Tenebris

PRÓLOGO

No era solo Ethan Warn, el chico genio, era un ser humano corrompido por un mal ambiente, creado por personas crueles que buscaban un monstruo para hacer su trabajo sucio, aún sonaba, sentía y quería ser diferente, ¿cuándo paso todo esto, me volví diferente?, mis planes de escapar y ser mejor, todo se fue a la basura tan rápidamente.

Podemos ver tantas cosas maravillosas al igual que sangrientas y asquerosas, virtudes y malicias, amor y odio, esta no era la excepción, Andy era amor puro, ecologista y defensora de los animales. Ethan era un animal, asqueroso y poco común, grosero y flojo, pero listo y precavido, dos almas, un cuerpo y miles de vidas.

Cuando dos caminos se cruzan suelen llevar a un lugar paradisiaco fantástico y maravilloso, en este caso, llevaban a un bosque oscuro y aterrador, lleno de cadáveres, sangre y secretos.

Seamos realistas, todos hablamos alguna vez sobre matar a alguien, ya sea en broma o en caso de odiar a un personaje literario y desearle la muerte, pero ¿qué tan lejos estás dispuesto a llegar por eso?. Extraños sucesos llegan a Blodmarth, el pequeño pueblo de demonios.

𝖳𝗋𝖾𝗌 𝖽𝖾 𝖺𝗀𝗈𝗌𝗍𝗈 𝖽𝖾𝗅 2021

El chico de ojos marrones suspiro antes de dejar el cuchillo ensangrentado sobre la mesada que había en la cocina, se sacó los zapatos con pereza y los arrojo a un rincón de la lúgubre y oscura casa, camino hasta llegar a la sala y ahí dirigirse a las ventanas. Hecho un leve vistazo al jardín, todo estaba despejado, el perro dormía placidamente mientras las luces se mantenían apagadas.

El sonrió, dejando ver sus brillantes dientes blancos, cerro las cortinas y volvió a la cocina, abrió varios cajones buscando una paño para limpiar su rostro, finalmente encontró un pequeño paño rojo, lo tomo y froto sus mejillas con él, limpiando cualquier resto de sangre de su rostro, una vez limpio, arrojo el paño al basurero y volvió a dejar la cocina.

Los recuerdos en su cabeza eran borrosos, poco podía ver con claridad, podía recordar a Andy gritar, a una mujer más alta dispara y a un hombre alto y de complexión musculosa caer al piso cuál costal de patatas, sin valor alguno.

Camino por la sala hasta llegar a las escaleras, subió dando pasos lentos y silenciosos, sujetándose del pasamanos como si fuera a desplomarse, una vez en el pasillo, camino hasta el final encontrándose con una puerta de madera partida a la mitad, saco algunos pedazos y entro a la habitación.

El lugar estaba desordenado, como si una avalancha hubiera arrasado en el lugar, la cama estaba desarreglada, las sabanas rotas cubiertas de manchas grandes de sangre, había una mesita de noche y varios trozos de vidrio por el lugar, giro un poco el rostro y vio el espejo roto.

Dio varios pasos hacia la cama, agachándose junto a ella, levanto la sabana y reviso bajo la cama, un par de zapatos de tacón y una billetera vieja era lo único que había en ese lugar. Estiro su mano y sujeto la billetera, era pequeña, casi cabía por completo en su mano, luego de sacarla se enderezó y decidió abrirla. Un boleto de lotería del año pasado y una foto de una niña con coleta era lo único que había en ella.

La niña tenía pequeñas pecas en su pálido rostro, su cabello castaño amarrado en una ajustada coleta y su vestido rojo la hacían ver como una pequeña muñeca de porcelana, casi irreal, soltó la billetera y la dejo caer al piso, guardo la foto en el bolsillo de su pantalón y dejo la habitación, había una puerta rosada junto a esta, de seguro de la niña, entro a ella y reviso el lugar, no había nada fuera de lugar, una cama perfectamente arreglada y el ambiente muy limpio, el olor a cloro era exagerado y algo molesto.

Había una ventana, la cual estaba abierta, camino hasta pararse frente a ella y vio hacia el jardín trasero de los vecinos, las luces de esa casa también estaba apagada, decidió dejar de jugar, salió de la habitación y volvió a bajar las escaleras hasta llegar a la sala.

El cuerpo inerte estaba sobre el delicado sofá de color blanco, bastante delicado a decir verdad, la mujer de abundante cabello negro estaba ahí, sin moverse, totalmente fría y quieta tal muñeca de aparador, el suspiro y beso levemente la frente de la fémina frente a él, aún esperaba que esto fuera una pesadilla. Vio la herida en su cuello, causada por el cuchillo, el mismo cuchillo que había dejado en la cocina, el mismo que había iniciado todo este accidente.

- Si pudiera te llevaría personalmente al cielo, te abriría las puertas y me despediría de ti de la forma correcta -él se alejó levemente- Me disculpo, esto no debió pasar, entiendo que no me perdones, yo no merezco ser perdonado, pero si espero que escuches la canción, nuestra canción, esa que bailamos en la graduación, yo no te amo, no te confundas, solo te agradezco, porque me soportaste más que nadie.

El chico de cabello castaño camino en dirección a la puerta principal, la abrió con cuidado y salió de la casa, su auto estaba estacionado justo en frente, se subió, encendió el motor y puso la radio, eran las 4 am, condujo sin rumbo, alejándose del pueblo, dejando su vida atrás, por culpa de una mocosa que entro a la clase equivocada.

Esa noche Ethan Warn moría, su identidad de chico tímido y apariencia apacible desaparecía, dejaba a sus padres solos, con un posible historial criminal, no cerro la puerta al irse, quería que la gente la encontrara, pero en cierto modo no había sido su culpa, él no la había matado, ella tomó esa decisión por su cuenta. Sabía los riesgos, y los corrió pese a sus advertencias, Andy Wonk era una chica terca, causaba problemas y se reía de ella en la cara de las demás personas, comía frituras y leía comics para pasar el rato, sus notas promedio la hacían pasar desapercibida y eso le agradaba.

Tomó un cigarrillo de la guantera y lo encendió, bajo la ventanilla del auto y saco medio brazo por este, dio una calada a su cigarrillo y mantuvo el humo por varios segundos, aún pensaba en ella, en su largo cabello rizado, en las manchas de su rostro, en la forma en la que lo llamaba torpe, soltó el humo junto a un gruñido exasperado. Acelero levemente, en esa carretera vacía, el sol aún no salía y las estrellas iluminaban el camino, ¿qué pasaría ahora?.



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En el texto hay: miedo, suspenso, terror

Editado: 30.10.2021

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