Tentación

Capítulo: 1

Olivia
Termino de hablar por teléfono con Robert y me quedo acostada en mi cama, él es el único amigo que tengo, tampoco es que pueda tener muchos, todos saben de quién soy hija y con solo decir mi apellido me evitan, tanto me afectó eso que comencé a tener mis clases en casa, deseo ser doctora, pero mi padre dice que es una pérdida de tiempo, que él tiene suficiente dinero para mí, mis hijos y mis nietos y aunque sé que es verdad me gustaría trabajar, ganar mi propio dinero y si algún día mi padre me deja, cambiar mi apellido.

—Señorita —Magda, una empleada que conozco desde que nací entra —su padre la espera en el comedor.

—Gracias Magda, bajo enseguida —digo, pero cuando me levanto recibo un mensaje, es de Robert, una foto de él en un lugar precioso, sonrío, mi amigo fue a estudiar al extranjero, pero sospecho que lo que menos hace es eso.

Miro mi reflejo en el espejo, llevo puesto un sencillo vestido de tirantes que me llega hasta las rodillas, es blanco con rosas por todos lados, arreglo un poco mi cabello negro, pero al final decido dejarlo suelto, sonrío y me animo a salir, mi padre debe de estar desesperado y lo más gracioso es que nunca comienza a comer sin mi presencia, lo amo, él es todo lo que tengo, mi madre murió cuando solo era una niña y desde entonces mi padre se quedó más tiempo conmigo dándome todo, queriendo llenar el vacío de mi madre y hasta cierto punto lo logró.

Bajo despacio las escaleras, pero me detengo en el último escalón al escuchar esa voz, mi corazón al instante se desespera y las manos me comienzan a temblar, es él, el hombre de mis sueños, ese que sin siquiera mirarme me hace volar mis fantasías, las cuales no son nada puras, tengo claro que no debería sentirme así, es el amigo de mi padre, un hombre que me dobla la edad, el padre de mi mejor amigo y lo más importante, un hombre que solo me ve como una niña.

Desde pequeña lo quiero, es algo enfermo, mi excusa para verlo era su hijo, iba a su casa a jugar con Robert, pero en realidad me pasaba las horas observando de lejos a su padre, cuando crecí decía que iba a estudiar, pero ahí estaba yo, admirando a alguien prohibido, mi peor momento fue cuando cumplí los 18 y el decidió casarse con una mujer de su edad, fue una tortura ir a su boda, ver cómo le juraba amor eterno a otra, ese día llore, y todos pensaban que estaba emocionada, la verdad era que solo estaba muriendo por dentro.

—Buenas noches —saludo entrando al comedor, mi padre está de pie junto a Jackson, el cual voltea a verme y veo algo de asombro en sus ojos.

—Liv, ¿qué tal? —él y su bonita forma de llamarme, sus labios forman una leve sonrisa, solo basta eso para que moje mis bragas, respiro hondo cuando vuelve a estar serio, se pueden contar los instantes en que este hombre ha sonreído.

—Hija, invité a Jackson a cenar con nosotros —asiento, eso me sorprende, desde que Jackson se casó nos ha visitado bastante poco para mi desgracia.

—Me alegra escuchar eso —tomo asiento y ellos hacen lo mismo —señor Clarke —levanta la mirada y me mira —¿no sabe cuando vuelva Robert? —ni sé por qué pregunto eso, quizás solo quiero que hable conmigo.

—Aún tarda unos cuantos meses más —dice con su intensa mirada sobre mí.

—Perdón la demora —esa voz hace que él deje de mirarme, bufo, pensé que su esposa no había venido, la cual me cae mal por el solo hecho de tener algo que deseo.

—Aún no comenzamos Rachel —mi padre sonríe

—Olivia qué linda estás —me halaga ella con su sonrisa de comercial —ya eres toda una mujer.

—Gracias —murmuro sin verla, me jode que sea tan hermosa y que esté a su lado, desde ya sé que esto será una tortura.

Sirven la comida y yo me concentro en mi plato o eso intento, es difícil cuando Jackson está hablando con mi padre y su esposa está diciendo tonterías, finjo que la escucho, pero ojalá pudiera hacer que desapareciera.

—Hija te han hecho una pregunta —miro a mi padre, luego a Rachel.

—Perdón, estaba pensando en otras cosas.

—¿En un amor quizás? —sonríe y trato de sonreír también.

—No precisamente.

—Ya tienes edad Olivia, no tienes que sentir vergüenza y estamos en familia —comenta mirándome —¿qué te parece Robert? —sé por donde va su pregunta

—Es mi mejor amigo.

—Eso es bueno, ¿sabes que? creo que harían una linda pareja, ¿no crees amor? —mira a Jackson que tiene sus ojos fijos en mí, este asiente.

—Si —segundo sí que escucho de sus labios que destroza mi vida, por si no lo tenía claro ahí está su respuesta, me levanto casi de un salto de la silla.

—Ya he terminado.

—Pero hija no has comido casi —mi padre se preocupa, pero yo comienzo a caminar

—No tengo hambre

—Olivia —lo ignoro y corriendo subo las escaleras, las lágrimas están en mis ojos, quito mis zapatos lanzándolos a un lado y me lanzo en la cama poniendo una almohada en mi cabeza, quiero olvidarlo, necesito hacerlo, no puedo vivir así, pero ¿qué voy a hacer? Jackson es el hombre que toda mujer desearía, es alto, fuerte, guapo, su cabello rubio parece oro y sus ojos verdes parecen leer tu alma, eso sin contar su carácter, no es un niño y es lo que más me atrae de él, la cama se hunde a mi lado y me tenso, siento su olor y ya estoy abrumada, ¿qué hace aquí?

—Liv —me incorporo enseguida quedando demasiado cerca de él, mis ojos conectan con los suyos y estamos tan cerca que con tan solo unos centímetros que me mueva sé que podré rozar nuestros labios.

—¿Qué hace aquí?

—Lamento si Rachel te incomodó con sus comentarios, no tienes por qué sentir vergüenza

—Robert y yo solo somos amigos —digo en voz baja, mis ojos van a sus labios, Jackson se acerca un poco más y creo que moriré, es toda una tentación y sí, quiero caer en ella por lo que me acerco más a su boca cerrando mis ojos con fuerza, solo que el beso no llega, pero si sus palabras que acaban de destruirme.

—Lo sé, por eso eres como mi hija.




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