Temptation

30

Siento que me cuesta respirar, me pesa. Cuando abro los ojos la luz me ciega y distinguir donde estoy me cuesta. Lo último que recuerdo es a Alessio matando a alguien.

—Tranquila 

—Tengo sed 

Veo la figura de Alessio acercarse con agua, cuando se cambia a mi otro lado lo veo mejor. La puerta se abre y el médico entra. 

—Rouses

—Bruno, porque no veo de este lado

—Tienes el ojo un poco inflamado, una cortada en la cabeza y tuviste una reacción alérgica al sedante, pero ya estás bien y lo mejor es que te mande a casa, los pacientes del hospital están nerviosos con tanto guardia de seguridad. Por cierto, señor Caruso, es un héroe.

Lo miro.

—No soy nada

—Tu guardaespaldas te salvo él solo. Está en las noticias, es muy popular y más con las enfermeras. Traeré el alta y tu medicación, trata de relajarte, tu ojo se pondrá mejor.

Miro a Alessio, el ojo malo me lagrimea y el limpia mi rostro.

—Oh por Dios —En la puerta Arabella vine hasta mí dando tumbos —Sentí que me daría un ataque, mira lo que te hicieron —Se separa para mirarme —Te pondrás bien

—Estoy bien —Indico

—Lo hiciste Rouses, el parlamento aprobó la consulta. Además, exigieron más protección hacia ti, dijeron que los miembros del consejo te amenazaron y que este atentado debía ser investigado, porque es muy sospechoso. Elena y Victorie nos esperan en casa. Alessio no las dejo venir, a mí me dejo venir solo porque Lucino venía conmigo. Estaba tan preocupada.

—Estoy bien —Repito

—No saldrás de casa ¿Entendiste?

—Arabella exageras —Se ríe de mí

—No claro que no, he pensado en poner en pausa mis estudios solo para pasar contigo en casa y Luciano pedirá la transferencia y nos mudaremos a Milán o cerca.

—Arabella, no tienes que estructurar tu vida por mí, estoy bien. Termina de estudiar, no me pasará nada lo juro. Alessio me cuidará.

—No dudo que lo haga, pero estaré muy preocupada

—Podrás llamarme

—Cinco veces al día como mínimo

—Dos

—Tres

—Vale —Sonríe 

Luciano entra y me mira.

—Espero que los hayas dejado peor Caruso

—Sus cerebros ahora adornan las paredes de ese lugar 

Miro a Alessio y este tiene varios golpes nada graves. La enfermera vine con el alta y debo cambiarme de ropa. Le pido a Arabella que me ayude. Cuando estoy lista llama a los chicos, es Alessio que me pone en la silla de ruedas y me saca hasta el levador. Volamos en casa en helicóptero. Donde mi Lucia y Camila son un mar de lágrimas. 

Una vez en mi cuarto donde me acomodo, ellas me dan besos y mimos hasta que me dejan sola con Alessio, que no ha dicho ni una sola palabra.

—¿Estás enojado?

—Casi no te salvo —No me mira, está de espaldas —Habrá más seguridad, más protocolos, debe ser así. No pienso perderte, hoy, ni mañana, ni nunca.

—Alessio…

—No. Esos tipos pensaban violarte —Me regresa a ver —Me volvería loco si te pasa algo, me volví lo tanto que yo…

—¿Qué tú qué?

—Hice un verdadero desastre, nadie quedo vivo —Se pasa la mano por el cabello —Esos malditos merecían más, quería arrancarles los dedos solo por el hecho de que te tocaron, y a ese infeliz que te golpeo debí torturarlo y…

—Yo también me asusté —Digo y él me mira —Pero sabía que me salvarías y eso me dio un poco de valor, no me equivoque. Alessio, tú sabes que mi vida es así, y aún tienes tiempo de bajarte del barco.

—No pienso ir a ningún lado

Se acerca y besa mi frente, nos quedamos mirando hasta que paso mis brazos por su cuello.

—Me veo horrible ¿Verdad? —Niega —Si me veo horrible ¿Aun me compraras papas?

—Todas las que quieras

El golpe la mañana siguiente había bajado a mi pómulo, aunque el color de mi ojo no mejoro. Por la ventana de mi habitación observé que no había ninguna nube y clima está perfecto según mi teléfono. Quería salir al patio, quería nadar un poco. Me cambio y me pongo mi traje de dos piezas color blanco. Y una camiseta que me cubría hasta los músculos, cuando salgo Alessio está parado con una bandeja.

—¿A dónde vas? —Pregunta cuando ve que tomo mi bolsa

—A la piscina

—¿Con permiso de quién? 

—No necesito el permiso de nadie para ir a la piscina de mi casa 

Me mira y dejé la bandeja a un lado.

—Joder que acabas de salir de un altercado Rouses.

—Sí, y Bruno dijo que me lo tomara con calma y me relajara, y yo quiero nadar, con moretones y todo quiero nadar. 

—¿A dónde vas? —Lucia llega con unas cremas —¿No pesarás ir a nadar? 

La miro y ella a mí. Sabe que si.

—Yo…

—No, Rouses Alessandretti, está haciendo sol y te quedará marca 

—Me quedaré en la sombra, lo juro

Comienzo a salir mientras ambos me siguen intentando que regrese a mi habitación, Camila se les une en el camino hasta que estoy por llegar, pero mi abuela se atraviesa. Ayer Arabella partió a Francia y esta mañana mi tía Victorie quién sabe a donde. No quería que se quedaran por mí, estaba bien y podría con esto. Yo era fuerte.

—¿A dónde crees que vas?

—A nadar —Me mira

—Te quedarán marcas

—Hay sombra, no nadaré más halla de la sombra. Solo será por una hora y me meteré cuando el sol comience a subir.

Mira la piscina y luego a mí. 

—Haré que te maquillen como payaso si te queda una marca

—Entendido

Salgo y coloco mis cosas en una tumbona mientras me siento en otra y tomo un libro de mi bolsa, no hace mucho viento y me quito la camiseta. Lucia me indica que me traerá comida y algo de beber. Se va junto a Camila, mi anual también desaparece. Alessio se sienta en la tumbona a lado de la mía y me mira.

—Encerrándome no lograrás nada

—Lo sé —Lo miro. Alzo mis manos y fruto su entrecejo que se relaja —Debo revisar algo del nuevo protocolo, no me tardo




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