N/A: Desearía poder hacerle justicia a la idea en mi cabeza. Pero sólo tenemos esto; de mis partes favortias.
n.n
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El sonido de la puerta cerrándose con llave evoco una escena muy similar de su pasado, misma que implicaba a otro miembro de la familia Xelha, más pequeño pero que al parecer compartía la misma «ingeniosidad» macabra de su padre, del Teniente Coronel Martin Xelha. Y sobre eso pensaba cerrando los ojos antes de volverse a la puerta, la cual rezaba a todos los dioses y deidades que conocía, estuviera abierta y sólo hubiese sido su mente que ya estaba muy dañada, y agotada por todo lo que había vivido a su corta edad desde que pasó lo de su ciudad.
Se volvió y cómo no; estaba cerrada. Pero no simplemente eso.
— ¿Xelha? ―no hubo respuesta, se giró sobre su eje buscando al hombre pero estaba solo y con la puerta cerrada—. Xelha, ¡XELHA! —gritó pues la puerta no tenía perilla—. Xelha, abre la puerta...
— ¿Eh?, creí escuchar algo —hablaba el hombre desde el otro lado—. Regresare en un rato, ojala encuentre algo que hacer en ese rato, sino sería perder un tiempo valiosísimo de recrearmiento mental por lento, debería ponerme a revisar las paredes bajas, a ver que hay por ahí, quizá sean más cómodas que las ventilaciones para dormir, o leer, o coff-coff-escuchar-coff-coff.
— ¿De qué estás hablando? —le gritó—. Déjame salir, Xelha, ¡XELHA!... ¡Rayos! se fue —pateo al puerta molesto—. ¿Por qué hizo eso? Ese hombre tiene las misma mente perversa que su hijo —mientras se preguntaba cómo salir, vio algo que le resulto familiar—. Ah, con que eso era, bueno ya lo hice una vez, que no lo haga ahora.
Estaba buscando por donde subir cuando tropezó por una leve sacudida del suelo, cayendo de costado y golpeándose contrala un metal grande recargado en la pared. Como era del mismo color metálico le costó distinguir la rejilla parecida a la de la ventilación aunque más grande, detrás de ella está la vista del hueco en a la pared como de medio metro.
— ¿Pero qué... Paredes bajas ¿eh? —apenas se puso de pie cuando escuchó algo.
Unos pasos sonoros, se hicieron presentes por el pasillo, haciendo que un escalofrió recorriera su columna vertebral. Por si le quedo alguna dudo las voces también las reconoció en el acto.
— ...por el desperfecto en el motor?
— Hubo que reducir la velocidad, pero el Capitán lo compenso cambiando la ruta por el Alto Desierto de Gamma. Aunque no pudieron recuperar la calefacción de esta ala.
— Ahora, explíqueme por qué perdimos una turbina en pleno vuelo.
— Los Equipos de la Cabo Bacco trabajan en ello, pero no habrá un diagnóstico definitivo o preliminar hasta que lleguemos y el Departamento de Mantenimiento y el de Tecnología hagan una evaluación completa.
— Una escuadra con los mejores reclutas de la Mayor Alake no puede realizar el diagnóstico preliminar de un motor ―dijo riendo sin ganas―. Eso sí me sorprende.
— Siento pena por lo que le ocurrirá a esos pobres chicos cuando ella... ―decía pero se quedó callada de pronto―. Qué raro, creí haber dejado abierto.
— ¿Y tiene el código?
A Tet se le fuera el alma al piso, Metzonalli y Zoe estaba del otro lado de la puerta, «Tampoco es para tanto —pensó desesperado—, fue Xelha quien me dejo aquí». Se escucharon varios sonidos desde la puerta.
— No estoy deseoso de hablar con Méndez, pero ¿podríamos terminar ya?
— Si, ahora abro —otro Clic se escuchó.
Entraron y el General, con aquella mirada dura y fría avanzo. Haciendo resonar sus pasos por todo el lugar. Se paró a la mitad de la sala volviéndose a la Capitana.
— Empieza la transmisión, por favor.
— Ahora mismo.
Zoe toco una sección de la pared junto a la puerta que se iluminó, seguido por todo el lugar. Lo extraño era que no había ni una sola ventana.