Temptation

53

Alessio

Rouses solía guardarse las cosas a veces y las decía cuando eran demasiado tarde. Me acababa de decir con veinticuatro horas de anticipación que su amigo nos visitaría y pasaría con nosotros la semana antes del carnaval. 

Después del compromiso, los muchachos se quedaron con nosotros todo el fin semana. Rouses se divirtió mucho con ellos, pasando en la piscina, y en las canchas de deportes del palacio. Me agrado verla pasar el rato, aunque al comienzo la note triste. Cuando se lo pregunte dijo que entrañaba a Beyno. Beyno no la había vuelto a llamar, y ella no lo había llamado. Le sugerí que lo hiciera, que lo llamara y ella dijo que lo haría. 

El anuncio de nuestra boda recorrió el mundo, había un montón de revistas donde yo estaba mirando a Rouses, mientras que ella miraba la cámara. Los comentarios no se hicieron esperar, había positivos y negativos. Por la edad, por nuestras clases social, por lo que ella es y lo que yo soy.

El secretario de prensa del castillo, que era el de Rouses, dijo que no hiciéramos nada. Pase todo el fin semana trabajando aprovechando que Rouses estaba acompañada. Aún había peligro, y no podía salir libremente, eso le molestaba. 

No podíamos bajar la guardia.

—Hoy llega Windsor 

La abuela de Rouses me sorprende en mi oficina. 

—Si —Digo 

—¿No le molesta?

—No 

La miro y ella se sienta.

—Rouses y el son primos nunca permitiría que se casaran

—¿Necesita algo?

—Necesito que aumente la seguridad, temo que hay simpatizantes del consejo en el parlamento. No solo para Rouses sino para todos. Considero que con Arabella han sido muy negligentes

—Según los informes, su sobrina es muy descuidada —Le entrego la carpeta con el informe que llego hoy —Mis hombres no pueden hacer nada cuando su sobrina no colabora

—Hay Arabella

—¿Algo más?

—Aparte de usted a quien Rouses le tiene un cariño raro es a Zayden, no piense que lo ame. Él la hace más femenina. 

—Sí, no tengo problema con su amistad, créame estará bien 

—Bien señor Caruso, la siguiente semana veremos como se adaptara a su nueva vida

Se va y me deja solo. La primera vez que entre a la vida de Rouses me supero por completo. Me sentía perdido y fuera de lugar, tantos protocolos, tantas normas solo para tomar agua. Sentí que yo no pertenecía a ahí, y lo pague con Rouses. No quería hacer lo mismo, esta vez. Podría con tantos protocolos.

Esperamos en la puerta. Rouses lleva un vestido color rosa algo apagado con un moño en el cabello, como si fuera una princesa. Me molesta un poco que para él se vista así, porque sí lo hace para él. Sé la opinión que tiene sobre los pantalones o la ropa poco femenina. No le digo nada, pero creo que sabe que me molesta porque no he hablado en toda la mañana. Aunque debo admitir que se ve muy angelical, si la vieran por primera vez hasta creerían que no rompe ningún plato.

Un auto se estaciona y es un niño de unos cinco o cuatro años el que sale del auto. Corre hasta a Rouses que se agacha a abrazarlo. No paso desapercibido para el niño, detrás de el sale el duque, que me saluda primero y luego a Rouses que tiene al niño en brazos. Me rasco un poco el cuello, porque desde donde estoy tienen la estampa perfecta de la familia perfecta. 

—El es Alessio, mi prometido —El niño me mira y sonríe

—Un gusto soy Edward Windsor —Extiende su pequeña mano y lo miro y la tomo —Es un placer conocerlo señor Alessio

—El placer es mío joven Windsor

—Llámame Ed, Rouses me dice así —La mira —Traje juguetes y rompecabezas —Dijo mirándola —Además podremos jugar en el jardín porque ya soy más mayor 

—Espero que no le moleste, señor Caruso, mi hijo le tiene mucho afecto a Rouses

—Para nada…

—Zayden —Me extiende la mano —Dime Zayden

—Zayden

—Entremos —Dice Rouses

Desaparece con el pequeño y en la puerta está su abuela que mira a Zayden. Él la saluda y ella solo asiente y camina delante de nosotros.

Rouses está en salón con el niño que le cuenta algo en inglés muy bajo, ella le responden, ellos se ríen. 

—Felicidades —El duque me da una botella de vino que parece ser muy cara —Un presente de compromiso, en mi país usualmente lo hacemos

—Gracias

—¿Usted bebe?

—Si yo lo llamare por su nombre, creo que debería llamarme por el mío —Asiento —No bebo, cuando era adolescente tuve un problema con la bebida y las drogas

Me mira algo sorprendido, no es algo que no se sepa. Cuando me hice rico mi vida salió en las revistas, en la televisión.

—Es muy admirable lo que ha construido y los desafíos que ha superado. Ahora entiendo muchas cosas —Dice mirando a Rouses

Ella se acerca dejando al niño en el sillón, mira la botella.

—No debiste

—Un obsequio, pero creo que debí elegir otra cosa, ya que Alessio no bebe.

—No regularmente —Besa mi mejilla —Es por eso que lo admiro, iré por los bocadillos. No tardo.

—Voy contigo

El niño la sigue y nos quedamos los dos.

—¿Qué opina su familia sobre el tema?

—No tengo lazos con la familia de mi padre, y la familia de mi madre murió en un incendio cuando tenía quince.

—Como lo siento, señor Caruso

—Rouses es mi familia ahora

Nos sentamos, alguien viene por la botella y deja refrescos en la mesa.

—Yo tampoco bebo, considero que el licor puede sacar lo peor de un caballero ¿No lo cree?

—Depende del caballero, hay veces que no hay necesidad de que beban para ser imbéciles —Me mira 

—Un buen argumento que debo aceptar. Muy pocos son educados, correctamente, créame. Déjeme ofrecerme para aclarar cualquier duda que le surja por cualquier protocolo o norma. Estaré presto en ayudarle

—No se moleste

—No es molestia. Tal vez cree que me burlo de usted o que estoy maquinando algo, pero no es así. Amo a esa mujer, tal vez no con la misma intensidad que usted, pero daría lo que fuera para ver esa sonrisa y esa energía que desprende cuando usted está con ella. No dejen que lo intimiden, trataran de hacerlo caer, para llegar a ella




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