Tenías que ser Malfoy

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La gran noticia

 

 

 

Narcissa Malfoy (née Black) miró el escaparate, un conjunto para bebés y sonrió. Su sueño era ser una buena madre, pero lamentablemente su matrimonio no era de amor, ella es una amiga y confidente de su esposo nada más. Y a pesar de lo mucho que lo quería, su amor verdadero se caso hace poco con una mujer que lo hacía muy feliz, o eso era lo que se miraba, no lo culpaba por olvidar la promesa que un día de niños se hicieron. Eso era algo infantil además que nada podía cambiar su estado civil.

-¿Desea algo señora?.-Narcissa miró a la joven que llegó para atenderla.

-No gracias.

Ella decidió que era hora de volver a su casa, casa que compartía con su suegro y esposo. Caminó despacio hasta una estación de carruajes, no quería llegar tan pronto. No era culpa de Lucius que ella se sintiera sola, comprendía que Lucius trabajara y manejara la empresa y negocios muggles de los Malfoy. Pero quería más, quería llamar algo 'suyo' quería ser importante para alguien, quería ser el centro de atención de una persona y ahí pensó en lo que la llenaría. Tal ves era un sentimiento egoísta, pero porque no intentarlo, tarde o temprano molestarían con eso y ella no quería ser una pieza de nadie ya había sido una para su padre que la caso y solo Merlín sabe cuan agradecida estaba que su esposo sea un amigo desde hace mucho.

-Señora, bienvenida sea, señora.-
Narcissa caminó sin ver al elfo y subió a su habitación, esperaría que llegara Lucius y le plantaría su idea, quería hablar ya, pero en sus dos años de matrimonio lo había interrumpido.

-Pinky siente molestar a la ama, pero le llegó una invitación, ama.

Tomó la nota y con un movimiento vago despidió a la elfina. Leyó con cuidado y sonrió, la familia Nott los invitaba a la pequeña reunión, donde lady Nott anunciara su estado.
Narcissa rió bajo y flojo, no quería ver la felicidad en la persona que su corazón no dejaba atrás, pero Frederick Nott es un socio de su esposo por lo tanto era obligatorio ir. Estaba hecho... hablaría con Lucius de su idea era hora de ser feliz o tratar de serlos ellos, para ellos y solo ellos.

 

oOo

 

Lucius terminó de releer sus cartas, cartas que tenía desde sus años de Hogwarts, dónde podía ser feliz y expresar sus sentimientos sin sentirse mal. Donde su compañero en ese tiempo solo lo miraba a él y él con todo lo contrario a las normas Malfoy sentía lo mismo. Pero era hora de salir de la oficina y volver a su realidad.

Llegó a su casa y miró a su esposa en la sala para el té y supo que lo estaba esperando para hablar algo importante con él, pero estaba cansado y no quería entrar a discutir con ella, Narcissa de carácter dulce y alegre no le agradecería que descargara todo el estrés con ella.

-Lucius, podemos hablar.

Él suspiró, noto un sobre en la mesa pequeña de café y se sobo la sien, el sello roto era de la casa Nott no quería ser un hombro para Cissi pero él le había prometido cuidarla y consolarla hoy y siempre, además ella siempre estaba para él cuando tenía ganas de hablar con ella de su amor truncado y nunca le negaba nada, más de una ocasión hizo una cena para poder invitar a cierta persona, no era nada malo ya que al ser ella Black tenía todo el derecho de invitarlo.

-Claro Cissi. ¿Dime, es muy importante o es acerca de eso?-señaló la nota.

-No, pero desde hace días tengo algo en la cabeza y hoy que salí me di cuenta de que tan importante es.-Lucius miró la sinceridad en los ojos azules de su amiga y sonrió.

-Entonces dime, querida.

Narcissa le comentó su salida a la Londres muggle y luego las tiendas que vio por el Callejón Diagon, tomo casi dos horas explicando sus sentimientos, su soledad y también el anhelo de ser llenada de una forma especial. Lucius también entendió y acepto lo que su esposa le decía. Dos años de matrimonio y no había pensado en eso, se reprochó.

-Además si lo piensas no solo sería egoísmo de nuestra parte, también para la familia es lo mejor. Y yo deseo hacerlo sin la presión de tu padre o los míos en esta decisión ¿no lo crees, Lucius?

-Eres la mujer más inteligente que conozco, Cissi. Y sí, no quiero a mi padre o suegros en esta decisión porque es solo tuya y mía.-Lucius tomó la mano de Narcissa y la beso, con galantería y un brillo en sus ojos. Él la respetaba, en dos años aprendió a trasformar el amor de amigos en algo más, un cariño sincero de pareja pero nunca amor, nunca la intimidad de una pareja enamorada, nunca una unión de almas, eso solo lo compartiría con... él.

-Me adulas, cariño. -Narcissa sobo la mejilla de su esposo y rió suave, como campanillas y miró la brillante mirada de Lucius, esos pozos grises brillaban, relampaguean de la alegría a tomar esa decisión.

Serían felices aunque los demás solo creyeran que era lo que tenían que hacer.



 

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Continuara...




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