Tengo Ganas de Amar

Capítulo 04: Lucille

Capítulo 04: Lucille

Empezaba a acostumbrarme a la rutina de la primera semana de clases, aunque no veía a Nate tanto como quería, intentábamos cruzarnos de vez en cuando y siempre regresábamos juntos a casa.

Ahora mismo me dirijo hacia la biblioteca, en donde se supone que deberá estar esperándome. Me apresuro colocando mis cosas en la pequeña mochila y avanzo hacia el centro de estudios. De lejos logro divisar a Justin, camina con la cabeza gacha en línea recta, grito su nombre más no me escucha. Resoplo y acomodo el aza de la mochila, la biblioteca tiene la estructura del Museo Guggenheim de Nueva York, grande, arquitectónico y extenso.

Ingreso con mi huella digital y me adentro, le escribo un mensaje a Nate mientras lo voy buscando aquí dentro, algunos rostros me resultan conocidos por las clases que llevo junto a ellos. La mayoría de vampiros están metidos en pequeñas vitrinas de vidrio, de esa manera pueden estudiar mejor, ya que el vidrio no deja penetrar ningún murmullo por más mínimo que sea, y alejan todo el ruido que hay en el afuera.

Es entonces que veo la cabezota llena de rulos desmarañados de Nate y avanzo hacia él.

— Hola bobo.

— Hola pequeña musaraña. — Sonrío y me siento en frente suyo. Por lo visto tiene varios libros grandes que ya ha estado leyendo.

— Umm teoremas de la psicología.

— Bingo. — pone los ojos en blanco y estira una bolsa de nachos que ha escondido en su mochila.

— Es dañino Nathaniel. — frunzo el ceño. Él se encoge de hombros y pone un puñado de nachos en su boca.

— A que no sabes quien estuvo hoy por mi facultad. — tiene esa sonrisa torcida de cuando ha sucedido algo que lo ha dejado fascinado, y si... Creo saber qué es lo que lo tiene tan fascinado.

— Viste a Mary.

— Deberías llamarla mi futura esposa.

— ¡Nate! — Levanto la voz y todos giran a verme, me encojo de hombros y fulmino con la mirada a mi mejor amigo. — Ella está con mi hermano, ya te lo he dicho, quítatela de la cabeza. — resoplo.

— Ella no lo ama.

Y cuando dice eso casi le quiero lanzar un libro a la cabeza. — Has leído sus pensamientos. — lo acuso.

— Es hermosa, e inevitable no querer saber lo que pasa por esa bella cabecita.

Bien, aquí hay dos puntos que tratar.

Número uno: Nate siempre tiene flechazos, pero son algo así como que... Esa chica es linda, ella me parece atractiva, definitivamente a ella si le pediría que fuera mi novia. Y al final jamás se atreve a intentar algo más porque... Se aburre. Como ya lo dije, su última novia, fue Deborah, la devoradora de hombres, y todo porque acosó a mi amigo por dos largos años.

Número dos: Sus flechazos no duran más de dos semanas y ninguno ha sido tan serio.

Por lo que solo me queda esperar una semana más, intento no tomar en serio las palabras de mi amigo. Porque se trata de mi prima, y Nate es como mi hermano, ya tuve suficiente con tener que adaptarme a la idea de mi hermano teniendo novia, y que esa novia sea Mary. No podría soportar que luego Mary estuviera con Nate... Sería raro.

Veo a mi amigo y es prácticamente innegable notar la emoción y el brillo en sus ojos cuando la menciona, como si de verdad hubiese ocurrido... Como si en verdad se hubiera enamorado.

— Bueno si en verdad te gusta, más vale que la dejes... Tranquila. No quiero golpearte si te atreves a meterte en su relación con Pet. — Él bufa y niega.

— La vida es injusta, Lulle. La primera chica por la que estoy babeando en años, y resulta que tiene novio, y que ese novio es Peter algo así como mi ejemplo a seguir. Definitivamente en un par de años quiero ser como él, y conocer a alguien tan hermosa como ella.

— Lo ves, solo es físico. Te atrae la belleza natural de ella.

— No es sólo físico, Lucille. — frunce el ceño como si lo hubiese ofendido. — No puedo explicarlo, pero es algo más... Algo en ella que me atrae como un maldito imán.

Oh mierda...

Yo he escuchado esa frase, por supuesto que la he oído y la he leído... La escribió alguna vez mi padre en su libro... "Las almas gemelas se atraen como el metal al imán". Observo a Nate que ahora tiene los ojos fijos en la mesa y me contengo para no gritar.

Por favor no, que no sea lo que pienso.

— Bueno, no hablaré más de ella. Tienes razón, es un poco idiota de mi parte pensar en Mary cuando está con Pet... — Dice un par de cosas más pero yo no puedo prestarle atención, me encuentro levemente consternada por el curioso descubrimiento que he tenido, así como cuando me enteré de tía Bee y el tío Daniel, estuve tentada a jugarle una broma a mi amigo pero por alguna extraña razón preferí guardármelo. — Deja de mirarme con lástima. — Gruñe. — Tú estás en la misma situación que yo.

— ¿Yo?

— Por supuesto musaraña, has venido a la biblioteca más veces de lo que asistías en la secundaria, y curiosamente ahora se te da por caminar hasta el otro campus en vez de tomar la movilidad. — Abro y cierro la boca para defenderme pero su sonrisa socarrona me detiene.

— No es... Cierto. — mordisqueo mis labios.

— No lo niegues Lucille... Ese chico del otro día, te está haciendo perder la cabeza.

— ¡Nate!

— Has tenido pensamientos sucios con él, no lo niegues pecadora. — abro la boca y me cubro para no soltar una sarta de barbaridades, él solo sonríe y vuelve a comer de sus nachos.

— Eres un...

— Shhh actúa normal, te está mirando, te está mirando. — me estremezco y enderezo la espalda, mis dientes tiritan entre sí y me acerco a él.

— Ha... Hablas en serio... ¿Qué hago? ... ¿Qué hago? —comienzo a hiperventilar e intento voltear.

— No voltees, no voltees, parece que te va a comer con la mirada.

— Oh por dios. — Peco de indiscreta girando mi rostro y caigo en la sorpresa de que no hay nadie detrás. Él comienza a reír. — ¡Nate eres un idiota!

— Y tú una boba que ya empieza a babear. Toma, aquí hay un poco de papel.




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