CAPÍTULO 54: MARY ANNE
(***)
Sigo la curva de la carretera mientras un silencio ahogador inunda el interior de mi auto. Solo mis sollozos y mi llanto me hacen mantenerme en mis 5 sentidos y darme cuenta que estoy todavía viva.
No puedo evitarlo, no puedo dejar de llorar de solo recordar las duras palabras de mi padre, como tampoco puedo evitar sentir la adrenalina acaparando todo mi cuerpo al saber que he huido a mitad de la noche, burlando la seguridad de papá, sin despedirme de absolutamente nadie. Y es que era eso, o papá me enviaría lejos y estaba dispuesta a hacer lo que fuera porque eso no sucediera.
Lo más terrible en toda esta ecuación, que en realidad ya es un desastre, es el hecho de que Nate no sepa nada, y no debería saberlo, más no tardará en entenderlo, mañana no podré ir a clases, notará mi ausencia y lo más probable es que mi padre envíe a todo un escuadrón a buscarme. La única manera que veo a todo esto es recurrir a la última persona en la que podría pensar... que probablemente no le agrade mucho verme.
Después de varios minutos por fin llego al estacionamiento del centro comercial que queda cerca al campus, salgo del auto junto con una de mis maletas con ropa y me coloco mi capucha, a velocidad vampírica me apresuro a correr en dirección al campus universitario.
Aún no amanece por lo que puedo aprovechar que todo el mundo está aún dormido, me dirijo de inmediato hacia una de las casas de los clanes y persigo el aroma de una pelirroja egocéntrica. Cuando por fin llego a la habitación doy unos toquecitos.
Tarda menos de 5 segundos en abrirme, sus ojos somnolientos parpadean varias veces intentando comprender lo que ver, está confundida e incluso podría parecer un fantasma aterrador por lo terrible que luzco.
— ¿Ma...Mary Anne?
— Hola Enna, ¿me dejas pasar? — No dejo ni que responda y me adentro a su habitación, ella cierra la puerta detrás de mí.
— ¿Qué se supone que estás haciendo aquí? — sacude su cabeza confundida y mira la hora en su muñeca. — Van a ser las 3 de la mañana.
— Lo sé, y lamento haber venido hasta aquí y despertarte, pero... no sabía a donde ir.
— ¿Cómo que no sabías? Creo que a tu casa hubiese sido una buena opción. — responde con sarcasmo y revoleo los ojos suspirando.
— Pues es difícil cuando en realidad estoy huyendo de casa.
— ¡¿Que tú qué?! — exclama estupefacta.
— Papá me quiere enviar de vuelta a Iram, y no estoy dispuesta a hacerlo así que decidí huir.
— Pero... no comprendo, ¿por qué quiere enviarte de regreso? ¿Acaso se trata de Nate? Pensé que todo iba bien entre ustedes.
— Son muchas preguntas Enna. — musito sentándome sobre la cama.
— Solo quiero entender Mary, ¿por qué viniste aquí? Pudiste ir con Nate. — dice como si fuera obvio, y realmente pienso si fue buena idea acudir a ella.
— Papá sabría que el primer lugar a donde iría sería con él, o a casa de tus padres, solo necesito un lugar donde pasar la noche y mañana me iré, no te preocupes.
— No se trata de eso Mary. — Se acerca a mí y coloca hacia atrás su revoloteado cabello. — Es que me dejas demasiado aturdida y sorprendida, y quiero comprender que está pasando. — Ella pone sus manos sobre mis muslos y es extraño, por un momento siento que estoy hablando con la Enna de antes, con mi mejor amiga.
— Lo que está pasando es muy complejo de explicar Enna, pero quizá pronto lo llegues a entender, lo único... lo único que te pido es que por favor me guardes este secreto, que no le digas a nadie, a absolutamente nadie que vine aquí a pasar la noche o que mucho menos me viste. — tomo sus manos y las aprieto. — Por favor Enna, prométeme que me guardarás este secreto, hazlo por la amistad que alguna vez tuvimos, me lo debes. — hago hincapié en la última frase, y ella junta sus labios como si un recuerdo hubiese llegado a su mente.
Noto que sus ojos se cristalizan y de inmediato, ella los cierra, suspira y asiente con la cabeza. — No te preocupes, no diré nada, pero quiero saber a dónde iras.
— Se trata de un asunto importante que debo resolver, papá no puede enterarse de esto, ni siquiera Nate.
— Vale, entonces déjame ir contigo.
— ¿Qué? — la suelto.
— Sí, a donde sea que vayas, déjame acompañarte. Quiero saber que estás bien y que no corres peligro.
— Adrienna no, no pienso arriesgarte.
— Entonces si es peligroso. — Ella se pone de pie y niega. — No me gusta esto Mary, eres muy buena para estar metida en cosas turbias... y no quisiera que nada malo te suceda como a... — Se queda callada y entiendo que se refiere a lo sucedido con Peter, puedo percibir la tristeza que emana en esta habitación y comprendo lo mal que lo ha pasado.
— Enna, por favor confía en mí, estaré bien. Te daré un número para que podamos comunicarnos, te escribiré cuando haya terminado, o en todo caso llámame por la noche y te contestaré para que sepas que todo está ok.
— ¿Y qué pasa si no respondes?
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Editado: 04.07.2024