Juego póker con las chicas, es divertido jugar con Mónica y Liza, se complementan molestando a Arabella que a su vez molesta a Marcos y Luciano. Estamos todos en el comedor. Estoy recogiendo mis frijoles cuando escucho pasos por las escaleras. Es Ashley, peor no viene sola, Emilia viene con ella.
—Noche de juegos —Dice Ashley —Que divertido
Ambas se encaminan a donde está Alessio sentado a lado de Mónica, ella las mira y estas solo le dan un beso en las mejillas.
—Qué lindo —Dice Mónica —Son el cuadro de amor perfecto
—No deberías estar posando para alguna revista o no sé preparando para tu boda. Ah, si la unica qué tenías se canceló, ¿Cómo está tu hermana? —Le responde Ashley de forma burlesca y con una sonrisa maliciosa
Veo la ira en la cara de Mónica y Alessio. Ella se nota herida por el comentario y Alessio molesto porque haya dicho eso.
—¿Y tú? —Pregunto —Pensé que debiste haberte casado hace dos años.
Expreso sin inmutarme.
Ashley me mira furiosa a lo que yo sonrío. Siento su ira.
—Las bodas se cancelan todo el tiempo —Dice Liza —Es mejor que se cancelen a estar casada con la persona equivocada
—¿Y tu Rouses ya encontraste a ese hombre perfecto? —La miro —Porque el tiempo se acaba
—Bien dices a mí, a ti ya se te acabo —Sonrió
—Sabes algo curioso Rouses —Se levanta y dejo las tarjetas de lado preparándome para lo que viene. —No me gusta tener cabos sueltos, estuve investigando. Sabías que hiciste una historia sobre un angel y un demonio que están malditos —Dice
—Algo escuché —Digo recordando el baile y la historia que Lucia me contó
—Sabías que la historia es cierta. Dos alamas condenadas a bagar por la eternidad en este mundo, destinas a encontrarse siempre y al final perderse. Trágico. En mi búsqueda por descubrir quién era Achilles me tope con que esa historia. Entre tanto averiguar encontré quién era ese angel
Está detrás de mí y su mano se posa en mi hombro, siento su respiración en mi oído. El ambiente se pone tenso.
—Ese ángel eres tú —Dice, siento su sonrisa —La gran Rouses Alessandretti se convertirá en mártir —Se incorpora
Me paro y la miro. Ella sonríe con satisfacción. No me molesta lo que a dicho, ya lo escuche y aunque sea una locura, puede que sea verdad.
—Al menos mi historia será contada —Digo —¿Y la tuya?
Paso por su lado, y la escucho seguirme.
—Sabes que más descubrí , Achilles
Me detengo y la miro por mí encima de mi hombro. Lo ha descubierto. Bueno, este momento iba a llegar tarde o temprano, pero hubiera preferido que se dilatara más.
—¿Qué dices? —Pregunta Emilia
—Achilles significa labios del deseo. No fue nada fácil unir los puntos, pero una vez cuando supe el significado di con el dueño del nombre
—¿Así y ya marcaste territorio?
—Eso pretendo hacer ahora
Me volteo y la miro.
—Sus ojos son como un abismo negro que te consume, sus labios un oasis de deseo que, podre de aquel que se deje consumir, ya que más nunca encontrara antídoto para la droga que ella tiene en su sangre. Una pequeña princesa de risos de oro, hija de Roma y Grecia, descendiente de Alejandro Magno, Cesar y Cleopatra ¿Quieres que siga?
—Muchas gracias, pero no sé a qué viene esto
—No te hagas la tonta —Grita —Tú eres Achilles. Tú
No digo nada, solo la observo, pero no digo nada. Emilia se acerca y me mira.
—No es cierto, ella no puede ser ella
—Dijiste que lo conociste cuando eras joven
—No sé de qué hablas
—Debes estar confundida Ashley, ella es muy joven —Las miro
Ashley me toma del mentón y me la quito de encima, pero Emilia también está sobre mí.
—Di la verdad —Grita exigiendo
—No me grites, no tengo por qué darte explicaciones
—Entonces es cierto —Las miro
—El tenía ocho y yo cuatro —Las miro
Mi respuesta es suficiente para hacerlas enojar, se avanzan contra mí, pero no llegan a mí porque un cuerpo las detiene. Ambas chocan con el pecho de Alessio.
—¿Cómo pudiste? —Le preguntan
—¿Cómo pude qué? Yo no tengo nada con ninguna de las dos, ahora si no es mucha molestia, váyanse, que aquí no tiene que hacer nada.
Ambas gritan y me miran desde donde estoy, tengo cruzando los brazos mirándolas.
—No puedo creerlo, es imposible que te puede dar una niña
—Más de lo que te imaginas Ashley
Le responde Alessio, ambas están furiosas y sorprendidas. Me miran con enojo y rabia. Lo siento desde donde estoy intentan irse de nuevo sobre mí, pero Alessio las detiene.
—No lo creo —Habla Emilia —No es posible
—Pues convéncete
—No hay nada que ella te pueda ofrecer o tú a ella —Ashley lo mira —Joder, no puede ser. Eres tú. Tú eres el demonio.
—¿De qué carajos hablas?
—Ustedes están destinados a enamorarse —Dice —Pero la perderás —Me mira con felicidad —La perderás
—Vete Ashley. No la perderé porque no dejaré que eso pase.
—Pruébalo prueba que esto es realidad —Dice Emilia
Alessio me mira, yo las miro a las dos que parecen unas locas. Tienen los ojos saltones y parece que algo se ha apoderado de su ser. Antes de darme cuenta Alessio me está besando, no le correspondo el beso hasta un rato después. Cuando nos separamos debo sujetarme de su camisa para no perder el equilibrio.
Ese beso es suficiente para que ambas mujeres se vayan enojadas, maldiciendo.
Me separo de Alessio mirándolo y me vuelvo a la mesa.
—Si están muy molestas —Dice Mía
—Vieron como se les salieron los ojos —Secunda Arabella
—Sinceramente, espere que se demoraran más en saberlo —Digo
Comienzo a reírme al recordar todo y las chicas me siguen a lo que los chicos solo nos miraran raro.
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Editado: 27.05.2024