Capítulo 31: Mary
Sujeto el cartel entre mis manos y creo que mi estómago dará un vuelco la próxima vez que vea a otro señor salir de esas puertas, sin embargo, logro reconocer dos hermosos hoyuelos a la perfección y también un buen peinado cuando lo veo por lo que prácticamente pego el grito al cielo en cuanto veo a Daniel salir de la puerta de desembarque.
— ¡Papá! — chillo. Y sus brazos me reciben con gusto mientras yo me afianzo de su cuello. Su olor, cuanto extrañaba el olor de papá, ese aroma tan peculiar y propio de él.
— Mi niña, mi hermosa niña. — susurra en mi oído y deja un besito sobre mi coronilla. Y sí, me siento exactamente, así como una niña pequeñita, que extrañaba mucho a papá y que ahora que lo tiene a su lado simplemente no puede despegarse de él. Río cuando me hace girar y los hombres de seguridad toman sus maletas.
— Wow, veo que la seguridad ha aumentado. — arrugo la nariz y él sonríe mientras me toma de la mano.
—Pues si cariño, ahora que viviré en la ciudad, la seguridad deberá duplicarse y no hablo solo de la mía. — enarco una ceja. — Pero no quisiera que habláramos de eso ahora. Cuéntame cómo te ha ido.
Empiezo a relatarle cada suceso de las últimas semanas, aunque en realidad he estado muy tranquila, apenas he vuelto a la universidad y han sido unos días relajados mientras voy adaptándome, supe que Adrienna ha ingreso, aunque he tenido la suerte de cruzarme con ella. La familia aún no sabe la gran noticia sobre papá, me pidió que lo mantuviera como un secreto y lo he hecho de esa forma.
Nos dirigimos hacia su auto y los miembros de seguridad nos rodean en cuanto unos hombres intentan acercarse.
— Senador.... Hunter.... Senador. — escuchamos gritar y entrecierro los ojos. — ¿Qué nos puede decir sobre...
Cierran la puerta evitando que pueda escuchar de más y noto que papá tiene el ceño fruncido.
— ¿Qué fue eso? Los periodistas nunca nos han seguido. — parpadeo. He pasado toda mi vida viviendo como una mortal común y corriente, el hecho de tener una familia poderosa y prácticamente conocida alrededor del mundo nunca fue impedimento o alguna molestia en mi día a día.
Es justamente ese hecho lo que hacía que no me diera cuenta de la seguridad que suele rodearme de vez en cuando, porque siempre he hecho mi vida de manera cotidiana y normal.
— Supongo que ya se está corriendo la voz de que regreso a Italia. Hablaré con los medios, no te preocupes Mary. — asiento y le pregunto acerca de él y también por mamá.
Me dice que las cosas con ella se encuentran en territorio de calma, algo poco usual en Nina Mickelson pero que espero que por el bien de los tres continúe de esa forma. — Hemos hablado de los papeles de divorcio, pero supongo que tomarán un poco más de tiempo de lo estimado.
— Ya veo... — suspiro. — Lo único que deseo es que no se maten en el proceso Daniel.
— Todo está bien encaminado Mary. — sonríe y acomoda mi cabello por detrás de las orejas. — Somos adultos, y Nina sabe que es lo mejor para ambos.
— Y sus ideas sobre otra mujer que... — lo noto tensarse y fruncir el ceño.
— Ya he conversado con ella.
— Vale. — asiento. Sé que puede resultar incómodo hablar de ello, no quisiera enterarme que mi padre ha tenido una aventura con alguna otra mujer en su momento, prefiero no tener esa imagen en mi cabeza.
Aproximadamente media hora después, llegamos hasta la casa de los abuelos, y sonrío al ver a la abuela Teresa colocando un bonito mantel de encaje en el jardín delantero. Cuando el auto se estaciona ella se da la vuelta evidentemente confundida. A Dan le brillan los ojos y es que, él al igual que yo, nos emociona esta nueva etapa.
— Definitivamente esa hermosa mujer debe ser mi madre. — enuncia saliendo del auto.
— ¿Dylan? — parpadea ella y en un pestañeo aparece delante suyo. — Oh mi dios, Dylan, hijo como es que.... — se funden en un fuerte abrazo y no puedo evitar emocionarme. Jodido sentimentalismo. — No puedo creerlo.
— Tengo algunas sorpresas madre.
— Pero mírate Mary, tan linda tú. Estoy muy enojada contigo, no has venido a visitar a tu abuela. — me acusa con un dedo mientras me acerco a ella para saludarla.
— Lo siento, he estado con algunas cosas... — y no quisiera entrar en detalles de porque no voy a casa de la tía Margaret y Lucian.
— Esperaba verte junto con Enna. Ustedes dos siempre han sido inseparables y... — Por favor que mi abuela no diga de más, por suerte la mía, Black aparece, su porte imponente y autoritario me pone los vellitos de punta, además de ser un vampiro atractivo y relativamente joven, es extraño llamarlo abuelo, pero tengo hermosos recuerdos de él siendo el consentidor de la familia.
Más tarde cuando he comido postres de más y Teresa comienza a hornear galletas, recibo un mensaje de Nate, no puedo evitar sonreír ante la foto que me ha enviado. Se le ve tierno con lentes y esa cara de aburrimiento. Habíamos quedado que estudiaríamos juntos esta tarde, pero tuve que postergarlo por la llegada de papá y supongo que ahora tendré los días más copados ahora que Daniel está aquí espero poder pasar más tiempo junto a él.
El jueves es el cumpleaños de Nathaniel, y estoy relativamente nerviosa, no sé qué regalarle, algo que signifique mucho pero que a la vez no diga tanto. En estos meses Nate se ha vuelto una persona muy importante en mi vida... Alguien más que un buen amigo, y puede a que se deba a que siento cosas por Nate que no soy capaz de describir con palabras... Lo quiero, eso está claro, pero el cariño que siento por él va más allá que una simple amistad y de pronto vuelvo a entrar en pánico de estar sintiendo de más, de lo rápido que me hace sentir.
— Esa sonrisita. — brinco sobre el asiento cuando escucho la voz de Teresa. — Yo conozco bien esa sonrisita.
— ¿Qué? ... Ah no yo... — me hago bolita en mi propio asiento y ella me guiña un ojo.
— Esa sonrisita se debe a un muchacho. De eso estoy segura Mary. — siento que mis mejillas podrían arder en estos momentos de no ser por mis poderes vampíricos.
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Editado: 04.07.2024