Tenebrae La Catástrofe de Tonalli

Capítulo 26. Los 24 Coroneles

N/A: soy tan feliz cuando se respetan las simbologías 😍

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Capítulo 26. Los 24 Coroneles

 

 

 

 

Al día siguiente, y el mismo de la tan esperada reunión, Tet estuvo toda la mañana con ganas de vomitar, aunque desgraciadamente la acción nunca se completó y se vio en la penosa situación de estar prácticamente todo el día con el malestar. Y a eso había que sumarle que aún le molestaba la ocasionalmente punzante herida en su pierna; en especial cuando se olvidaba de ella y ponía demasiado peso en la extremidad lesionda al andar.

A casi las 3 de la tarde, Tet y Troy estaban sentados en la sala; Troy con uno de sus juguetes, mientras que Tet leía un libro que Aura le había prestado sobre la historia Las Tierras Bajas. La lectura era pesada y extraña, a decir verdad fue más la curiosidad por saber qué tenía dentro lo que lo mantenía hojeándolo, pues no eran comunes los libros que relataran el folclor de aquellas Tierras.

En Mizu, Las Tierras Bajas eran consideradas casi tan desagradables como la debilidad misma. Por lo que, lógicamente, Tet no compartía ese desagrado, pero siendo tan difícil entender la manera en que estaba escrito, simplemente observaba las imágenes; paisajes de Las Valkiria o bien de Las Tierras Puránicas/Vedicas. En su mayoría eran dibujos tan viejos que apenas si se distinguía algo; como personas constituidos por trozos de corteza de árboles y cabello de ramas (La Gente de Madera), una persona vestida con una tela negra y borrones que debían asemejar al cosmos (El Vestido del Manto Estelar), un figura extraña cuyas manos y pies eran oscuros y de ellos brotaba una pequeña planta mientras que el resto de su cuerpo parecía ser transparente como el agua y su cabello, también incoloro, se elevaba como si el viento lo alzara (Privití), y unas piedras en forma de manos que se cerraban como un capullo (La Columna Central de Árbol de la Vida), muchas personas reunidas unos con una planta en las manos, otros con los tobillos enredados en raíces y finalmente personas con las manos sobre sus corazones de donde surgían unas raíces espinosas (Los Jueces del Ragnarok), un árbol enorme que se alzaba fantasmal sobre Las Tierras (Yggdrasil).

La mayoría de las páginas estaban escritos en prosas que Tet no entendía, como: "Las Tierras lloren, El Agua se mancillen, El Cielo se empolve, La Sangre inunde la tierra, la Carne bloque los flujos" o "Nisha cubra la Tierra y Khoon se derrame...".

Definitivamente no eran cuentos que Tet quisiera leerle a Troy antes de dormir. Ni siquiera tenía ganas él de leerlo cuando se fuera dormir.

Con una última mirada a unas figuras encapuchas de negro y ojos como puntos blancos (Los Vestidos de Noche) dejo el libro sobre la mesa frente al sofá.

En ese momento entraron Metzonalli, y Aura.

— Ya dije que no.

— Pero General usted sabe que es necesario ―trataba de convencerlo la mujer.

— Por última vez no —la cortó Metzonalli, su tono fue tan alto que incluso Marian quien se encontraba en la cocina salió para saber que ocurría.

— ¿Pasa algo? —preguntó Tet, que ya todos sabían no era bueno ocultando su curiosidad.

Automáticamente todos fijaron la vista en él, a excepción de Troy que seguía jugando. Fue Aura quien se adelantó, antes incluso de que los demás siquiera la pensaran.

— Pues qué. Veras —dijo mientras se sentaba junto a Tet y señaló al General—. Tu padre no quiere hacerse el favor de usar un traje de gala para la fiesta de hoy en la noche.

— ¿Fiesta? —se extrañó el chico.

— Sí. ¿No me digas que se te ha olvidado? La recepción a la que Alfa los invitó —le recordó ella—. Y no pueden declinar ahora...

— Para lo que me importa —repuso Metzonalli, apenas reprimiendo un suspiro, que a todos les pasó desapercibido menos a Tet.

— Pues debería, sea como sea es importante para Tet...— el mencionado se hizo el desentendido y susurro un «Para nada»—... como hijo de un General de alto rango, debes darle un buen ejemplo y comportarte de acuerdo a tu posición dentro del Comité de Sociedad de Namida.

— Comité de Sociedad ―repitió Tet.

— Si veras, aquí tu señor padre es parte del Comité de Sociedad de Namida —comenzó a explicar Xelha, mientras tanto Metzonalli, puso los ojos en blanco y se encamino al sillón, donde apenas con un movimiento de cabeza le indicó a Tet que se moviera hacia el centro del sillón quedando así entre el hombre y Aura—. Es decir, que está dentro del Consejo Gubernamental de Mizu.




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