Rouses
Había recogido toda la basura la noche anterior, bueno casi toda, estaba frente al ventanal observando el amanecer, mientras tomaba una taza de café, ayer en la noche la aparición de Arabella, Luciano, Emilia y Alessio me desconcertó un poco.
No los quería cerca, no quería a nadie que me recordara a Lucia y Beyno, o lo que paso y es que dolía, dolía mucho. Quería olvidarme de todo y de todos. Escuche risas provenientes del pasillo, miré sobre mi hombro, eran Alessio y Emilia, no se dieron cuenta de que estaba ahí, ella solo llevaba la camiseta de Alessio.
Verlos dolió, y el enojo en mí se incrementó, aún dolía. Trate de ignorarlos y seguí tomando café, los escuche moverse y cerré los ojos.
—¿Todos los humanos hacen eso? —Escuché un grito y una sonrisa se escapó de mis labios, Airó se paró a mi lado
—No — seguí mirando por la ventana
—¿Pero qué están haciendo? —Esa era la voz de Arabella
—Esta es una buena hora para comenzar a listarse, y lamento si los asuste, esa es otra consecuencia de un susto verdad, gritar ¿verdad?
Eso me recordó la primera vez que prendí a Airó, Camila lo miró, se quedó sin habla y se desmayó, Mía estaba pálida y Anthony se le salieron los ojos, sonreí
—Algunos, lo hacen si —Respondí
—Ellos sienten atracción sexual, pero ella…—Miré a Airó —Ella…
—Entiendo Airó —Volvió la vista al ventanal —¿Cómo está el clima? —Mire el reloj
—Estable, frio cuatro grados Centígrados —asentí
—Esta es la cocina, por favor —Dice Arabella
—Bárbara llegará pronto a preparar su desayuno, ¿Quiere comer algo nuevo hoy? —Negué, mientras bebía el último sorbo de café, me di vuelta y ellos solo me miraban
—Sé que les dije que estaban, en su casa, pero por favor en la cocina no —dije mirando la taza vacía —Solo la cocina valió veinticuatro mil dólares —Ellos pestañearon
—Eso fue algo descortés de su parte —Dijo Airó
—La verdad duele —Airó me miro —Lo siento, pero es muy poco higiénico de su parte
—¿Quiere más café?
—Por favor Airó
Camino hasta donde están, aún tengo la misma ropa de ayer.
—Buenos Días —Saludan, Bárbara, la cocinera ha llegado
—Buenos días, Bárbara, ¿Cómo has amanecido? —Sus mejillas se tiñen de rojo
—Muy bien, su alteza real —Mira a la pareja que estaba en la cocina —¿Se despertó hace mucho, hoy llegue más temprano, ¿Qué quiere desayunar?
—Está bien Bárbara, tranquila. Lo que tú quieras cocinar está bien —Sonrió, era una buena cocinera —Ellos son vistas momentáneas, ignóralos, yo lo hago
Airó me da mi periódico y mi vaso de café y procedo a ir al comedor donde tomo asiento, hasta que esté el desayuno.
—Rouses, eso no es correcto
—Es la verdad
Se sientan a mi alrededor, todos, hasta Emilia trato de ignorarlos, pero ahí va Emilia.
—¿Qué hay de desayunar?
—Si quieres desayunar, deberás cocinar tú misma, Bárbara está aquí para cocinarme estrictamente a mí, si quieres que comer algo págale, y ella te cocinará
—Trabaja aquí ¿No? Los huéspedes de esta casada deben estar incluidos ¿No?
—Sí, y no. Los huéspedes de esta casa no se incluyen. A excepción de Mía y Anthony.
—Puedo hacerlo no hay problema su alteza real
—Como quieras Bárbara
—Te pagaremos por tu servicio —Dice Arabella, mirándome
—Buenos días ¿Como…?
Camila se detiene al ver quién están en la mesa conmigo. Me mira y dejo el periódico de lado. Ella sonríe.
—Qué linda sorpresa el que estén aquí —Mira a Emilia, a quien se le nota los pezones por lo fina de la tela —Es una sorpresa en realidad
—Buenos días, estrellitas, tuve el sueño más raro. Ayer llegaban Arabella y su raro novio y el idiota de tu ex…—Me mira y al resto —Guardaespaldas
—No fue un sueño imbécil, ellos si llegaron ayer —Lo reprende Mía —Que golpea su nuca
Bajan la ultimas gradas que les faltan y sé cercana tomar asiento frente a la mesa, en el incómodo silencio.
—¿No empacaste pijamas? —Le pregunta Mía a Emilia
—Con Alessio son innecesaria
Bárbara deja mi desayuno frente a mí y con la ayuda de Airó platos para el resto de los demás.
—¿Son orgánicos? ¿Los huevos? —Miro a Emilia
—Si señorita
—¿Y la leche? No puedo beber leche si no es solo leche pasteurizada y…
—Puedes comer o no hacer —Digo —Perdón, sino que sabíamos tus requerimientos de comida, pero como verás no sabíamos que vendrías y tampoco queríamos que lo hicieras
—Rouses…—Me reprende Camila —Tranquila Emilia, todo es orgánico y está hecho de acuerdo a la dieta de Rouses
—¿Es lo que come Rouses? —Pregunta —Pensaba que desayunaba personas
Anthony se ríe.
—Si quieres puedo empezar contigo, aún es temprano —Ella me mira —¿Qué dices?
Nadie dice nada, mi teléfono comienza a sonar con varios mensajes que debo atender a lo largo del día. Estoy por levantarme cuando Barbara llega con una caja.
—Para usted, son dulces de mi país —La miro
—Pensé que eras de aquí
—No, espero que le guste
—Gracias
Levanto la caja y veo unos pequeños dulces. La cierro y Camila se acerca a tomar la caja.
—Déjanos probar
—No.
—¿Por qué? —Pregunta Mía
—No me gusta compartir
Me paro.
—Olvide lo territorial que puedes ser con algunas cosas —Miro a Anthony por encima de mi hombro —Para ti pierden su valor cuando alguien más las toca
—Los veré en la oficina —Indico
—Que te vaya bien
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Editado: 27.05.2024