena luz, era una pena que estuviera vacío. Solo habia una pizarra con el nombre del libro que se leería. Camila lo anoto.
No lo estaba pensando mal, eso si me lleve un montón de miradas por la altura de la falda, las miradas lascivas de hombres y mujeres era algo usual en mi día.
—Ya lo leímos
—Creo que si
—Bueno, una relectura no está mal, supongo, ¿Y ahora qué?
—Clases de artes
Las clases había diez personas contadas, era al aire libre con dos mesas con dos manteles grises. No hicimos nada, dijeron el próximo, haríamos alguna canasta y que ellos nos darían los materiales. Caminamos hasta cafetería, el edificio central estaba lleno de mujeres y hombres se detuvieron al verme entrar, el lugar decía que tenía salones de baile y para sociabilizar. Las mujeres algunas tenía ropa deportiva y otras llevaban vestidos extravagantes y sombreros muy exóticos.
Yo no me sentiría muy cómoda vistiendo como aquellas mujeres, yo me regía bajo mi estilo propio, que según decían era un tipo de estilo dark old money. Además, era de la realeza y mis vestimentas debían ser superior, no podía verme igual que una chica de por ahí. Debía ser unica.
—Su alteza real, su tía, la princesa Victorie nos dijo que llegaría hoy, soy Joseph el encargado del lugar, cualquier cosa que necesite o no le agrade, estaremos prestos a resolverlo, solo llame
—Gracias, Me gustaría desayunar y quiero un salón poco concurrido si es posible
—Claro, por aquí
Caminamos hasta la segunda planta a un salón con pocas personas, que al verme igual se quedaron petrificadas.
—Continúen
—Enviaré a alguien a que les tome la orden, no se preocupe
—Gracias
El hombre se fue y señalé los asientos a Camila y Lucia que se sentaron. Mire a Alessio.
—Siéntate que me va a dar migraña si sigues parado ahí como un espantapájaros.
Se sentó a lado mío quedando un minúsculo espacio entre él y yo.
—Bien que van a pedir —Lo mire —Tú también que nadie aquí ha desayunado
No sabía si me estaba mirando, ya que aún llevaba los lentes, cuando el camarero llego cada uno pidió algo y mientras tanto dejaron pequeños aperitivos. Mire a las mesas, al rededor nos miraban, algunas de las mujeres susurraban por lo bajo. Miraban a Alessio con coquetería esperando que regresara a ver.
—Tienes admiradoras
Lo miré, él no se movio, no sabía qué estaba pensando, solo se cursó de brazos haciendo que se le notara el arma, vio lo que estaba mirando y la cubrió, mirando a otro lado.
—Al regreso debes prepararte que en la noche tendrás que asistir a una comida benéfica. Mejor dicho es una cena que todos los años hacían tus padres.
—Nunca he ido —la miré —Vamos Cami, no me vas a obligar a ir
—Lo siento tu tía te lo ordena —La miré y asentí —Por cierto ya se fue
Sentí la mirada de las tres personas sobre mí.
—Lo sé, creo que se quedó más de lo que pensé, eso es nuevo
—Tal vez tenía algo que hacer, ya sabes que ella…
—Ya no tengo seis años, Lucy, sé que le cuesta estar conmigo. Ahora esperemos que nos traigan la comida
El mesero no llegó interrumpiendo el incómodo momento, dejo las cosas, pidió disculpas mientras le gritaban desde otra mesa. Mire lo que dejo, la comida estaba toda revuelta, tome lo que pedí mirando que no estaba como especifique. Una mano tomó mi plato cambiándolo por otro que estaba como pedí, mire a Alessio, quien tomo mi plato y comenzó a comer.
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Editado: 27.05.2024