Tengo Ganas de Amar

Capítulo 61: Adrienna

CAPÍTULO 61: ENNA

 (***)

Suelto una bocanada de aire y caigo sobre la cama. Observo el frío y aburrido techo de la habitación y me pregunto ¿Qué rayos hago aquí? No mejor dicho ¿qué carajos estoy haciendo con mi vida?

Simple respuesta... nada.

Huir de casa parece sencillo, a decir verdad, pero una vez fuera siento un enorme vacío que no logro llenarlo con nada. Odio la idea de estar sola... lo irónico es, que siempre he buscado estarlo.

Tocan a mi puerta y con pereza me levanto para abrir. Es una de las chicas nuevas, la verdad es que aquí en el clan ha habido varios cambios, he intentado pasar desapercibida, solo permanezco metida en mi habitación, luego a clases y luego regreso a mi habitación a encerrarme otra vez.

— ¿Sí?

— Ho... hola Adrienna. Hoy tenemos una reunión del clan, y… una pequeña celebración de los nuevos ingresos. — sonrío porque me causa gracias puedo notar que le causo cierto temor a ella.

— bien, diles que no me interesa. — intento cerrar la puerta, pero ella se opone.

— Lo... lo siento. — se mordisquea el labio inferior y de alguna manera me recuerda a cierta persona... Lucille. — Pero dijeron que es obligatorio, parte de las reglas de la hermandad.

Revoleo los ojos y suspiro.

— Vale, iré. — respondo a regañadientes y minutos después bajo al primer piso.

Todas las chicas están reunidas y cuchicheando entre sí, sé que soy el bicho raro en esta casa, de hecho, trato de ser lo más discreta posible para no cruzarme con ellas y si me las topo solo decir lo necesario no más.

Algunas intentan disimular, otras por supuesto que no pueden hacerlo, podría sentir sus miradas quisquillosas a kilómetros de distancia.

— Adrienna. — se acerca a mi Luisa, la nueva líder de la hermandad. No es tan cercana a mi como lo fue Mirna, pero al menos me dejó permanecer y no he tenido ningún problema con ella. — Me alegro que hayas bajado.

Sonrío ya que fue casi por obligación más no digo nada y solo asiento.

— A todas debo decirles que es grato verlas, sé que no hemos tenido muchos días de integración en estos últimos meses, y sé que en parte es porque ha habido bastantes cambios en la hermandad. Pero créanme que buscamos lo mejor para todas....

Luisa continúa su discurso hablando de lo mucho que le importa el clan y blablablá tonterías, a decir verdad.

— Es un gran agrado para mi presentarles a las nuevas integrantes de la hermandad, espero que puedan recibirlas gratamente y darles una gran bienvenida...

Me pierdo casi más de la mitad de su discurso, mi mente divaga mucho, y en realidad cualquier cosa me parece más interesante.

Todas se dispersan para saludar a las nuevas, creo que una se llama Rory y la otra Lita, la verdad ni siquiera oí bien sus nombres por lo que aprovecho el tumulto para escapar.

Cuando estoy a punto de dar un paso al escalón, logro oír es una vocecilla que retumba en mis tímpanos.

— Adrienna... eres Adrienna ¿verdad? — Me volteo con la mejor sonrisa que puedo fingir cuando pronuncia mi nombre, y me apoyo del barandal.

— Si, y tú eres...— entrecierro los ojos dándole un rápido barrido.

Su porte erguido, el cabello perfectamente peinado, los tacones altos y en punta que tranquilamente perforarían a cualquiera además de llevar una ropa sosa de niña rica y por supuesto de algún diseñador carísimo... de sólo verla ya me causa un hormigueo de incomodidad.

— Valery, aunque puedes llamarme Val. — Su enorme sonrisa me da una mala espina, definidamente su nombre ya está en mi lista de personas no gratas. — Creo que no habíamos tenido el agrado de presentarnos. Llegué aquí hace unos meses y apenas y hemos cruzado palabra.

— Pues la verdad ni siquiera sabía que vivías aquí.

Finjo olvidarme de su existencia, aunque creo haberla visto un par de veces, pero nunca nos hemos topado muy directamente.

— Bueno espero que ahora ya lo sepas. — vuelve a sonreír con suficiencia.

— Dale, que lo pases bien. Adiós. — me doy media vuelta para subir, pero otra vez su voz aguda jode mi camino.

— ¿Por qué no compartes más con nosotras? Siempre te veo alejada de todo el mundo como si nosotras te pareciéramos poca cosa.

Aprieto la mano en el barandal e intento tomar una bocanada de aire y morderme la lengua para no responderle como quisiera.

— La verdad es que no me gustan estas reuniones sociales, prefiero evitarlas, y claramente no las considero de tal forma.

Simplemente soy mejor que ellas.

Digo en mi mente, más no lo repito.

— Pues sé que vienes de una familia original, eso te da cierto estatus aquí, también oí que casi fuiste la líder de este clan y bueno... que eras algo "problemática"

Vaya sí que sabe mucho.

— No entiendo a qué viene todo eso. — ella enarca una ceja y da un paso al frente invadiendo mi espacio personal, pero yo no retrocedo ni un milímetro.

— Nada, solo espero que no te sientas mejor que nadie. Muchas de aquí también tenemos descendencia original. De hecho, yo vengo de la gran familia Mickelson, mi tatarabuela fue mordida por Abraham y prácticamente somos familia.

Realmente quiero reír por la sarta de estupideces que dice esta chica, pero solo atino a asentir sarcásticamente.

— uy, discúlpame realmente no lo sabía. entonces debería llamarte Valery Mickelson ¿verdad? — La chica capta mi indirecta y no le hace gracia.

— Pues sí, no estaría mal, oí que adoptaron una bastarda y le pusieron su apellido junto con Hunter. ¿Por qué? yo no llamarme como tal si vengo de un linaje puro.

Casi quiero saltar sobre ella cuando la escucho decir aquello, pero entonces la misma muchachita que fue a sacarme de la habitación llega hasta mí y me jala del brazo.




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