Tengo Ganas de Amar

Capítulo 14: Lucille

 

Capítulo 14: Lucille

— Ayyy. — estiro mis brazos y bostezo con pereza mientras me siento sobre la cama. Con ojos somnolientos y un poco de baba en la boca noto que ya es de día.

Oficialmente el último día del año.

Tengo la extraña costumbre de levantarme temprano en invierno, cuando en realidad la gente normal desea acurrucarse por largo tiempo en sus camas.

Salgo descalza de la cama y brinco al sentir el piso frio, tirito congelándome pues no he encendido la calefacción.

Hago mi rutina de todos los días. Entro al baño, hago pis, me desvisto y voy directo a la ducha, una ducha con agua muy caliente y un shampoo muy espumoso, tarareo una canción que no me la sé completa, pero le invento alguna otra letra, muevo la cabeza mientras hago peinados con espuma sobre mi cabeza, después de unos quince minutos jugando termino de enjuagarme el cuerpo y cepillo mis dientes. Dicen que nunca se es tan grande para cantar en la ducha. Mi bata es de polar, es de un panda, papá me regaló una igual cuando tenía ocho, yo era el panda y Adrienna un unicornio, claro que luego mi hermana se encargó de eliminar esa bata y borrar todas las fotos que la pusieran en evidencia.

Es temprano, pero obvio que mamá y papá ya están despiertos. Lucian aún trabaja en algunos proyectos junto a Gean Vitori, y mi madre pronto abrirá una boutique de novias en Francia. Ambos andan muy ocupados.

— Hola. — sonrío bajando las escaleras. Los chukis aparecen como dos minis Lucianos y corren hacia mí. — Cuidado se van a caer.

— Arriba Lucy, arriba. — me cruzo de brazos porque no hay forma que yo pueda cargarlos.

—No soy un vampiro, pequeños engreídos.

— Mamá— grita Duke. — Lucille nos dijo engreídos. — Y allí se va Duke gruñendo y con el ceño fruncido.

Por otro lado, Luke me abraza y yo despeino su cabello. — ¿cómo estás, cariño?

— Mira Lucy. — extiende la mano y él deja un diminuto dientecillo sobre la palma de mi mano, enarco ambas cejas sorprendidas.

— Se te cayó otro diente.

— El último. — beso su mejilla y el ríe cuando soplo sobre él.

— Ustedes ya son niños grandes. Guárdalo bajo tu almohada y el ratón de los dientes va a recompensarte.

Asiente y va corriendo hacia su cuarto. La mesa estaba lista, muchos panqueques, chocolate caliente, fruta, panes y una tarta de piña.

— Buenos días. — me acerco a papá y beso su sien.

— Solo falta Enna y estaríamos todos completos. — suspira él.

—Estoy segura que ella también le gustaría estar aquí. — en realidad no, sé que Adrienna prefiere estar en el polo norte que conmigo. — Ella te extraña.

— Y yo a ella Lucy. — coloco mis brazos alrededor de su cuello

— Ustedes dos se parecen tanto. — suelta mamá trayendo una taza de chocolate caliente. — Y pensar que te íbamos a poner Luciana, hubiese sido bonito.

— ¡No! — chillo y ellos ríen. — Ya muchos me dicen mini Hunter.

— En cambio yo creo que te pareces más a tu madre, igual de greñuda y hermosa como ella.

— Por dios Lucian, yo no era tan cursi ni dulce como los son ustedes dos.

— No soy cursi. — entrecierro los ojos. — papá es adorable. — soplo sobre su mejilla.

— Lucille ve el lado bueno de las cosas, eso me gusta. Ella es más humana, en todo sentido y sus sentimientos son hermosos. Eres pura cariño, pura de alma.

Escucharlo decir esas cosas siempre me abarca el corazón, las personas pueden decir que papá es un tanto cursi o que quizás demasiado sensible, eso sí lo conoces bien. Porque si no conocieras la clase de persona que es mi padre, estoy segura que podría causarte miedo. El punto es, que mi padre puede entenderte más que cualquier otra persona, dice las cosas tal y como las siente, sin guardarse nada.

Desayunamos en familia, riendo de las tantas tonterías que dicen los niños y es que a esta edad siempre tienen muchas ocurrencias. Recuerdo hace unos años, cuando en esta mesa había dos sillas más, para Enna y para Pet, Pet solía sacar de quicio a Enna y ella parecía sonrojarse cuando la molestaba con cosas de adolescentes.

Sé que parte de crecer a veces es mudarte de casa, Pet debía independizarte, Enna también y estoy segura que yo también lo hare en algún momento, pero espero no ser tanto como mis hermanos, la familia es lo más importante en mi vida. No podría dejar de ver a mis padres ni vivir sin ellos.

(***)

— Wuoh. — exclama seguido de un silbido, quiero reír y a la vez me siento un tanto intimidada. — Dime quien eres y que hiciste con la musaraña.

— Eres un tonto. — le golpeó la cabeza.

— Fiuuu me va tocar espantar a varios chicos en esa fiesta.

— Calla Nate, no seas exagerado.

— Alguien te ha dicho que el labial rojo te queda bien, y te hace más pálida que de costumbre. —enrollo mi brazo con el de mi amigo y revoleo los ojos.

— Eres un exagerado. — Me ayuda a caminar cuesta abajo en donde ha estacionado su auto, está nevando levemente.




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