CAPÍTULO 53: LUCILLE
(***)
Mis pies comienzan a doler, es un mal día, el peor de todos a decir verdad y definitivamente el clima no está a mi favor, de pronto ah empezado a garuar.
Mi batería está en dos por ciento. No tengo señal, puesto al parecer en la jodida carretera no lo hay, no tengo auto, acabo de terminar con mi novio, llevo tacones y estoy empapada.
¿Qué podría ser peor?
No, no volveré a repetir aquella frase fatalista porque cada vez que lo digo siempre es peor. Y es que a estas alturas estoy demasiado cansada como para seguir enojada conmigo misma y con todo. Las cosas no debieron salir así, no debí pelear con Damien, como tampoco él debió comportarse como un idiota, porque lo fue. Y eso solo me rompe el corazón.
Le envié un mensaje a Nate para que viniera por mí, pero ni siquiera sé si le habrá llegado. Son casi las seis de la tarde y empieza a oscurecer. Me pregunto si por aquí pasará algún bus o taxi que pueda llevarme a casa. Quizá sería más fácil si tuviera poderes, podría transportarme a mi velocidad y correr a donde quisiera, no obstante, no imagino mi vida sin mí humanidad sería... extraño.
— ¡Hey! — gritan, levanto los brazos del susto cuando veo un auto acercándose, rápidamente me hago a un lado porque pasa a demasiada velocidad. Resoplo, muerta del cansancio, llevo más de veinte minutos caminando, comienzo a sentir frío y quizá un poco de hambre. Reviso mi teléfono y noto que se le ha acabado la batería, quizá sería un buen momento para llevar las baterías portátiles que tanto me repetía Peter.
Unos minutos después diviso a lo lejos una parada de buses, creo que podría llegar si me apresuro, pero me detengo cuando un fuerte ventarrón me golpea la cara. La carretera se vuelve tenebrosa junto con los árboles que le rodean y mi único punto de llegada es esa parada.
Observo a mi alrededor minuciosamente, y es que hay una extraña sensación que me palpita en el pecho... como si algo no estuviera bien.
Sacudo mi cabeza y apresuro el paso, con los brazos cruzados me doy calor a mí misma, entonces oigo sonidos provenientes de los árboles, parecen ramas golpeándose entre sí, que aparecen y desaparecen causándome escalofríos.
No sé cómo describirlo, pero es una sensación extraña como si alguien... estuviera acechandome, quizá siguiéndome. Mi corazón aumenta la velocidad de sus latidos, mi piel se eriza y un escalofrío se apodera de mi cuerpo... trato de mirar alrededor pero no noto a nadie, quizá es solo mi mente jugándome una mala pasada.
Entonces escucho unas pisadas que me hacen sobresaltar, el corazón me da un vuelco y sin decir nada empiezo a correr, mi respiración irregular, el viento golpeándome la cara haciendo que el cabello obstruya mi vista, la desesperación se apodera de mi cuerpo porque siento que estoy en peligro, no logro entender de qué o quién está detrás de mí, pero así puedo sentirlo y es que mis instintos de supervivencia no sé si sean los mejores pero mamá siempre me enseñó a estar alerta.
Llego hasta la parada del bus, e intento colocarme detrás de una de las paredes de vidrio, mi cuerpo entero tiembla, pero no veo nada a mi alrededor, muy a lo lejos noto una luz parpadeante, creo que se trata de un auto, pero a este punto estoy demasiado asustada.
El sonido de aves en el cielo, solo me vuelve más ansiosa, mi teléfono apagado, sin señal, mis mejillas encendidas y mojadas por las minúsculas gotas de lluvia que me han empapado mientras corría, noto que el auto se acerca y con forme lo hace desacelera, mil imágenes de películas de terror y secuestro pasan por mi mente. Será acaso que ese es mi destino, morir a mitad de la nada.
Sacudo mi cabeza y sujeto con fuerza mi bolso tratando de aferrarme a lo que sea, creo tener un gas pimienta, pero mierda ¿acaso eso me serviría? Si quien está detrás de mí es una criatura sobrenatural.
De pronto a mi mente viene la imagen de aquellas motos persiguiéndonos a Damien y a mí, el terror que sentí en esos momentos... Es un ataque, dijo él.
— Lucille. — Parpadeo varias veces viendo a la persona que baja la ventana del auto. El alma me regresa al cuerpo. — Ven sube.
Corro rápidamente y me subo al auto de Mary.
— Estaba buscándote. No nos dijiste dónde estarías.
— Yo le escribí a Nate, pero...
— Lo siento, él no vio tu mensaje, tuvo una emergencia en casa, pero dejó su teléfono y entonces vi lo que le habías escrito. ¿Te encuentras bien?
— Si... yo... — Estaba muy asustada, quiero decirle, pero entonces mis ojos se empañan de lágrimas y debo cubrirme la cara. — Lo siento.
— Hey, tranquila Lucille. ¿sucedió algo con Damien?
— Hemos terminado. — suelto he intento calmarme, respiro profundamente tratando de no verme más patética. — Lo siento, es que han pasado muchas cosas. Antes de que llegaras estaba aterrada pensé que alguien me estaba siguiente.
Mary entrecierra los ojos y luego mira por el espejo retrovisor. — ¿Viste algo?
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Editado: 04.07.2024