Capítulo 23: Mary
— ¿Podemos hablar? — inquiere con voz suave.
Trago saliva y me debato en que es lo correcto... Hablar con Peter es traer a mis demonios de vuelta.
Sé lo que significa darle la oportunidad de explicarse, también sé lo que traerá consigo si lo dejo, los ojos oscuros de Pet me observan por largos segundos, veo hacia mi nueva habitación, aún faltan algunos muebles que instalar y ropa que desempacar. Inhalo mucho aire y relajo la presión que ejerzo sobre la puerta.
— Bien, hablemos. — abro la puerta para dejarlo entrar, pero niega y se queda allí parado.
— ¿Te apetece un café?
Suspiro y termino cediendo, el café solía disipar nuestros problemas, su aroma suave y delicioso calmaba los nervios de Peter y a mí me gustaba degustarlo.
Varios minutos después en donde nos hemos fundido en un silencio incómodo. Peter y yo entramos a la cafetería de la escuela, lo bueno de este lugar es que tiene espacios cerrados y especiales para vampiros, así nuestras conversaciones se vuelven más íntimas.
Peter separa el asiento para que pueda ubicarme y pongo los ojos en blanco odiando que siga haciendo eso. Toma la tableta y pide por ambos, lo peor de todo es que me conoce tan bien que no puedo decirle nada, ha pedido exactamente lo que yo quería. Las ventanas de cristal me permiten ver todo el campus y así prefiero enfocarme en algo más que no sea Peter.
— Mary. — su voz resuena en mi cabeza. Mis ojos bajan lentamente hacia él y el corazón se me encoge. No quiero llorar, pero entonces recuerdo lo hizo, su traición y todo el dolor que me ha causado.
— Y bien, de que quieres hablar. —voy directo al grano, así terminamos con esta incomodidad de una vez.
— Primero... Quiero decir que lo siento. — cierro los ojos y aprieto los labios.
Apenas han pasado unas cuantas semanas desde nuestra ruptura es normal que me sienta tan susceptible y que solo quiera romperme a llorar sobre mi cama. Ojalá Nate estuviera aquí, él me daría de su apoyo, con él podría llorar en silencio y limonaria mis lágrimas con sus labios, deseo tanto estar sobre los brazos de Nate y que pueda consolarme.
— En serio Pet ¿y qué es lo que sientes? ¿Haberte acostado con mi mejor amiga que por cierto es tu hermana? ¿Haberme mentido de esa manera tan descarada? — espeto y veo en sus ojos el dolor que le causan mis palabras. — Dime Peter, desde cuando llevas acostándote con ella. ¿Semanas? ¿Meses? — agradezco tanto que mi voz no traspase el cristal o todos escucharían esta vergonzosa conversación.
— Mary. — pronuncia mi voz con dura. —No digas eso... no hables así, tú no eres de esta manera. — suelto una risa seca sin ningún ápice de diversión.
— ¿No soy así? No, por supuesto que no soy así pero tu Peter, tú has hecho esto conmigo, esto es en lo que me han convertido.
Y ya no puedo evitarlo más, mis lágrimas descienden como grandes cataratas que cubren mis mejillas, tocan a la puerta y el mozo entra con nuestros cafés.
— Que lo disfruten. — balbucea, evidentemente incómodo.
No respondo absolutamente nada, solo miro hacia mis muslos, mis manos tienen un leve temblorcito.
— Perdón... Yo, yo sé que no merezco que ni siquiera me escuchas, pero realmente lo siento mucho Mary, lo que menos quería era lastimarte. — clavo mis uñas en las palmas de mis manos.
— Y sin embargo fue lo que hiciste. — Peter cierra los ojos y pasa las manos por su cabello.
— Ya lo sé... Y eso, eso es de lo que más me arrepiento. Tu no merecías esto, no deberías botar ni una sola lagrima por mí.
— ¿Si quiera te imaginas la magnitud de todo esto Peter? Se trataba de mi novio y su hermana, que para variar era mi mejor amiga.
Él aprieta los dientes e intenta tranquilizarse, sé lo que hace, está conteniendo sus emociones para comprenderme, para ponerse en mi lugar.
— Lo que pasó con Enna... No sé, no puedo explicarlo.
—Sabes, sabes que es lo que me duele más. — llevo la cabeza hacia arriba. — No es el hecho de que se hayan acostado, me duele más que me hayas mentido. Cuando te pregunte qué pasaba, callaste, nunca dijiste nada, pudimos haber evitado todo esto...
— Sabes que no Mary. — traga saliva y coloca sus manos por encima de la mesa. —De alguna u otra manera cuando supieras lo de Adrienna, iba a dolerte, no solo por ser tu amiga, sino por la confianza que le tenías e ibas a creer que ella fue el motivo de dejar nuestra relación.
— ¿Y no es así Peter? ¿no se trató de eso?
—No sé cómo explicarte. — suspira. —nunca me había percatado de la atracción que sentía por ella y estaba aterrado de aceptarlo. Tú eras mi novia, y ella, la niña a la que había visto crecer toda mi vida. Pensé que estaba confundido, que solo era mi instinto de protección hacia ella.
— Pero no fue así. — cierro los ojos y limpio mis mejillas húmedas. — Yo sabía que a Enna le gustabas. —parpadea varias veces y pasa saliva.
— ¿Lo sabias? —asiento y bebo un poco de mocha, el sabor a chocolate y café endulza este amargo momento.
— Llámalo intuición y simplemente mi sexto sentido de mujer. Pero lo sabía, quizá por eso sentía tantos celos cuando empecé a verlos más cerca. Y me dolía que Adrienna no fuese sincera conmigo, notaba su molestia e incomodidad cuando nos veía juntos y aún así ella nunca trató de persuadirme para dejarte. Te quería en silencio y a su manera.
— Mi error fue no haber hablado contigo desde antes. Y no solo hablo de Enna, hablo también de nosotros.
Mis manos tiemblan y mordisqueo mi labio inferior a punto de decirle algo que me avergüenza pero que necesito saber.
— Fue... Por... ¿Fue por el sexo? — tartamudeo y a Peter se le enternece el rostro y niega con la cabeza.
— No, Mary, por supuesto que no. — toca mi mano y alejo levemente. — fuimos nosotros mismos, estaba tan metido en mis cosas que dejé de preocuparme por ti. Creo que todo se volvió muy monótono. Y tú no confiabas en mí, te conozco y había cierta parte de ti, que no quería ser del todo sincera conmigo.
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Editado: 04.07.2024