Temptation

37

Rouses

Me desperté en mi cuarto, Camila estaba a mi lado, miré al otro lado y Lucia no estaba, Camila acaricio mi cabello, comencé a patalear, aunque me dolían las piernas, grité, pero no se escuchó nada, no había sido una pesadilla todo era verdad.

Bruno habla de mi recuperación, mi medicamento y de lo que debo y no hacer. Habla de mi movilidad y de como deberé hacer un pequeño tratamiento que comienzo al día siguiente con la presencia de todos. Anthony ha venido desde New York, no me ha dicho sus razones, pero no se lo ve muy feliz como la última vez.

—Es simple, habla mi abuela —Yo no digo nada, no he hablado con nadie —Te paras y caminas hasta al otro lado

—En realidad su Majestad, debemos hacer un calentamiento previo, creo que necesitaremos un poco de privacidad —Habla la doctora. Miro al resto

—A ella no le importa —La doctora me mira —Comencemos entonces

Comenzamos con el calentamiento, que son una especie de masajes y movimientos. Cuando terminamos, me pone frente a dos barras laterales. Y me indica que me ayudara apararme. Me siento un poco débil y lo peor es que tengo la mirada de todos encima.

Me ayuda a ponerme de pie. Me sostengo, mis piernas están como dormidas.

—Da un paso, por favor —Lo hago con mucho escuerzo —Tú puedes llegar hasta el otro lado

Lo hago, y es estresante.

—Ahora que lo haga sin esas cosas

—Debemos ir despacio su majestad

—Madre, Rouses luce cansada

—Pues no hay tiempo —Miro a mi abuela —Tienes cosas que atender Rouses

—Lo haré —La doctora me mira 

—No creo conveniente...

Doy dos pasos atrás, el corazón me late a mil cuando suelto esas barandas, camino tres pasos y caigo al suelo. Maldigo en un susurro.

—Levántate Rouses —Miro a mi abuela —Ponte de pie ahora

Intento hacerlo, pero es imposible.

—Rouses...

—Hazlo ya —Habla mi abuela —Levántate 

Lo hago, camino un poco más, pero vuelvo a caerme. Me pongo de pie y camino, me caigo de nuevo y me paro. Sigo caminando hasta que ya no me caigo. 

Respiro desacompasadamente. Mi abuela me mira con orgullo. La Doctora se acerca y me da agua.

—Debemos seguir con los masajes

—Está bien 

—Que no recorra distancias largas —Dice la doctora —Si se cansa o se le vuelven a amortiguar las piernas...

—Está bien 

La médico sale y yo me quedo frente a mi abuela. Se acerca y me da palmadas en el rostro.

—Podría lanzarte con los lobos y regresarías siendo la alfa —Sonríe —Cámbiate que tenemos que hablar

—Enseguida 

Sale y cuando sé que no está viendo, me siento y suelto el aire, me duele las rodillas. Arabella se acerca.

—Rouses... —La miro, pero no dice nada —Lo siento, no queríamos mentirte

—Pero lo hicieron

—Pensamos que te protegíamos

Me pongo de pie despacio y salgo de la habitación. Desquitar mi ira con alguien que no se la merece no es bueno, y Arabella es la última con quien quiero desquitarme. Me doy cuenta de que hay más guardias y hay dos chicas que no había visto. Cuando se dan cuenta de que las miro se ponen firmes.

—Verónica Martínez. Su alteza real

—Cristina Palacios. Estaremos a cargo de su cuidado junto al resto. Nuestro jefe, el señor Caruso, no asignó a usted.

—Entiendo

Cuando estoy con mi abuela me ponen al tanto de todo 

Cuando estoy con mi abuela me ponen al tanto de todo. Los miembros del consejo habían abandonado el país, y había investigaciones. 

—Te propongo algo —Dice —Vacaciones, lejos de todo. Lejos del drama

—Cuál es el truco

—Que me dejes a cargo —La miro —Yo tendré el mando hasta que cumplas dieciocho

—Pensé que lo tenías

—No completo, tienes parte de ese poder —Asiento

—Lo pensaré

—No hay que reflexionar

—Tal vez no me quiera ir lejos, me quiera quedar con Arabella y Alessio —Me mira —¿Qué?

—Nada

—¿Algo más? —Pregunto

—Si mañana es el día de ese festival de invierno

—Creí que ya paso —La miro con dudas

—Lo retrasaron por ti, no quieren a otro ángel que no seas tú. Mateo tiene tu traje de angel. Espero que destaques.

—Yo no...

—Puedes retirarte 

Salgo y tomo aire, paso mis manos por mi cabello y doy unos pasos encontrándome con Alessio.

—Quiero hablar contigo

—Yo no —Me mira —Quiero por un momento un poco de paz y asimilar lo que está pasando

—Rouses...

—Alessio, no. No quiero hablar ahora, porque bien pudiste decirme que Lucia había muerto. Sé, supone que tú como mi novio tienes que ser honesto conmigo ¿Cómo puedo confiar en ti si no me dices esas cosas?

—No quería...

—Pero yo quería la verdad, no me importaba si era dura o no. Te pedí algo que era una simple cosa.

—Para mí no

—Necesito tiempo, yo necesito tiempo —Me mira —Sabes que, hablamos después

Paso por su lado y me voy a encerrar en mi habitación. A donde posteriormente llega Mateo a probarme el vestido que al parecer usaré mañana. El pecho se me cierra cuando me veo en el espejo y solo tengo a Camila para ayudarme. La abrazo muy fuerte cuando Mateo se va con miedo a que desaparezca y rompo a llorar, ella pasa su mano por mi cabello y me consuela. 

Me miro en el espejo, en mi cabeza reposa una diadema que asimila una aureola, el vestido blanco caía desde mi cintura, dejaba ver mis hombros, la parte de atrás era muy bonita, parecían dos alas que caían por mi espalda 




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