¡Ay Dios... Lo que se viene!
Capítulo 35: Daniel
Paso una mano por mi rostro mientras observo las últimas cartas que me han enviado, mi cuerpo se estremece por dentro mientras que por fuera trato de mantener la misma postura de alguien que lo tiene todo controlado.
—¿Qué es lo quiere que hagamos senador? — pregunta Marchello encargado general de la prensa del país.
— Sigue la misma posición estricta de antes, ningún medio tiene permitido emitir este tipo de noticias. Coronel Alan. — me dirijo al coronel del ejército italiano. —¿Cómo se está solucionando este problema?
— Sabemos que cada vez hay más convertidos y más mixtos, pero aún no averiguamos de donde provienen.
— Han pasado meses. — golpeo mi puño contra la mesa poniéndome de pie. — Tenemos el mismo problema desde hace meses, y estos seres no naturales empiezan a ser una amenaza para todos.
— Creemos que pueda tratarse de alguna clase de complot contra el senado. Ya hemos hablado con Ryan Coleman estará llegando la próxima semana.
— ¿Qué dice él sobre sobre todo esto? — cuestiono con seriedad, hasta hace unas semanas, Ryan y yo no habíamos tocado el tema.
— Sus hombres están averiguando, pero dicen que por parte de la especie de licántropos ninguna manada ha faltado al juramento.
—¿Y qué pasa con los rezagados? — los licántropos que fueron echados de sus manadas. —Necesito el conteo general de rezagados, al igual que la cantidad de especies sobrenaturales que hay en la ciudad. — aprieto los labios. — Esto aún puede controlarse.
—El hecho de que los ataques se estén realizando aquí es porque saben de los originales.
— Y habrá muchos más si se enteran que he regresado. Les pido su total discreción, y que sigan haciendo bien su trabajo como han venido haciéndolo. — me dirijo hacia todos los miembros del senado.
Me pongo de pie al igual que mis colegas y doy por terminada la reunión de hoy.
Me siento agotado mentalmente, desde que puse un pie en Italia, no he parado en todos estos asuntos. Y me preocupa Mary Anne, mi hermosa hija no tiene ni la más remota idea de todo lo que está sucediendo lo cual espero que siga así, prefiero que ella continúe su vida como normalmente lo ha hecho, sin tener que escuchar más o tenga que lidiar con todo lo que yo hago día tras día.
Reviso mi computador viendo algunos mails, me llega un mensaje de Nina, sigue postergando los papeles de divorcio lo cual me molesta, aunque en realidad ni siquiera me da tiempo de pensar en ello.
Por un momento desearía volver al pasado, aunque sea por un par de horas, quiero regresar a los días en los que no tenía que preocuparme de nada, en donde tenía a Sasha, a mis hermanos, en donde no era más que un chiquillo sin preocupaciones.
No me malentiendan, estoy feliz con lo tengo, con todo lo que he logrado y me he propuesto, todo lo que he hecho ha sido por mi cuenta, porque hice muchos sacrificios para seguir con mi vida, para llegar hasta donde estoy.
Suspiro y me sirvo un poco de vino en una copa, mi despacho se encuentra vacío y tranquilo, no obstante, extraño la calidez de mi familia, las risas, sus voces, en especial la de mi bella niña. A lo lejos oigo el sonido de la puerta al abrirse y cerrarse, y las rueditas de una maleta siendo arrastradas por la estancia.
—¿Papá? — me acomodo en la silla de escritorio y le respondo.
— Estoy en mi despacho Mary.
Tarda unos segundos en aparecer y no puedo evitar sonreír.
— Papi. — Besa mi mejilla en un sonoro beso.
—Hola pequeña ¿cómo te fue? — Noto un brillo particular en sus bonitos ojos azules. Se sienta sobre el brazo del sofá e inclina su cuerpo hacia mí.
— Todo fue muy especial papá. — susurra y con un deje de ilusión en su voz.
Siento las emociones de Mary a flor de piel, y me sorprende sentir tanta felicidad emanando de su cuerpo, junto con algo más, algo más que una simple ilusión y eso me tensa un poco. Aquellas sensaciones no las recordaba con tanta intensidad desde que...
Corto el hilo de mis pensamientos y me enfocó en ella.
—¿Qué tal todo por aquí? Todo bien con los inversionistas. — inquiere.
— Si cariño todo resuelto, aunque ya sabes, las reuniones no paran. — miento.
Ella se separa un poco y juguetea con mi cabello. — Pero si vendrás mañana ¿verdad?
Parpadeo y ella hace un puchero. —¿Mañana?
— La fiesta de Nate, prometiste que vendrías.
—Oh claro la fiesta de ese chico. —hace una mueca de incomodidad.
— Papá...
— Debo conocerlo Mary, saber si es bueno para ti. No quiero que nadie te lastime.
— Nate no me haría daño. — toma mis manos y las besa. —Lo quiero papá.
— Mary... No me gusta que las cosas sean tan apresuradas apenas y...
— Yo sé. —asiente. —Pero no puedo evitar sentir, es como si... Como si hubiera algo en él que me hace perder la cabeza, nunca he sentido algo tan fuerte, tan avasallador, ni siquiera con Peter.
Trago saliva porque sé cómo se siente y a la vez sé cuánto asusta, da miedo sentir cosas tan intensas por alguien a quien apenas conoces.
—Por eso, es importante para mí que estés el día de mañana, quiero que lo conozcas. Es un buen chico, va agradarte. —Suspiro y asiento mientras peinó su cabello con los dedos.
—Vale, estaré allí amor. — beso su sien y ella me estruja.
— ¿Puedo hacerte una pregunta?
—¿Qué clase de pregunta?
— Nada, sólo es algo de historia, para una tarea. — Me acomodo en el sillón y asiento. —Cuéntame acerca de los originales.
—¿Los originales? —entrecierro los ojos. — ¿Eso no les enseñan en el colegio?
—Si, solo que quiero saber más.
—Bien. — busco por donde empezar. — Como sabrás, los originales se dividen en tres generaciones. La primera, que se trata del primer vampiro nacido y cuidado por las brujas, luego la segunda, que fueron los cinco primeros hombres mordidos y de los cuales su sangre fue mezclada con magia, allí están por supuesto los Meddici, los Annibal y los Mickelson, y la tercera, que viene siendo los primeros descendientes de aquellos vampiros, en los cuales entramos toda tu familia. No se le considera original a los mordidos, sólo a los primeros vampiros nacidos.
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Editado: 04.07.2024