Temptation

22

Me detengo en el jardín y tomó aire, estoy muy enojada para pensar o actuar, tengo que tomar decisiones con la cabeza fría. Me siento aún enojada. Alguien más se sienta a mi lado, pero no lo miro.

—Lo siento —Levanto la mirada —No debí besarte

—Eres un celoso, posesivo —Sonríe y yo aparto la mirada 

—Si me lo pides lo golpearé

—¿Y qué mi abuela te eche? Mejor no, pero si me gustaría, además puedo sola y te consta.

—Mucho —Sujeta mi mano

—Tarde o temprano iba a pasar y qué mejor que temprano ¿No? —Lo miro —Lo que no puedo creer es que me vean como un objeto en busca de dueño. Soy más que eso, me molesta que no vean más allá de mi cara.

—¿Qué? ¿Lo molesta que eres o lo inteligente? Creo que lo molesta, lo saben, lo otro, no creo que les guste. 

—¿Por qué te gusto?

—Quién te dijo que me gustas —Lo golpeó en el hombro y me pongo de pie —Supongo que soy muy obvio

—No al contrario, dime

—No hasta que lo digas tú primero —Lo miro —No me has dicho que me amas

—¿Y por qué debería decirlo yo? Tú nunca me lo has dicho para que veas cómo se siente

—Yo…

—Rouses —Levantó la mirada y Camila estaba parada cerca de la entrada —Tienes vistas

—Otro idiota —Habla Alessio

La persona con la que viene se acerca y yo me pongo de pie de un salto, corro hacia él y saltó sobre él gritando y llorando.

—Mi pequeña Alejandra has crecido

—Tío Eros —Gritó en griego de la emoción en sus brazos —Te he extrañado tanto 

Me bajo y sonrió, mirándolo, aún tengo que levantar un poco la cabeza, pero no es mucho como cuando era niña, debía quebrarme el cuello para mirarlo. Tiene puesto un traje negro que contrasta con sus ojos grises, tiene el cabello caoba corto y no tiene hecha la barba, pero la luce bien.

—Quería verte mi pequeña niña, tu tía me hubiera matado si no te veía a ver

—¿Está aquí? ¿Mis primos?

—No pudieron venir, mi pequeña, pero ya falta muy poco, unos meses nada más y cumplirás dieciocho, podrás irnos a visitar con tu prometido. —Mira a Alessio, lo regreso a ver y parece algo enojado, sorprendido.

—Alessio, él es mi tío Eros —Indicó —Tío, él es Alessio Caruso, mi jefe de seguridad y amigo 

Mi tío lo mira de arriba a abajo, y luego a mí. Sonríe y lo abrazo

—Un placer, señor Caruso, he escuchado mucho de usted —Extiende su mano y Alessio se acerca a saludar —Espero que mi pequeña no le esté dando problemas

—No más de los necesarios —Lo miro con mala cara

—Debe saber como es, libre como el viento —Sonrió —Tus primos te extrañan mucho, están ansiosos de verte 

—Y yo, no quiero esperar tanto —Acaricia mi mejilla —Por favor déjame ir a verte

—Pequeña, no quiero que tengas problemas

—Pero yo quiero

—Mira mi pequeña, lo mejor será esperar, podrás ir más seguido cuando cumplas dieciocho, y si te comprometes será más fácil —Niego —No sabes cuanto daría para que no fuera así, mi pequeña, yo tampoco quiero a ningún idiota cerca de ti —Me abraza —Pero así tu abuela no te dirá nada

—¿Cuánto te quedarás? 

Hago la pregunta que duele y mi corazón empieza a doler. Mi tío es la vista más bonita y dolorosa, mi abuela le prohibió verme y solo nos comunicamos por mails. Lo quiero mucho, él para mí fue lo que para Arabella, mi tío Emilio.

—Me voy en dos horas, voy camino al aeropuerto, tu abuela me dejó verte —Lo abrazo más fuerte y comienzo a llorar —Mi pequeña si hubiera sabido que te pondrías triste…

—No, siempre es bueno verte —Me separo —Pero no quiero que te vayas 

—Estarás bien pequeña, mi pequeño ángel, estaré contando los días para verte 

—Eros, creo que tu vuelo espera —Mi abuela aparece, él sonríe

—Estaba por irme Elena —Su mirada es fría y sin ninguna emoción, pero yo sé que está enojada porque estoy llorando. —Tu tía y yo estaremos esperándote, con tus primos iremos a esquiar y a la playa.

Lo sujeto de la mano y besa mi frente, no quiero que se vaya. Me sujetan por detrás al tiempo que él se comienza a alejar.

—Tío Eros —Estiro mi mano 

—Te amo mi pequeña 

Se voltea y entra pasando por a lado de mi abuela. Camila aparta la mirada mientras lucho por ir tras de él. Mi abuela se para frente a mí. 

—Las princesas no lloran Rouses. A menos que quieras que prolongue más el tiempo en que los tengas que ver

—No

—Entonces compórtate como lo que eres y deja de llorar —Me sueltan y me doy cuenta de que fue Alessio el que me sostuvo —Compórtate como lo que eres, la heredera a un trono, los sentimientos no tienen cabida en el corazón, tus decisiones deben ser estratégicas y que te beneficien. No dejes que el corazón hable a menos que quieras perderlo todo.

Se va junto a Camila mientras yo me doy la vuelta y siento como una lágrima más se me resbala, Alessio se acerca, la limpia besando mi frente. Toma de la mano y me lleva entre el jardín hasta el bosque que colinda con este y nos perdemos ahí. Llegamos a un pequeño claro donde hay una escultura y unos bancos en donde me puedo sentar.

—No sabía que era tu tío

—Él era el hombre que me daba clases de piano —Confieso —Es un buen maestro, pero cometió un error —Lo miro —Mi abuela dice que me hizo débil. Mi tío Eros era lo que Luka debió ser. Mi abuela le prohibió verme, ya que el hecho de haberme enseñado a sentir no es correcto. Apenas lo veo en eventos. Imagínate que dices te amo por primera vez a alguien y lo apartan de ti porque te dicen que amar es malo, te hace débil. 

—¿No has pensado en escapar a verlo?

—Mi abuela me deja salir hacer lo que se me dé la gana, menos ir con mi tío. Sí, lo hago, no me dejará verlo nunca y prohibirá al pelele con el que me case que no me deje ir. Estoy segura de que si me subo a un avión rumbo a Macedonia, ella lo detendrá. Mis únicas opciones son cumplir dieciocho y verlo una vez al año o comprometerme y pedir a mi esposo que me lleve hasta que me coronen y hacer lo que me dé la gana.




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