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Enero de 1974.

Estimado Sr. Malfoy, sí ser un Malfoy era cuestión de orgullo y respeto, espero que no me alejes de mis visiones y de mis preferencias, sabes que nunca tendría algunos de tus ideales pero sin importar nada yo te amo. Este año no fue el mejor para mi. James y Lili han decidido darse un tiempo, lady Potter quiere que James conozca a una sobrina segunda de ella, creo que la conoces más que nosotros, Bellatrix.
Sabes que no soy partidario de uniones sin amor por eso estoy feliz de lo nuestro, ya que a pesar de tu apellido y opiniones, siempre has defendido lo nuestro.

Siempre tuyo, R. Lupin.

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Hasta pronto hermano

Los once años de Abraxas llegaron y la carta de los colegios también, Inglaterra y Bulgaria. Abraxas tomó la de Bulgaria no quería estar en Hogwarts, no quería que lo miraran de menos por no tener a su madre con él, no quería ser débil y sabía que allí lo sería, solo volvería si Draco llegara a quedarse en ese colegio.
Las despedidas nunca eran buenas para la familia, Lucius llevo a sus hijos hasta el puerto donde llevarían a Abraxas al colegio búlgaro.

Draco no lloro, ni sonrió. No hizo nada.

—Vendré en vacaciones, lo prometo Draco.—Abraxas quiso abrazar al pequeño pero éste no se dejo.

—Tú también me dejas. —los ojos duros de Draco no dejaron de ver a su hermano mayor—Vete, solo vete.

Lucius lloró internamente por el daño en su hijo más pequeño, también por los ojos tristes del mayor, tal vez Narcissa lo ayudara donde quiera que ella estuviera para con sus hijos.

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En algún lugar del presente año...

Sr. Malfoy.

Estoy consiente de los últimos acontecimientos, lamento tu perdida, sabes que a pesar de todo, fue mi amiga, siempre estuvo ahí cuando tú y yo lo necesitamos y a pesar de todo ayudo mucho a la relación de nuestros amigos, Regulus aún la recuerda y de seguro que Severus con mayor frecuencia. No te escribí antes por respeto, creo, he de admitir que soy muy malo en esto, ya no es como antes.
Espero que estés bien.

Atte: R. L.

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La carta de Abraxas desde Bulgaria tarde tres días en llegar, cuando Lucius capto la fecha en la parte superior derecha de la misma. También había leído otras que le motivaron a seguir adelante. Miró como su hijo dibujaba en la mesa auxiliar que colocó en su despacho para poder tener a Draco con él en sus horas de trabajo.

—Draco, quieres que te lea la carta de tu hermano.

—No.

—Quieres que lo vayamos a ver para Yule, así no nos quedamos aquí, nos vamos tú, el abuelo y yo, a la casa que tenemos allá.
Draco sospechó la pregunta, no era tan mala, dejo de colorear el dibujo del ave abraxas acostado en pasto con sus cría—. Esta bien.

—Bien, Draco. Le escribiré a tu hermano.

Draco lo miró con sus ojos grises fríos y vacíos, para volver a colorear el ave en su hoja.