Tengo Ganas de Amar

Capítulo 11: Lucille

CAPÍTULO 11: LUCILLE

(***)

 

¡Eres tonta Lucille, tonta!

Gruño ante las insistentes palabras de acoso por parte de mi subconsciente. Son crueles y duras, pero sé que es mi método de autodefensa cuando estoy a punto de hacer alguna tontería.

Y en realidad lo es.

Acomodo mi carterita a un lado de mi cadera, y peino mi cabello hacia atrás con forme subo los escalones del café.

— Buenos días.

— Muy buenos días señorita. — le sonrío y me adentro al lugar.

Mi mirada busca hasta hallar al chico de cabello oscuro, ojos penetrantes y rojos. Se encuentra sentado justo al borde del balconcillo que tiene vista a todo el campus, un lugar para nada escondido y disimulado.

— Umm disculpe. — le hablo a un mozo. — será que pueda separarme una mesa para dos en un sitio más privado.

— Claro señorita. — le agradezco y voy al encuentro de Brett.

Este, en cuanto me ve se pone de pie con una gran sonrisa.

— Te ves muy linda Lucille.

— Gracias. — él se pone de pie para separar la silla de la mesa y sentarme. — No, no, he elegido otra mesa para los dos.

— ¿Otra mesa?

— Quedamos en que esto sería algo así como más privado ¿recuerdas? — Brett parpadea varias veces y asiente.

— Oh si, cierto. Vamos entonces. — cambiamos de lugar y pido una carta, sin embargo, Brett se ha adelantado y ha ordenado por mí. — Ya pedí los soufflés que tanto te gustan.

Entrecierro los ojos y niego, dejando la tableta con la carta a un lado. — Son los soufflés que a ti te gustan Brett... No a mí.

— Pero siempre que salíamos tú aceptabas que... — deja de hablar cuando entiende la expresión de mi rostro. — Umm ya veo, solo aceptabas porque a mí me gustaban ¿verdad?

— Bingo. — asiento. — Pediré un café Mocca y un croissant de tres quesos.

Brett luce un tanto ansioso, cruza sus dedos y soba sus manos en varias oportunidades. Lo analizo disimuladamente no porque este enamora de él y ame contemplar sus facciones, nada de eso. En realidad, lo miro y pienso ¿Qué vi en Brett?

Digo, Brett es un chico muy atractivo, de buena familia, puede ser un caballero cuando quiere y además huele bien. Pero es un idiota, un IDIOTA, con letras mayúsculas, lo que sucede con muchos vampiros jóvenes es que tardan en madurar, tienen esta conciencia de niño la cual los hace creer que tienen demasiado tiempo para pasarla bien y divertirse, y aunque de cierto modo es así. Brett no es lo que quiero.

— ¿Y cómo te ha ido en la universidad? ¿El mundo de los cerebritos es tan bueno como lo pintan?

— ¿Mundo de los cerebritos?

— Ya sabes, los humanos que sienten que deben hacerlo todo para... Eh lo siento, no quería ofenderte. — tuerce la boca, revoleo los ojos y suspiro.

— No me ofendes. — juego con mi cabello y decido ser clara con él, poner las cartas sobre la mesa. — Brett ¿qué hacemos aquí?

— ¿Desayunar?

— Hablo de nosotros dos, juntos.

— Pensaba que después de lo de esa anoche. — cubro mi rostro con mis manos, sabía que esto me traería problemas.

Y pues sí, cometí un error, me dejé llevar y quise "experimentar", quise descubrir si aun sentía algo por Brett... O si él causaba alguna reacción distinta en mí.

— Fue solo un beso Brett, no es para tanto. — me encojo de hombros. Sus ojos oscuros taladran los míos, me mira como si intentara descifrarme.

— Has cambiado.

— ¿Cambiado?

— No eres la misma Lucille de antes, recuerdo que a veces hasta me daba pena o temor la manera en que te hablaba porque sabía que me comportaba como un idiota. Fui un gran idiota contigo Lucille y lo lamento. — sonrío de lado porque a diferencia de lo que muchos podrían creer no le guardo rencor, ya no. Brett fue mi primer amor o ilusión, se podría decir, me dolió mucho lo que sucedió con Adrienna, pero no le guardo rencor tampoco podría odiarlo.

— Brett yo... — Mi móvil suena y frunzo el ceño notando que es una llamada de Mary. — Lo siento... Mary.

— Hola Lucille, sabes algo de Enna.

— ¿Enna? ¿Qué pasa con ella?

— Pensé que lo sabrías... Lo siento, intentaré comunicarme con Pet...

— Espera Mary, dime que sucedió con Enna. — me pongo de pie y un miedo terrible abarca mi pecho.

— No lo sé, es lo que intento averiguar. Ayer las cosas se pusieron un poco confusas, se supone que Pet iría a verla, pero él no me responde las llamadas. Ahora estoy yendo para su casa.

— ¿Dónde estás?

— Saliendo de la casa del campus.

— Espérame voy para allá.

— Vale.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.