Tenías que ser Malfoy

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Mansión Potter, otoño 1973

El fin de año fue algo totalmente diferente, no imagine que tu padre daría una comida para celebrar el fin de año. Mis amigos quedaron muy sorprendidos, lady Potter y su esposo tampoco lo podían creer. Sirius y su madre que para el gran alivio de Regulus ya se llevan mejor, también obtuvieron invitación ¿es cosa tuya, Lucius? Si es así, gracias.
Te veré allá.

Con amor R. J. Lupin.

 

 

La vida sigue

 

 

Si le hubieran dicho que tras la muerte de su esposa él estaría perdido los hubiera cruciado , si le hubieran dicho que su hijo mayor sería un ser dulce y bondadoso con su hermano pequeño y no habría envidia entre ellos, se hubiera reído y les hubiera dicho:
Los Malfoy somos competitivos aún con la propia familia y además solo tenemos un hijo.
También si le hubieran dicho que su padre cambiara para ser un abuelo noble y cariño él se simplemente los llevaría a San Mungo y con una orden de locura casi lista para un sanatorio, uno muggle, para no verlos nunca. Pero sí, todo eso paso, y ahora a cuatro años después del sepelio de Narcissa Malfoy, Lucius era un padre y madre para sus hijos, tenía el apoyo de su padre y el de su hijo mayor para con Draco cuyo recuerdo materno solo eran las platicas con el cuadro que la misma Narcisa se empeño en hacer para sus bebés.
—Padre...—miró que su hijo mayor entrar a su despacho. Sus cabellos rubios como Narcissa hacía que verlo doliera menos la partida de ella, la calidez de su mirada también, porque a pesar de tener ojos grises como los Malfoy, era la ternura lo que emitía y era de ella, Narcissa.
—¿Qué pasa?
—Es Draco, no quiere salir de la sala aunque madre se lo haya dicho.
—Oh
Draco tenía dos horas para hablar con el cuadro de Narcissa, incluso hacían sesiones los tres para estar con ella. Aunque la misma les decía que tenían que seguir, ella siempre estaría con ellos.
También lo animaba a él. Ya sea para hacer algo estúpido o solo se burlaba de él por ser un hombre amargado, que estaba volviéndose según ella por falta de humor en la casa, por falta de amor y cariño. Por falta de él.
Entró a la sala y solo vio a su hijo estar en un sillón cerca de la chimenea sin ver su madre. Nada de nada. Estaba ahí viendo las llamas amarillas, azules y hasta verde cuando el niño atizaba la leña.
—Draco, Draco es hora de dormir.—Lucius se fijo en el cuadro y solo lo encontró con un Narcissa con el ceño fruncido y los labios arrugados, instalándolo a llevarse al niño a su baño para poder dormir—. Vamos a darte un baño junto a
Dobby para que duermas.— el puff del elfo se oyó y el niño suspiró. Con menos de un metro de estatura tomó la mano de su padre y se fue al dichoso baño.
Sin ver atrás.
El murmullo de Gracias y un Adiós de Lucius a su esposa fue lo último que escuchó Draco.

oOo

—Lucius, ve con él. No esas necio.
—No.
—Eres un ser irracional. Hablare con Severus cuando venga.
Lucius rodó los ojos, que mujer, ni aún después de muerta lo deja en paz con ese tema. No haría nada, sus hijos estaban pequeños aún, noble parecía nada noble.
—¿Harás lo que te digo, querido?—Narcissa aun en el cuatro sonrió a su manera tan Slytherin.
—Lo pensaré.
 

 

 

 

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Wiltshire invierno 1975.

Querido Remus.

Espero que seas feliz, se que me verás como un ser despreciable y lo soy. Dentro de poco todo Londres Mágico sabrá de mi compromiso con Narcissa Black, tú sabes que no somos más que amigos. Lamentablemente mi madre a enfermado y mi padre no quiere que nada la altere, sabrás que de manipulaciones él es el rey; mi madre no quiere que sufra, pero no puedo decir que no a algo que no esta en mis manos.

Te pido perdón, aunque se que no lo merezco, y que solo a través de estas cartas salga mi yo verdadero. No quiero que odies a Cissy, ella es tan inocente como tú. El culpable soy yo, nada más que yo y si puedo y me permites también compartiré mi culpa con mi padre; Abraxas Malfoy. Él es un hombre con viejas costumbres.

Con todo el afecto de mi corazón y alma...

Tuyo L. M.

 

~oOo~

 

Londres Muggle... 1975

Sr. Malfoy.

[…] No tengo nada que decir.
¿No merezco sufrir y llorar solo?

Déjame, por favor.

Atte. Sr. Lupin.




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