Temptation

10

—Tus padres han dicho que iremos a vivir con ellos en Roma — solo levanté la cabeza —¿No te emociona Ángel?

—No —volví a resolver ejercicios

—La pequeña lucecita se apagó, no quiere nada — entré en la cocina sosteniendo a Mark —cariño —Lucia se acercó

—Estoy un poquito aburrida —puso mi cabello detrás de mi oreja 

—¿Quieres jugar? —asentí y bajé a Mark —¿Qué quieres jugar?

—Escondidas 

—¿Quién empieza? —me miro Cami

—Tú

Cami empezó a contar, yo corrí a esconderme y entré en su despacho donde me escondí detrás de las cortinas. Cami y Lucia entraron, pero no me encontraron, después se fueron y volvieron a entrar, pero se sentaron junto al escritorio. Cuando salí no me hacían caso. Salí y fui al patio, corrí, ¿por qué no me prestaban atención?

Llegue a la cocina donde había un auto, bajaban frutas, me asomé y pude ver que en la camioneta había un perro. Mi madre no me dejaba tener perro, así que subí y me senté a su lado, lo acaricié, él me lamió la cara, la puerta se cerró de golpe y yo me asuste, me volví a sentar a lado del perro, abrace mis piernas. 

Cuando el carro paro y las puertas se abrieron, me baje, no sabía donde estaba, había caminado por mucho tiempo, y se hizo de noche, me senté en una banca. Tenía mucha hambre, había un grupo de chicos cerca y un puesto de comida, mucha gente, mucha, no sabía el camino de regreso a casa, camine al puesto de comida, pero cuando estaba a punto de llegar me tropecé y caí 

—¿Estás bien niña? —Me ayudaron a ponerme de pie, era un chico muy alto, vestía de negro entero —¿Dónde están tus padres? 

—No se me perdí y tengo hambre —Miré al puesto de comida —Me puedes ayudar a encontrar a mis nanas, por favor 

—Ven te compro algo —Tomo mi mano 

Él fue muy amable conmigo. Me compro comida, había unas personas a su alrededor que lo miraban con temor. Él hablaba en Latín, lo hablaba muy bien, pero no entendía lo que decía, esos términos no estaban en mi vocabulario por el momento, me dio una funda con papas, muchas papas, no me dejaban comer muchas porque eso engordaba a los niños, y podía ser cierto, pero a mí me gustaba un montón.

—Me ayudarás a encontrar a mis manas —él sonrió 

—Claro que si niña lo haré, pero ¿cómo son tus nanas? —Nos sentamos en la banca 

—Ellas son como mi mamá, Lucy y Cami 

—¿Y tus padres? —negué 

—No ellos, nunca están —Lo miré

—Los padres suelen ser complicados —Me dio un vaso de cola —¿Dónde vives? —Mire a todos lados y recordé el nombre en la puerta 

—En el Castillo D’ Agelis —él me miró —Está lejos 

—Si —Miro a todos lados —Como llegaste aquí 

—Estaba jugando y mis nanas, ya no quisieron jugar y encontré un perro, mi mamá no me deja tener uno y quería tocarlo y él estaba en un auto, se cerró la puerta y no pude salir hasta que la abrieron de nuevo

—Hay niña, eso fue muy irresponsable de tu parte —Se levantó y boto la basura —Sabes lo que significa, tu familia puede estar desesperada buscando —negué 

—Ellos no me quieren, no les importo, no vinieron a mi cumpleaños —Agaché la cabeza

—Ven, va a llover, debemos irnos y después te llevaré a tu casa

Las calles eran desiertas y caminamos hasta una casa algo antigua, los faroles de las calles alumbraban el lugar, vi un perrito pasar, cuando se lo dije él solo mira al pobre, estaba flaco, mire la puerta del lugar, era vieja. 

—Prometiste llevarme a casa —Hablé mientras él abría la puerta, él se puso a mi altura

—No confías en mí —Lo miré, estaba triste, se sentía solo y había un hombre que lo golpeaba y tenía un amigo o hermano 

—¿Qué?, ¿cómo? Hiciste eso …

—No lo sé —Bajé la cabeza

—Lo has hecho antes —Asentí muy despacio, toque su rostro 

—Te lastimo mucho —Seguí tocándolo —No estés triste 

—No lo estoy —Me tomo en brazos —Ven entremos 

—¿Pero qué demonios Alessandro? —Una voz se acercaba, prendió la luz —¿Pero dónde has estado?… Y ¿quién es esa niña? 

Era un chico con camiseta y shorts, estaba despeinado, tenía el pelo café y se restregaba los ojos, estaba algo bronceado, su piel era color canela, si eso era lo que Lucia me había dicho su piel era color canela. Mire a quien me sostenía, tenía el pelo rubio y piel color canela, él me miró y tenía los ojos color gris, se acercó y me dejo sentada sobre una mesa 

—Esta pérdida —Entró en otra habitación y salió con una lata de algo

—¿Y eso qué? Devuélvela a donde la encontraste —Se sentó en un sillón que había ahí —No somos caridad o donde dejas los objetos perdidos

—Bueno, pues deja que te muestre algo —él lo miró —Acércate y deja que te mire, niña, ¿crees que puedas hacer lo que hiciste afuera? —Lo mire

—¿Qué cosa? —dije 

—Lo que viste cuando me miraste —Dejó la lata aun lado mío, por lo que pude notar ese líquido era cerveza 

—No sé —Miré mis pies —Puedo intentarlo 

El chico se acercó y pude ver sus ojos, los tenía color celeste, lo miré

—¿Qué se supone que veré? —dijo 

—Calla y deja que te mire —dijo y volteo a verme de nuevo 

—A ver niña, déjame …—Extrañaba a alguien, los dos eran como hermanos y un funeral, estaba asustado, cansado y no sabía que hacer, perdió algo, había risas, y una mujer, era muy hermosa, pero parecía enojada por algo —Suficiente, pero ¿cómo lo hizo? —el otro alzó los hombros 

—Es interesante, ¿no? —El chico de short se cruzó de brazos e hizo una mueca 




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