Tenebrae La Catástrofe de Tonalli

Capítulo 16. El Coronel Méndez

Nota: Personalmente esta es de mis partes favoritas y por eso mismo decidí agregar una imagen ilustrativa de los Símbolos/Emblemas de las Secciones de Mizu, dado que el formato a veces no reconoce los mismos símbolos de Word y creo que la versión más sencilla de algunos como en el caso de Gamma y Eta ―y otros― hace que pierda glamour (xD).

PD: Cualquier comentario o critica (a lo que estoy completamente abierta) es bien recibida, gracias.

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Capítulo 16. El Coronel Méndez

 

 

 

La ropa se le caía por los hombros y le cubría las manos, el pantalón no estaba mejor ya que con trabajo se mantenía en su cuerpo, y temía que al dar un paso tropezara con la tela sobrante, y ni hablar de la ropa interior, aunque era lo único que aparentemente iba a quedarse en su lugar ―por lo menos sabía que no quedaría desnudo frente a nadie. No que le afectara pero su madre siempre le dijo que eso no era bien «visto» o aceptado por la sociedad, en más de una ocasión le dijo que él mismo no era aceptado por su sociedad.

Resignado esperaba a Aura quien le había dicho comerían juntos, y como él había mentido pues en realidad si se estaba muriendo de hambre, rogaba que no tardara demasiado.

Espero mucho rato, y la Capitana no regresaba. Un soldado pasó a avisarle que los oficiales tenían una reunión de última hora, así que tendría que quedarse ahí por órdenes de sus superiores. Le dejo una bandeja con sopa, pan, algunas verduras y jugo de naranja.

Le dio las gracias al soldado y viendo la bandeja empezó a comer. Vaya aspecto visual que tenía; la sopa le pareció muy extraña, pues si no fuera porque sabía que era comida, habría confundido el jugo con ella, el pan no tuvo misterio, pero las verduras de varios colores ―que, dicho sea de paso, no sabía cuáles eran―, en su mayoría eran verdes como las hojas de los árboles. Se entretuvo reconociendo algunas verduras por su sabor, y haciendo gala de su buena memoria, pues aunque jamás había visto los colores, sabía que tenían ciertos colores en partículas. Aunque claro, no había nadie ahí para corregirlo si estaba equivocado, por lo que eran aciertos seguros al adivinar.

Reconsidero mejor eso de su buena memoria cuando lo que juraría era un cereza por al tamaño y forma, y el color un tanto rojizo muy similar a la sangre, resulto ser ¡algún tipo de pimiento! Agradeció que no sólo fuera su oído o memoria, sino también sus demás sentidos los que se hubieran desarrollado. Apenas alcanzo a detectar el aroma extravagante de aquel fruto, antes de revivir un triste evento de su infancia que requirió un litro de leche para no perder la lengua.

Con el último trago de jugo término de comer, y tras meditarlo un poco —no demasiado— salió de la habitación. «Si me salí por la ventana qué más da que salga por la puerta, además seguro que Aura está ocupada, pidiéndole a Metzonalli que no la asesine» rio ante su monologo mientras seguía vagando por los blancos pasillos del hospital. Se paró en seco cuando se interrumpió su alegre pensamiento al recordar que no era un hospital cualquiera, sino uno en una zona de conflicto, en otra nación.

Contemplo su alrededor, estaba solo en un pasillo blanco y con fuerte aroma a desinfectante, pero sabía que esa no era la realidad que se escondía detrás y muy dentro de esas paredes.

Llegó a una habitación grande donde muchas personas, en su mayoría vestidas con el mismo traje de la milicia, soldados y doctores, hablaban entre ellos o sólo se mantenían estáticos en incomodas sillas repartidos por todo el lugar.

Como no tenía ni idea de dónde estaba se recargó en una de las paredes que encontró más distantes, haciendo un sobre esfuerzo para no aparecía una mueca de fastidio en su rostro. Al parecer, en la habitación o ahí, terminaría esperando un largo rato hasta que... pasara lo que tuviera que pasar. Ya se arrepentía de haber salido de su cuarto.

Las ventanas de ese lugar igual a la del cuarto en que había estado permanecían cubiertas por cortinas blancas que iluminaban el lugar, sin dejar pasar una sola imagen de fuera. Tuvo toda la intención de salir del lugar, pues la luz ya no le lastimaba tanto los ojos y no veía borroso, pero no era tonto, aquella no era buena idea, en especial estando Metzonalli cercas.




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