Tengo Ganas de Amar

Capítulo 38: Enna

Capítulo 38: Enna

Me quedo estática, patidifusa y colgada mirando la habitación, sé que debería moverme, dar alguna señal de vida pero siento que mi cuerpo se ha congelado, ha entrado en alguna especie de cabina gélida que no me permite ni parpadear, además que la impresión de ver a Peter me golpea el pecho, lo que significa que aún no he procesado todo esto... Aun no.

-¿Enna?

La voz de Peter, si, solo necesitaba la voz de Peter para que me sacara de mi estado gélido. Parpadeo y él sonríe, tiene un bonito gesto que me llena de ternura, además de parecer tan tranquilo con todo, por supuesto que yo no me siento así.

-¿Estás bien? Parece que hubieses visto a un muerto. -Abro y cierro la boca, termino suspirando y me acerco para estrecharlo entre mis brazos, me permito olfatear el aroma de su cabello, tiene un shampoo que lo deja muy suave y con un olor delicioso.

-No es eso, solo que... Estoy haciéndome a la idea.

-De qué viviremos juntos.

Presiono mis labios con fuerza, y sonrío tímidamente. -No lo digas todavía.

-¿Por qué?

-Porque lo estoy procesando Peter. - gruñó y él ríe.

Sí, oficialmente acabo de mudarme con Peter, es una locura, lo sé... Y aunque intenté alargar todo esto, para cuando reaccioné ya había dejado todas mis cosas en este lugar y me había adaptado a él, a dormir, a despertar, a oler a Pet, hasta a usar su ropa.

Claro que todo eso lo hacía sin imaginar en qué me estaba metiendo, directamente a la boca del lobo.

Es como si recién ahora hubiese sentido el golpe de lo que en verdad significa convivir con alguien, compartir una vida juntos. Se me hace un nudo en la garganta pensando en mis noches y también en mis amaneceres, en compartir ropa, en desayunar juntos.

Diablos, es un paso gigantesco.

-Hey... -Peter sujeta mi cintura y cae conmigo sobre la cama. Me coloco de cuclillas reposando en sus piernas y peinando los mechones dorados.

-¿Y si se enteran?

- En algún momento tendrán que enterarse. - revolea los ojos.

- Y si no les gusta.

-Lo importante es que nos guste a nosotros. -acaricia mis mejillas.

-Dijimos que iríamos lento.

- Hemos ido muy lento Enna. - suspira y besa mi quijada. - Lo que me recuerda que aún no has respondido mi pregunta. - parpadeo regresando mi mirada hacia él.

-¿A qué te...

- El día en que fuimos al lago de los cines, dijiste que era muy pronto para responder. - mordisqueo mi labio inferior mientras el recuerdo de ese fin de semana llega a mi cabeza.

<<<Estoy nerviosa, nerviosa como una niña que irá por primera vez a la escuela, nerviosa como las miradas que cruzas por primera vez con el chico que te gusta, o quizás más nerviosa que al dar mi exámen de admisión para la universidad.

Este nerviosismo y ansiedad por verlo están carcomiendome, Peter va retrasado por dos minutos, y no quiero entrar en detalles, ni mucho menos volverme paranoica pero lo estoy, joder, estoy demasiado paranoica con las últimas apariciones de mi madre. Casi he cancelado este día, casi lo hecho todo a perder pero se lo debía a Peter y también me lo debía a mí.

Suspiro cuando siento el aroma de Peter acercarse a mi, estoy de espaldas a él, pero es como si su aura me llenara el cuerpo al tenerlo a escasos metros de distancia.

- Hermosa... Te ves hermosa. - sonrío y me doy la vuelta justo a tiempo para recibir su boca, envolviendo la mía y atrayendome con él.

- Llegas tarde. - tiro de su labio y él ladea la cabeza.

- No sabes lo difícil que resulta sacarme a los enanos de encima o Lucille, haciendo miles de preguntas. -Río y vuelvo a besarlo.

-¿Y bien? ¿Qué haremos hoy? - siento un gorgojeo en el pecho cuando envuelve mi mano con la suya y me guía hacia su auto.

- Pues iremos a un lago.- Entrecierto los ojos mientras a él parece divertirle mi reacción.

-¿A un lago?

- Al lago de los cisnes. >>>

Si pudiera grabar en mi memoria cada instante de ese día, si pudiera repetirlo cuantas veces yo quisiera, lo haría, definitivamente que si. Cuando Peter y yo llegamos a ese lugar me sorprendió ver mucho patos, que por supuesto yo consideraba feos y nada agradables ni siquiera como alimento vampirico.

Entonces Peter me mostró a un pequeño cisne, tan solo uno. Era notable la belleza de esa pequeña ave, rodeada de patos y comida de ave a su alrededor, destacaba entre tantos pero a la vez se le veía sola y triste.

No comprendi en ese momento porque lo llamaban el lago de los cisnes... Cuando solo habían patos.

<<< -Este lago está hechizado.

-¿Hechizado? - entrecierro los ojos.

- Antes solían haber muchos hermosos cisnes y peces, era algo hermoso y muy bonito.

-¿Qué pasó?

- Hubo una bruja, que enojada con la naturaleza, hechizó este lugar, para que ningún animal pueda vivir aquí, tan sólo los patitos que ves, ninguna otra especie ha resistido.

-¿Y ese cisne? - señaló con vista hacia el animal.

- nadie sabe que pasó con ese cisne... Los mitos dicen que se trata del espíritu de la bruja, que cayó en su propio hechizo y no ha logrado salir de allí.

Escuchar aquello me entristece, y comprendo poco porque Peter me ha traído aquí.

- Enna. - acaricia mi mano. - Hasta el cisne más bello puede quedarse atrapado en su propia ira.

-Pet. - parpadeo y él me deja un pequeño beso en los labios, luego sujeta mis manos y tira de mi para seguir el rumbo de un camino desolado. -¿Qué haces? -sonrío.

- Hay más que quiero mostrarte. >>>

Se me hizo difícil de comprender porque Peter me había llevado a aquel lugar, o porque actuaba tan extraño, con el pasar del día y de los lugares que recorríamos, Peter me daba una enseñanza, al igual que el jardín de rosas, en donde un extraño clavel azul creció a la mitad de todas ellas. Cual fuese el lugar al que fuéramos siempre tenía una singularidad, ya sea bueno o malo, siempre algo o alguien destacaba del resto.




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