Tengo Ganas de Amar

Capítulo 40: Lucille

Capítulo 40: Lucille

 

Plenitud, ahora que lo pienso, es una muy buena palabra para describir lo que todos queremos en la vida. Una vida plena, feliz, llena de la gente que amas, y haciendo lo que a uno le gusta.

Suspiro mientras termino de escribir mi ensayo y me pongo de pie para entregárselo al profesor. Miro alrededor y ya no me cohíbe ser la primera de la clase en entregar las cosas, es algo a lo que ya me he acostumbrado.

La universidad es un campo minado. Aunque no tan peligroso como lo era la secundaria, aquí al menos cada alumno tiene su propio mundo, vela por sí mismo, y tiene un respeto entre los demás. Camino por los pasillos medio desolados de la URI, luego me doy una vuelta por la facultad de veterinaria y se me hace un nudo en el pecho cuando no veo ni rastro de Nate... De mi mejor amigo.

Muerdo mis mejillas internas, y me obligo a no enojarme ni entristecerme más. Ha pasado más de un mes, y aunque se me encoje el pecho de saber que nuestra amistad le ha importado muy poco, tengo fe que en algún momento él se dará cuenta, que alejando a las personas de su lado no conseguirá nada.

— Hey.

—¡Ay! —chillo cogiéndome del pecho. Me doy la vuelta encontrándome con Brett. Tiene una sonrisa de oreja a oreja y veo su mano extendiendo un papel en lo alto.

—¿Como estás Luci?

—Pues bien, aunque no tan bien como tú. — me cruzó de brazos y me tomo unos segundos para observarlo. Brett siempre ha sido un chico apuesto. Pero vamos... La gran mayoría de vampiros son apuesto, es algo que está en sus genes, sin embargo, este Brett que tengo aquí en frente, de ver algo más que un chico guapo, se le ve un chico que vale la pena, con una sonrisa perfecta, con ojos grandes y soñadores, luce bien, ya no parece el mismo idiota de siempre. —¿Qué es eso?

—Pues te quería mostrar mis buenas notas. —me extiende el papel y leo un 7. Es más, de lo que alguna vez le he visto.

—Wow. Felicidades. —sonrío y sin que yo me acerque, me abraza. Me quedo con el papel sujetándolo en el aire, y un abrazo no se le puede negar a nadie. —Me alegra que te esté yendo bien. —nos separamos y él ladea el rostro.

—Gracias Luci. Eres de las pocas personas que me interesa que vea que estoy cambiando. Porque lo estoy haciendo.

—Y me alegra que sea para bien. —esbozo una pequeña sonrisa. Brett también lo hace, entonces su mirada se entorna y sus ojos que derrochaban alegría ahora parecen oscurecerse. Estoy a punto de girar para ver de qué se trata cuando siento que alguien me alza al aire haciéndome pegar un chillido.

—Entonces aquí estás bonita. —se me acelera el corazón, y rápidamente me giro para encontrar al hermoso moreno de pestañas largas, su sonrisa me invade el pecho, su barba rasposa me tienta a pasar los dedos por allí.

—Damien. —me paro de puntillas para darle un beso en la mejilla, pero el vivo se apresura y encuentra mi boca antes de tiempo.

Es un beso urgido e invasor, de esos de los que no puedes alejarte, ni mucho menos huir. Pero como me encanta este hombre, con sus besos intensos y engatusadores. Escuchamos una tos y hasta entonces recuerdo que Brett está justo detrás de nosotros.

Limpio mis labios con disimulo y guardo compostura. — Ummm... Brett —sonrío. —Te presento a Damien. —señaló y el aludido extiende la mano.

—Su novio. —contesta con una sonrisa de oreja a oreja.

—Y Damien te presento a Brett.

—Su exnovio. —responde el vampiro con toda la intención de que el mundo arda.

La sonrisa de Damien se hace más diminuta con forme procesa las palabras. Enderezo la espalda y doy un paso al frente.

—Ya nos tenemos que ir, un gusto Brett, que te cuides y te vaya muy bien. —sujeto la mano de Damien y salgo huyendo del lugar.

Prácticamente llevo a rastras a Damien y agradezco estar lejos del vampiro con cambios radicales de humor. Por fin, hemos llegado hasta el estacionamiento en donde se encuentra mi auto y me recuesto sobre la puerta de piloto.

—¿Tu ex novio? ¿Tu ex novio es un vampiro? —entrecierra los ojos.

Joder, necesito decirle que no solo mi ex novio es un vampiro, que mi familia entera está rodeada de seres sobrenaturales. Suspiro y rodeo su cintura.

— ¿Algún problema con eso? —lo escucho gruñir.

—No, no habría problema con eso. Pero no me agrada. —revoleo los ojos.

—¿habrá algún vampiro que te agrade? —su mirada se oscurece y ladea la cabeza. —Hey. —tomó su barbilla. —Brett es inofensivo.

—No le tengo miedo. —responde rápidamente. —No es ninguna amenaza para mí. —resoplo y suelto una risita.

—oh, perdón señor todo poderoso. —levanto las manos y él aprovecha en rodear mi cintura con sus brazos, me sujeta fuerte y me apega a su pecho.

—¿Acaso piensas que puede ser una amenaza? ¿Hay algo de lo que deba preocuparme Lucecita? —ronronea las palabras sobre mi boca haciendo que mis piernas tiemblen.

—No yo... —trago saliva. —No tendrías... De qué... De qué preocuparte. —suspiro y le doy un besito rápido.

—Está bien. —sonríe de lado. —¿Esa no es tu hermana?

—Sí, quizá quiera que la lleve en el auto... ¡Hey Enna! —grito. —¡Adrienna! —levanto la mano en un ademán para hacerla venir. Sé que me ha escuchado es imposible que su super oído de vampiro no lo haya notado.

—Quizá no te escuchó. —Damien se encoge de hombros.

—Quizá. —ladeo la cabeza viéndola llegar hasta el auto azul estacionado a unas cuadras más allá. El auto de mi hermano.

—Tu hermano el policía. —Asiento con la cabeza. —¿Me dijiste que viven juntos no?

—Pues mi padre prefirió eso hasta que halle un apartamento adecuado. —sigo observando a Enna hasta que se sube al auto. Suspiro y hecho la cabeza hacia atrás.

—¿Qué pasa? —acaricia el lóbulo de mi oreja con las yemas de los dedos.

—Nada. —cierro los ojos.

Quisiera preguntarle, que haría si descubriera que sus dos hermanos salen juntos. Si dos personas que forman parte de su familia ahora parecen tienen una relación, una relación por supuesto nada amical y mucho menos familiar.




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