Capítulo 21. La Mayor Alake Daana
Como habían acordado esperaron cerca de una hora dentro de aquella nave. De saber que sería tanto tiempo hubiera fingido ir al baño para pasear por aquel enorme lugar, pues mucho se temía no volvería a tener la oportunidad de verla por dentro, aunque a estas alturas no estaba seguro de su quería, por lo menos no bajo las mismas circunstancias.
Se quedó junto al resto de los adultos escuchando llegar desde fuera voces, aplausos y, cosa que extraño a Tet, gritos femenino que no era de miedo. Cuando se dejaron de escuchar esos gritos, tanto Aura como Zoe, pusieron cara de pocos amigos.
— Son admiradoras de Tenshi. Más que un Coronel tiene complejos de Idol —le murmuró Xelha, al ver la cara de desconcierto de Tet—. Y a ellas, no les hace gracia.
Como respuesta a ese comentario, ambas mujeres los asesinaban con la mirada, Tet sonrió y siguió con la espera sentados en unos sillones cerca de lo que le dijeron era la escotilla de descenso. Ya no quedaba nadie dentro además de ellos y, según dijo Zoe, algunos equipo en el área de máquinas.
Después de mucho rato, en el que Tet empezaba a tener hambre, Xelha fue a buscar una máquina de golosinas y repartió jugos y galletas, las mujeres no estuvieron nada complacidas con eso pero Tet se comió todo e incluso ayudo a la Capitana Tezatl con unas galletas que aunque estaban secas eran dulces. Y eso le bastaba.
Con el tiempo alargándose sin piedad y aburrido como estaba, su atención se centró en las voces ahogadas de fuera, que sabía decían algo pero no lograba entender qué pues estaban lo suficientemente lejos para escapar de su agudo sentido auditivo no lograra captar todo. Desistió de prestarle atención cuando Xelha le dijo que sería un aburrido discurso de parte del General por el recibimiento a razón de que, oficialmente, estuvieron en Mictlan únicamente por el Programa de Atención a Civiles, y era el motivo de la rueda de prensa lo que les impedía bajar.
Sus quejas se vieron interrumpidas por unos pasos sumamente fuertes ―se atreverían a pensar que mucho más fuertes que los del General― que se dejaron oír, y sentir, subiendo la escotilla; quien entro era una mujer de piel oscura y cara de pocos amigos, iba con el saco sobre un sólo hombro, la camisa desfajada y abierta de los primero dos botones. Lucía mucho más fuerte que las Capitanas, su rostro duro, aparte del color de su piel oscura, en todo era muy diferente de Tezatl y Zoe. No obstante, lo que más le llamo la atención Tet fue que tenía el cabello negro y largo, sujetado en la parte superior de su cabeza. Con una ceja alzada le pregunto a Xelha por lo bajo:
— ¿Qué tiene en la cabeza?
— Se llaman rastas.
La mujer clavo sus ojos en ellos, y Tet temió que lo hubiera escuchado, pese a estar apenas subiendo y hacer mucho ruido al caminar.
— Mayor Alake ―saludaron ambas Capitanas, poniéndose en pie y el nombre le sonó conocido a Tet.
— ¿Díganme donde están mis inútiles Reclutas?
El menor frunció el ceño, recordaba de alguna parte la voz femenina, pero al hablar tan golpeado y enojada sonaba grave.
— E-en el Área de Máquinas...―le indicó Zoe, dudando si hacía lo correcto en decirle dónde estaban aquellos jóvenes. Trató de ayudarles agregando―... El Departamento Técnico vendrá en un rato...
— Si llegan antes de que esos inútiles terminan el maldito Diagnóstico Previo... ― la interrumpió empezando a dirigirse a donde, Tet intuía, estaban sus subordinados―... regresar a la Academia será el menor de los problemas para esos ineptos.
La vieron perderse por los pasillos, antes dejaron de verla que de escuchar tanto sus pasos como maldiciones. Incluso Aura se apresuró a cubrir los odios del menor cuando la escucho grítale a alguna pobre alma que se encontró en su camino y maldijo con palabras que Tet jamás había escuchado.
— Pudiste haber dicho algo Xelha ―le recrimino la Capitana, una vez soltó al menor.
— ¿Y yo por qué? ―respondió sin mostrar interés, no moviéndose de su lugar en todo el rato.
— Eres su superior, y parece que quiere matar a los reclutas...
— Mi querida Aura, ¿ves estas estrellas? ―señaló algo que tenía sobre su hombro―. Pues no evitará que Daana me asesine si me meto donde no me importa.
Tet alzó una ceja incrédulo por el descaro con que el hombre explicaba su falta de interés. Por otro lado, ahora que lo veía bien, su uniforme no sólo tenía el emblema de Omega y el escudo de las fuerzas militares de Mizu; sobre los hombros de cada uno había más cosas. Xelha tenía tres estrellas ―ahora sabía que esas figuras se llamaban así―, Aura tres barras del mismo tamaño y Zoe tres barras pero la de en medio era más corta que las otras dos.