Tengo Ganas de Amar

Capítulo 27: Mary

Capítulo 27 : Mary

Suspiro mientras observo el último vestido que me pruebo en el día, es bonito, ligero, sencillo y me agrada.

No sé por qué de pronto me dio éste arranque de locura por salir de la residencia y comprar mucha ropa linda. Supongo que son los nervios de saber que papá llegará en unas pocas semanas, y que será... Para siempre.

El estómago me cosquillea de solo imaginarlo, mi vida con papá será mucho mejor, como siempre lo ha sido. Al menos ya no me sentiré tan sola y me ayudará a ocupar mi mente que tener que pensar en todos los problemas que me han rondado la cabeza últimamente.

Entro al probador y me quito el vestido colocándolo en la percha, será el que me llevaré por fin, al menos Nate es un chico que tiene mucha paciencia, dice que Emma solía llevarlo de compras desde que era un niño pequeño lo que me causa gracia y ternura a la vez.

— ¿Llevará alguna prenda señorita? — inquiere la muchacha con bonito traje a blanco y negro. Le sonrío mientras termino de colocarme los zapatos y le indico la ropa que me llevaré —En seguida lo pasaremos por caja.

— Eh disculpe ¿Ha visto al muchacho que venía conmigo? — frunzo el ceño y estiro el cuello para buscar a Nate aunque no está por ningún lado.

— Lo vi salir de la tienda.

Me quedo extrañada de eso pero decido pagar por mis prendas para luego buscar a Nate. Cuando salgo de la boutique observo a Nate darse la vuelta y quedo paralizada cuando noto quienes están a pocos metros de él.

Peter... Y Enna.

Trago saliva y me oculto antes de que volteen ¿cómo? ¿Por qué? Eso significa qué... Siento una presión sobre mi pecho y me repito que esto pasaría en algún momento... Ahora ellos están juntos supongo. Y no puedo evitar molestarme, por más que lo intento aún queda esa herida de lo que hicieron, la manera en que ambos me trataron y se burlaron... No puedo olvidar.

— Mary. — pego un brinco y miro a Nate que se acerca a mí. — ¿Compraste todo?

—Los vi — arrugo la frente y él hace una mueca con su boca y rasca su nuca.

— Lo siento. Hubiese preferido que no te los cruzaras.

—Está bien Nate. — Le quito importancia y prefiero que Nate no sepa que aún me fastidia el tema.

— Me preguntaron por Lucille. — enarco las cejas.

— ¿y que les dijiste?

— Bueno intenté fingir pero Peter supo sacarme rápidamente la mentira.

— Eres malo mintiendo Nate. — Él sonríe de lado y toma mis bolsas. Enrollo mi brazo en el suyo y caminamos por el centro comercial.

— Ya sé, pero me agarró desprevenido. De igual manera, estoy atento a todas las señales de auxilio de Lucille.

— ¿Y que se supone que harás? Están en España.

— Alquilare un jet privado. — anuncia y casi quiero reír, mordisqueo mis mejillas internas para no hacerlo.

— Un jet privado eh...

— Podría pedírselo a Enzo, estoy seguro que no se negaría.

— Entonces... Tú alquilarías un jet privado solo para ir en busca de Lucille.

— Si está en apuros y necesita rescate pues sí.

— Eso es dulce Nate. — observo su rostro y sé que se avergüenza un poco.

— Mmm lo haría por cualquiera que me importara y fuera especial para mí. — Coloca su mentón sobre mi coronilla. —lo haría por ti Mary. — trago saliva y siento un retortijón en mi estómago.

— Lo dices en serio. — él asiente con la cabeza. — ¿A cualquier lugar?

— ¿A cualquier lugar? — sonrío y beso la comisura de su boca, Nate parpadea tomándolo por sorpresa. Y yo me adelanto porque no pienso darle explicaciones de mi arrebato.

— Oye, no te vayas ven aquí.

— Tendrás que venir en mi rescate Nate. — río y a mi velocidad me adelanto.

Con Nathaniel mis días siempre son así, él encuentra la manera de hacerme sentir especial, de reír, él hace que todos mis pensamientos oscuros se alejen, que me sienta como una niña tonta que está aprendiendo a que la quieran bonito, a que la traten con dulzura. Me pregunto que hubiese sido de mí, si hubiera conocido a Nate mucho antes, quizás el efecto de asombro y embobamiento me hubiera caído de inmediato.

Llego hasta el estacionamiento y no puedo dejar de reír, Nate me atrapa entre sus brazos y yo pataleo en el aire.

— ¡No me hagas cosquillas! ¡No, Nate, por favor! — chillo cerrando los ojos mientras él tortura mis costillas. — Dios no puedo.

— Ahora no podrás salir de mis brazos Mary. — el cuerpo me tiembla mientras su voz susurra cerca de mi oído, los vellos de mi cuello se erizan y giro mi rostro para verlo directamente a la cara, nuestras narices rozan y trago saliva sintiendo esta necesidad tremenda de besarlo.

Lo intento, realmente intento hacer las cosas despacio, tener un tiempo para mí para él, pero no puedo cuando lo tengo cerca, solo quiero estar así, junto a él y besarlo. Y me aterra sentir tan rápido, aún tengo miedo de que sea alguna clase de alucinación por parte de mi cabeza, y que todo esto pueda desaparecer.

Nate se separa dejando una leve caricia en mi mejilla — Vamos, Emma nos espera para cenar.

Sé que Nate no dará ningún paso conmigo hasta que sepa que yo me sienta segura de hacerlo. De que quiero estar con él, realmente.

Y la verdad, siento más cosas por él de las que creía, de las que puedo permitirme a sentir.

(***)

Llegamos hasta la casa de Nate y él me ayuda a bajar del auto. Le sonrío y hago muecas entonces Nate aprieta mi nariz con sus dedos.

— Hey.

— Deja de imitar mis caras.

— No estoy imitando tus caras — hago mi voz grave fingiendo que hablo como él.

— Eres una chica terca.

— Puede ser. — me encojo de hombros y lo ayudo con las bolsas mientras entramos a casa.

El olor que llega a mi es simplemente delicioso y hace que mi estómago gruña.

— Alguien tiene hambre.

— Huele fenomenal.

— Eso definitivamente no huele como algo que hubiese cocinado Bee.

— Que graciosito Nathaniel. — Observo a Emma acercándose a nosotros con una sonrisa. — Hola Mary, te ves muy guapa.




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