Tengo Ganas de Amar

Capítulo 52: Enna

Capítulo 52: Adrienna

(***)

 

Termino de colocar la última caja en el suelo y suspiro, observo la habitación, paredes cálidas en colores pastel, un celeste muy claro y una gran ventana que da frente al campus.

Me quedo mirando la vista frente a mí, la Universidad Real... jadeo de solo ver la habitación rosada a mi alrededor, vuelvo a soltar un largo suspiro y me siento sobre el sofá cerca del ventanal, mis labios tiemblan y mis ojos se empañan recorriendo con la vista todo el lugar, observando mis cosas, maletas y cajas.

¿Por qué lo hice?

Me repito una y mil veces que tomé la mejor decisión. Pero solo quiero romper a llorar, hundirme en mi cama y ahogar mi rostro en la almohada mientras intento acallar mi llanto.

Me duele todo, el estómago, la cabeza, los ojos, el pecho. Mi corazón se siente agonizante y muy adolorido, y mi cuerpo parece haber recibido más latigazos de platas de lo que un vampiro podría recibir. No recuerdo la última vez que lloré de esta manera, tampoco recuerdo si alguna vez me sentí así, con el corazón roto.

Me duele haber dejado a Peter, ni siquiera sabía que decirle, no pensé en ninguna excusa y de no haber sido por interrupción de los oficiales lo más probable es que hubiera cedido y le hubiese confesado la verdad, que mi madre está detrás de todo esto, que me tiene amenazada y que la única manera de protegerlo es alejándome de él.

Sé que Peter habría hecho lo posible por buscar una solución, quizá una opción hubiese sido marcharnos y alejarnos lo más lejos posible de todo, esa podría haber sido nuestra única salida, en cambio preferí optar por la ruta más dolorosa, aquella que solo me llenaba de rencor y tristeza. No solo había herido a Peter, yo me sentía de la misma forma o quizá peor.

— ¿Enna? — escucho que Mirna toca a mi puerta para luego adentrarse, me mira solo unos segundos y luego se sienta a mi lado.

Me quedo viéndola largos segundos y luego rompo a llorar acurrucándome en sus piernas. Ella solo se queda allí, acariciando mi cabello, y agradezco tanto que no haga preguntas, que siempre sepa en qué momento actuar.

Me quedo en su regazo por minutos interminables, hasta quedarme dormida por fin después de no haber pegado los ojos durante toda la semana.

Para cuando despierto Mirna no está y ya ha anochecido, reviso mi móvil y veo varias llamadas perdidas de Lucille y otras más de Peter, trago saliva y bloqueo su número inmediatamente lo mejor es no saber de él, ningún tipo de contacto.

Vuelvo a recibir otra llamada de mi hermana y a regañadientes le contesto.

— ¿Sí?

— ¡Enna! — su voz chillona solo me da más dolor de cabeza. — Por fin respondes, ¿dónde has estado metida?

Exhalo y peino mi cabello con los dedos. — Estoy en el campus, estuve desempacando.

— ¿En el campus? ¿Qué haces allí? Todos están de vacaciones. — Revoleo los ojos y miro hacia el reloj, ya ha anochecido.

— Si tenía unos asuntos que resolver. ¿qué pasa?

— Arrestaron a Peter. — mi cuerpo se estremece y rápidamente me pongo de pie.

— ¿Qué... qué dices? — parpadeo entrando en crisis.

— Pensé que lo sabías, apenas despertó, y llegaron a hablar con él, ayer prohibieron la entrada a verlo. Estuve tratando de contactarte.

No, no lo sabía. Ni bien salí de su habitación lo único que quería hacer era alejarme de ese lugar lo más pronto posible, quería huir, corrí hacia el departamento y recogí todas mis cosas, mientras menos tiempo pasaba allí era mejor, no iba a doler tanto, era lo que me repetía. Que ilusa fui. En cuanto puse un pie en su apartamento, todo se me vino abajo, lloré tanto, como una niña que acaba sintiéndose sola y triste.

Desde ese momento había tratado de ignorar cualquier llamada... no quería saber nada del mundo, de mi familia, de la escuela y mucho menos de Peter, sin embargo, esto...

De pronto, recuerdo lo sucedido antes de saber de la hospitalización de Pet. Estaba en el departamento cuando llegaron agentes especiales a registrar todo... ellos dijeron que Peter estaba siendo investigado por un... asesinato.

Estuve tan ensimismada en todos los problemas, que había olvidado por completo ese suceso.

— No... no comprendo. — ladeo el rostro sin comprender que está pasando, y paso mis manos por mi cabello. — ¿Por qué lo arrestarían? Fue él quien sufrió el accidente. Él es inocente en todo esto. — me siento sobre la cama.

— Karla Prisman está muerta. Por alguna tonta razón creen que Peter hizo...

— Él no lo hizo. — aseguro. Ni siquiera debo dudarlo, sé muy bien que Peter es inocente... Karla y él eran buenos amigos, Peter no es un asesino. — ¿Estás en casa?

— Si, todo aquí es un desastre. Mi madre está muy mortificada, papá y el tío Daniel están hablando en su despacho y ha llegado el tío Ryan y otros hombres importantes.

— Vale... no creo que sea buena idea que vaya ahora.




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