Tenebrae La Catástrofe de Tonalli

Capítulo 15. Noble

 

 

 

 

No quería dormir, tenía miedo de que las mismas o nuevas pesadillas tomaran forma en su inconsciente. Pero pensó que si lo hacía ayudaría a que el General se relajara, claro está que era más fácil decirlo que hacerlo, por lo que no mucho después de que subieron al vehículo Tet fingió estar dormido. El General debió creérselo ya que la tensión en su cuerpo se redujo, aunque no lo soltó.

Por la mente del General circulaban una y mil cosas, y más de una eran a causa del menor.

El hombre ahora se debatía entre sentirse aliviado y fastidiado. Se había quedado lívido ―como hacía mucho tiempo que no pasaba― cuando entró al cuarto en el que debía estar el mocoso, y en lugar de eso lo encontró vacío con una ventana abierta, y para empeorar el asunto, acababan de recibir la notificación de una infiltración de Hostis en la zona. Definitivamente fue como recordar sus días de Académico.

Ahora que ya habiendo pasado el susto, su cerebro volvió a funcionar tan fríamente como de costumbre; una parte de él, estaba muy molesto, furioso era la palabra correcta, en cualquier otro momento ya lo hubiera reñido duramente, pero esta vez no lo hizo, pues pese a todo era consciente de las circunstancias del chico.

— Circunstancias, ¿eh? —se escuchó un levísimo susurro.

¿Qué circunstancias?, tenía que repensarlas; el mocoso era invidente y resultaba que milagrosamente podía ver de un momento a otro. En el mejor momento se le había ocurrido al Cielo tan brillante milagro ―en los cuales no creía desde hacía años―, en medio de una guerra y justamente en uno de lugares más problemáticos entre Mizu y Mictlan.

Tsuchi al igual que Kuerajperi, eran ciudades de Mictlan donde pese ser mayormente poblabas por civiles no hostiles, y a no localizarse campamentos o bases de los Hostis en unos 200 kilómetros a la redonda, era demasiado común que estos aparecieran por ahí. Y aunque Mizu mayormente controlaba esas zonas neutrales no podían darse el lujo bajar la guardia como en ese día, después de todo, esas zonas de conflictos esporádicos, era un peligro potencial por la represa "Del Nevado". La represa se formaba del agua que se destilaba de la altas y congeladas montanas al este de Mictlan, noreste de Mizu en la frontera este con Citlallan.

Como la represa se encontraba relativamente cercas de áreas urbanas; 496 kilómetros al este de Tsuchi, y aún más cerca 85 kilómetros al noreste de Ahoma y 65 al norte de Tazo en Mizu, además de los pequeños poblados por los alrededores. Era la presa más importante para el abastecimiento de agua tanto para los cultivos de Mictlan como de Mizu (Zona Épsilon y Beta principalmente). La protección a dicha estructura se había decretado como categoría Amarilla desde que empezaron los conflictos, pese a no ser blanco de los Mictlanes combatientes ―probablemente por el impacto que tendría en ambas naciones su destrucción― su monitoreo era constante principalmente por las Secciones Alfa, Sigma y Épsilon, siendo estas últimas dos las principales afectadas de romperse la represa.

Aquel había sido el quinto ataque dentro de la zona neutral, y eso sin mencionar los simultáneos en territorio de Mizu. Aunque no hubiera peligro para la presa definitivamente debían reforzar la fuerza de esa base o perderían Tsuchi.

Apretó fuertemente los dientes y el entrecejo. Ciertamente volvía a pensar como Coronel y General de Mizu, eso era tranquilizador para sí mismo, empero, en ese momento tenía otro asunto que debía resolver, y estaba sentado a su lado.

Retornando al chico, ya había hablado con Xelha sobre por qué estaba ahí, en territorio enemigo. Escuchar a su mano derecha le enfureció, tanto que casi echaba fuego por la boca sólo de recordar y determinar que la seguridad de su Cuartel podía ser burlada así de fácil por un niño ciego. Y ese punto en particular era el que le detenía de amonestar al menor como era debido.

Después convocaría una reunión de emergencia con sus Jefes de Sección para arreglar eso. O podría dejarlo simplemente en manos de la Mayor Alake, ya lo determinaría cuando resolviera los problemas de Tetsuya. Si lograba hacerlo...

El chico tenía demasiados problemas en su vida, aún más, parecía que los atraía como si fuera un imán con patas; desde su complexión, hasta lo ocurrido en su ciudad y a su familia, el aparente interés que había despertado en la misma N de Mictlan y ahora esto. Desde alguna parte de su vacío ser sentía pena y algo de lastima, pero si su fortificada coraza iba a caerse por sentimentalismo baratos, entonces ¿y él?, ¿quién se preocupaba, sentía peno o «algo de lastima» por ÉL? No había pedido un hijo para ese momento de su vida ―y probablemente jamás lo hubiese pedido―. Aura le había llevado una bolsa de complicaciones, no sólo a un hijo; era un adolecente y, como ya lo había nombrado, un imán de problemas. Y no era lo mismo un adolecente-imán de problemas que uno invidente, y por supuesto que eso no era lo mismo que un adolecente-imán de problemas, invidente y que milagrosamente recuperaba la vista de la nada, eso sólo complicaba todo para él mismo, pues el mocoso no tenía idea de lo que pasaba a su alrededor, los peligros que había, para el todo era nuevo y extraño, prácticamente tendría que aprender de la vida, esa vida.




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