El viaje a Milán solo fue de un par de días, la prensa quería saber qué pasaría si los Prince ganaban la audiencia, además del rumor de mi compromiso, alegando que muy pronto se daría a conocer a mi prometido y cuando sería.
—¿Quién comenzó el rumor?
—No tengo idea —dijo Camila
—Hmm, esto no me gusta —Mire la foto del periódico que estaba junto a Sebastián —Y luego esta Zayden
—¿Sigue enojado? —Pregunto Lucia
—¿Por lo del video? —Asentí —Supongo, lo único que hace es mandarme cartas, aún sigue enojado por lo que paso hace cinco años, o no lo sé, es complicado
—Cariño mira, en una relación las partes deben poner de si y enojarse por tonterías, nadie debe limitarte, ya te lo dije. No me gusta en quién te transformas cuando estás con Zayden, tan cuadrada. Dejas de ser tú solo para complacerlo.
—Con él siento que puedo ser perfecta, que no soy este desastre —Me miraron —Sé que no me amaría si me viera como en realidad soy
—Pues busca a alguien que te ama como eres en realidad, con el que puedas ser tú y te aplauda con bailes exóticos y te insiste hacer más de ellos, no que se enoje por eso. Busca a un hombre que se sienta orgulloso de tenerte, así como eres, loca, divertida, sería, sexy.
Hablo Lucia mientras yo miraba por la ventana del lugar, intentando no arrepentirme de mis elecciones.
—Sabes que ya lo encontré, pero no puedo estar con él —baje la vista
Lo admití porque Alessio no estaba presente, solo estábamos nosotras tres.
—Oh cielo
—Yo si pudiera me quedaría con él, aunque no estoy segura de que él aún quiera está conmigo —Recuerde el beso en el pasillo — Además con Zayden yo no quería romperle en corazón, él era mi amigo, pero Sebastián, es como salir con mi hermano mayor.
En Milán estaba ubicada una sede de la empresa, recogimos unos papeles, evaluamos el funcionamiento del lugar y viajamos por las mismas a Los Ángeles. El viaje se me estaba haciendo pesado que me dio hasta migraña, tuve que hablar con Vincenzo y su hermano Marcos, abogados de la familia.
—Rouses mira ganaremos esto, tú solo déjanos a nosotros
—Llegaré en unas horas y nos veremos en el juicio, quiero que sea rápido
Estaba cansada, esto del juicio me tenía mal y sabía que solo estaba por comenzar, ya que saldrían muchas cosas con respecto a mis padres y su falta de querer hacia mí. Yo solo quería olvidar que a las únicas personas que debí inmortales no lo hice.
Estaba frente al espejo del hotel y es que me había negado ir a la casa que mis padres tenían aquí, no sabía si recogerme el cabello o dejarlo suelto, como era algo ondulado, me mire de arriba abajo, ¿no estaba mal verdad?, pantalones de mezclilla, tenis y un Blazer negro.
Al final del día Mateo entro y me recogió el pelo en una cola alta, él era mi estilista personal, mejor dicho era el encargado de que me viera bien. Se había ocupado de ello desde que era una niña y era muy buena persona. Había quedado devastado por la muerte de mi madre y sabía que esto le molestaba.
Mientras me peinaba me había dado ánimos y me había pedido un poco de paciencia y es que lo último que quería era volver a la contienda con los Prince, ya lo había hecho antes indirectamente y había perdido, y yo nunca pierdo.
—Quiere decirme cómo era la relación entre la difunta y usted —Emilia Prince llevaba un rato sentada en el estrado y lo único que había hecho era tirarse de víctima
—De madre e hija, pasábamos todo el tiempo juntas, ella era como una madre para mí —dijo mirándome
—Eso es todo señorita —Ella bajo
—Solicito de testigo a Rouses Alessandretti —dijo su abogado
—Se solicitó que se utilizara el respectivo título, ya que se considera una falta de respeto para mi cliente —Respondió Marco
—Lo siento su majestad, puede subir al estrado
—Su sarcasmo no me afecta —Mencione mirando al hombre con enojo —Es más me da risa
Mire a Marco y él asintió, descruce mis brazos, me pare y camine hacia el estrado, donde me tomaron el juramento. Estaba que me explotaba la cabeza por todos los comentarios de Emilia Prince en los últimos minutos y los dé a su abogado que tenía una sonrisa como el gato de Alicia.
—Dígame princesa, qué relación tenía con la difunta
—Era mi madre —el hombre sonrió
—¿Cuánto tiempo pasaba con usted?
—No mucho
—¿Cuánto tiempo?
—Nada —respondí
—Sus padres se divorciaron cuando tenía diez años, pero ellos la dejaron a los tres meses, ¿no?
Solo lo observé, la avaricia se reflejaba en los ojos, su alma marchita, necesitada de bienes materiales, quería jugar a quien era el peor; yo podía hacerlo, el hombre retrocedió y miró a otro lado.
—Todo eso lo puede encontrar en internet —dije
—Princesa responda —hablo la juez
—Si —dije
—Sabía que su madre empezó una relación con el señor Prince, mucho antes del divorcio con su padre, y crio a la hija de mi cliente como si fuera suya, además de que ellos se iban a casar
—Me parece bien —Miré a Marco quien me pedía paciencia
—Responda
—Sí, lo sabía
—Sus padres le enviaban dinero, debes en cuando, ¿no es así?, ¿puede decirme la cifra?
—Señoría, eso es irrelevante —dijo Vincenzo
—A lugar
—Veinte y siete mil —dije —¿Y eso qué?
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Editado: 27.05.2024